Del mismo modo que Real y Athletic han preparado a conciencia esta final, el árbitro también ha estudiado y analizado técnica y tácticamente cada equipo y a sus jugadores, lo que le permitirá anticiparse y adaptarse a lo que pase en el terreno de juego. Esta final enfrenta a dos conjuntos con estilos de juego muy diferentes. Por un lado, un equipo técnico y creador como la Real, al que le gusta la posesión y la salida rápida del balón. Por otro, el Athletic, con su alto grado de presión, de disputar el balón y de juego vertical y aéreo. El árbitro tendrá que estar muy pendiente de que el fútbol de la Real no sea destruido por la intensidad de contacto y las faltas tácticas del Athletic. A pesar de no haber público en las gradas y de estar respaldado por el VAR, el colegiado, de gran nivel y preparación, hará su partido y tomará las medidas necesarias para que el encuentro transcurra por los cauces deportivos y sea un choque bonito entre dos equipos de máxima rivalidad. Confío en que la Copa venga a Gipuzkoa. ¡Ánimo, Real!

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