La presión no es más que la sombra de una gran oportunidad y ese es el espíritu con el que la Real Sociedad debe afrontar la final de Copa ante el Athletic. Este partido representa la confirmación del crecimiento deportivo y económico que la ... entidad blanquiazul ha experimentado durante la última década bajo el mandato del consejo de administración presidido por Jokin Aperribay. Pero es también un incentivo para perseverar en esta ambiciosa tarea con la voluntad de afianzar en el futuro un club económicamente solvente y capaz de alcanzar metas deportivas ilusionantes.
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Las finales están para prepararlas previamente a conciencia y disputarlas de principio a fin con determinación y sin complejos. No influyen ni las estadísticas históricas, ni resultados anteriores. Importa manejar eficazmente la presión para transformarla en una energía motivadora, que neutralice cualquier riesgo de ansiedad, inseguridad o nerviosismo. La Real Sociedad debe afrontar la final con personalidad y convencida de sus posibilidades.
El que fuera legendario campeón mundial de boxeo, Muhammad Ali, confesaba que su secreto sobre el ring consistía en «flotar como una mariposa y picar como una abeja». La Real tiene juego para flotar sobre el césped de La Cartuja como una mariposa y cuenta también con futbolistas muy capaces de picar como una abeja en la portería contraria. Para estar cerca de ganar necesitará complementar estas potencialidades con un trabajo defensivo ordenado, solidario e intenso. La Real debe rentabilizar al máximo la potencialidad de su juego igualando al Athletic en agresividad e intensidad en los duelos individuales. El equipo bilbaíno opondrá una presión alta, un juego directo en busca de Iñaki Williams y de espacios en las bandas para culminar con centros laterales al área. Tampoco faltarán los constantes empeños de Berenguer, Raúl García y Muniain para buscar y forzar faltas en zonas laterales con el fin de sacar el máximo provecho de su juego a balón parado.
El sábado aguarda a la Real una ilusionante y retadora final. La persistencia de la pandemia impedirá a la afición blanquiazul disfrutar de ese día como hubiera deseado, pero no restará nada de su aliento y empuje a un equipo, que tiene que salir al césped mentalizado para disfrutar, pero preparado también para sufrir.
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La Real tiene en su palmarés dos títulos de Liga, otro de Copa y una Supercopa. Ninguno se consiguió sin sufrirlo y disfrutarlo al mismo tiempo. Yo he tenido el privilegio de ser testigo directo de todos ellos. Como aficionado, y también como periodista sobre el mismo terreno de juego de La Romareda en una retransmisión radiofónica en directo. Viví en primera persona a escasos dos metros de Toshack, el capitán Arconada y el resto de jugadores realistas la enorme ilusión y tensión que compartieron en los instantes previos a la tanda del lanzamiento de penaltis. Esta imagen se me quedó grabada para siempre y me hizo comprender que cuanto más grande es el reto, mayor es la recompensa. El sábado, 34 años después de aquella noche de calor sofocante, la recompensa de incalculable valor que aguarda a una generación de jugadores y a una afición blanquiazul, con miles de realzales que no han conocido aún una Real campeona, es vivir el resto de la vida como campeones. Será una primera oportunidad de otras más que el futuro nos regalará más pronto que tarde.
Goazen Erreala!!!
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