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J. F.
San Sebastián
Viernes, 21 de marzo 2025
Mikel Roteta (Oiartzun, 1970), aquel extremo pelirrojo que deleitó a la afición de la Real Sociedad en sus inicios y que grabó su nombre en la historia del Málaga CF con un gol para el recuerdo en la Intertoto, vive ahora una realidad muy diferente: la de técnico de emergencias sanitarias en las ambulancias del 112. A sus 54 años, este exfutbolista, que también pasó por las filas del Barça B, dedica su vida a «echar una mano a la gente que lo necesita», demostrando que su compromiso y entrega trascienden los terrenos de juego.
Para muchos malaguistas, el nombre de Mikel Roteta evoca el gol que les dio la Intertoto, el primer trofeo para un equipo andaluz. «Fue algo bonito, fue un éxito para el club. Tuve la suerte de marcar y levantar ese trofeo», recuerda con orgullo el donostiarra. Este hito le valió un cariño imborrable en la Costa del Sol, un sentimiento que le «llena de orgullo» tras su «salida tan temprana de la Real Sociedad».
Roteta debutó con la Real Sociedad con apenas 19 años, pero una «limpia» en el club, como lo define en una entrevista en Relevo, le obligó a buscar nuevos horizontes. Aquella fue la última temporada de John Aldridge, Atkinson y Richardson, «una inversión fuerte, el equipo hasta las últimas jornadas no se libró del descenso, entonces, el club optó por hacer un poco limpia y me tocó». De aquella etapa recuerda anécdotas como la vez en la que el veterano John Aldridge le preguntó, en tono jocoso, si tenía fotos de su novia desnuda. «Me quedé un poco así y le dije, todo avergonzado, que no. Y me preguntó otra vez...», rememora entre risas. Roteta recuerda con humor la diferencia entre la humildad de Aldridge, que «era muy campechano para todo el carrerón que tenía», y la «prepotencia» de otros fichajes extranjeros de la época.
«Ese año se hizo una apuesta muy fuerte con Atkinson y con Richardson, que no dieron el nivel que de ellos se esperaba, por diferentes circunstancias, los resultados no acompañaron al equipo y la bola se hizo más grande. Esa autoexigencia o esa exigencia que había desde el exterior se hizo un poquito más grande a causa de la inversión que se había hecho y de la idea y de objetivos que se había propuesto el equipo en esa temporada», recuerda Roteta. También rememora que fue «una gozada conocer» al delantero centro inglés «porque transmitía profesionalidad, no fue el mismo caso el de Atkinson, que era totalmente diferente a lo que hoy en día se pide a un jugador profesional».
Su camino le llevó al Barça B, donde compartió vestuario con figuras como Guardiola, Sergi Barjuán o Luis Carreras. Recuerda esa etapa como una «forma diferente de ver el fútbol», con entrenamientos más enfocados en el balón. Aunque no llegó a consolidarse en el primer equipo, guarda buenos recuerdos de su coincidencia con «el germen del Dream Team» de Johan Cruyff. Pese a la experiencia en Barcelona, fue en Málaga donde Roteta encontró su lugar, ascendiendo desde Segunda B y llegando a ser capitán. «Me dio eso, sentirme futbolista, sentirme realizado», confiesa.
Tras colgar las botas, Roteta sintió la necesidad de «devolver de alguna manera todo lo que la vida le había regalado». Se formó como Técnico en Emergencias Sanitarias y ahora trabaja en el 112 en Málaga. «Hace falta gente que esté echando una mano porque el mundo se nos va», reflexiona sobre su motivación. Su labor le enfrenta a situaciones límite, desde accidentes hasta fallecimientos repentinos, para las que ha tenido que desarrollar una «coraza».
A pesar de la dureza del trabajo, Roteta encuentra gratificante la respuesta de la gente a la que ayuda. Su vocación solidaria le llevó incluso a intentar colaborar en el terremoto de Haití en 2008 y a considerar ayudar en Lesbos. «Recuerdo que de pequeño lo que menos me gustaba era ver un hospital... pues fíjate la vida de dónde a dónde te lleva y ahora estoy continuamente subiendo al hospital», comenta.
Aunque sigue disfrutando del fútbol como espectador y jugando con los veteranos de la Real Sociedad, Mikel Roteta ha encontrado una nueva pasión en su labor sanitaria tras pasar varios años como entrenador de equipos guipuzcoanos como el Usurbil de Regional o el Touring de Errenteria.
Mikel Roteta debutó con el primer equipo con apenas 19 años, un momento que, a pesar de la ilusión, se vio truncado por una salida temprana. Recuerda ese momento como uno de los más difíciles de su carrera, tener que abandonar el club de su vida después de una inversión importante en jugadores extranjeros que no dieron los resultados esperados y una consecuente «limpia» en la plantilla. A pesar de ello, no guarda rencor y entiende las circunstancias que llevaron a su marcha.
El cariño que aún siente por la Real Sociedad es evidente cuando habla de lo ilusionante que sigue siendo ponerse la camiseta txuri-urdin para jugar con los veteranos. Para Roteta, vestir la camiseta de la Real Sociedad, incluso en la categoría de veteranos, es un acto significativo: «el cuerpo todavía aguanta un poco y mientras se pueda seguiremos dándole al balón». Sobre vestir aún la camiseta realista, asegura que «cuando vamos a cualquier pueblo de aquí de Gipuzkoa o fuera de aquí y salimos al campo, sé que la gente nos está viendo como lo que somos, los representantes de la Real Sociedad, con una historia detrás tremenda y hay que tratarlo como es, con mucho respeto y dándolo todo siempre y con seriedad».
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