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Toda foto tiene su historia y esta es digna de contar y recordar, ya que su protagonista posiblemente no se diera cuenta de que por un momento captó todos los focos de una cita deportiva. Fue una de las imágenes de la final de la Copa de la Reina que el pasado sábado disputaron en Zaragoza la Real y el Barcelona. Durante el descanso de un duelo que el Barcelona dominó, se produjo la instantánea de la que hablamos. La reina Letizia Ortiz cogía en brazos a un bebé con el nombre de Leire serigrafiado en la espalda junto a la sonrisa de su padre que vestía la elástica txuri-urdin. Un gesto dulce que quedará grabado en la retina de toda la familia, como expresa todavía sin salir de su asombro Mario García, orgulloso aita txuri-urdin de la pequeña Leire y residente en Guadalajara.
Este era el primer partido de la pequeña. «La niña justo cumplía tres meses ese sábado y a mi mujer Lucía y a mí, nos pareció la oportunidad perfecta para que ese fuese su primer partido de la Real. Además aprovechamos que tenemos unos primos en la ciudad y también fuimos con ellos al partido», cuenta Mario, todavía emocionado e incrédulo de la experiencia que vivió.
Todo ocurrió en el descanso del duelo. «La niña estaba inquieta y decidí ponerme de pie en el pasillo de detrás de nuestro asiento con ella y fue entonces cuando pasaron varias personas de seguridad y vi que después venía la reina Letizia». En un gesto espontáneo, Mario cogió la manita de la pequeña Leire y saludó a la monarca, sin imaginar que esta le regresaría el saludo, que se acercaría y que, incluso, la cogería en brazos.
«La reina se acercó a nosotros y me preguntó que cómo se llamaba la niña; también me dijo que era una muy bonita y que muchas gracias por haber venido. Yo no me lo podía creer», cuenta este seguidor de la Real Sociedad desde niño y uno de los 40 socios de la peña Txuri Urdin Alcarreña de Guadalajara. «Mi mujer, Lucía, estaba muy nerviosa y no se lo creía, su hija de repente estaba en los brazos de la Reina, imagínate», explica a DV. A pesar de su nerviosismo, Lucía pudo tomar varias fotos con el móvil e inmortalizar el precioso momento. «Mi familia tampoco se lo podía creer, mi madre estaba alucinando cuando vio los artículos en las webs y todo el revuelo que había tenido. Fue una pasada».
La pasión por la Real, en el caso de Mario, se ha ido transmitiendo de generación en generación. «El primero en seguir al equipo fue mi padre», explica. Al no haber ningún equipo referente en Guadalajara, decidió hacerse aficionado de la Real Sociedad desde principios de los 80, cuando estos ganaron las dos ligas. «Yo justo nací en 1984 y no pude verlo, aunque sí que me emocioné con la Copa del Rey de 2020 y hasta tenía entradas y todo reservado por si la Real se clasificaba para la final de la Copa en Sevilla, pero no pudo ser», lamenta.
Mario cuenta que entre su circulo de amigos «siempre he sido el raro, porque muchos de mis amigos son del Real Madrid o del Barcelona y no entienden que yo sea de la Real». Suele acudir a los partidos cuando la Real juega en Madrid o en lugares cercanos a Castilla-La Mancha, colecciona camisetas y es socio simpatizante del club. Desde que nació su hija, también quiso hacerla socia del equipo y reconoce que espera visitar el Reale Arena en un futuro junto a la pequeña Leire. Esa será la siguiente foto especial que guarde con su bebé.
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