Los hijos de los campeones del 87 representan a todas esas generaciones huérfanas de títulos
Una Copa por ellos ·
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mikel encinas
Viernes, 2 de abril 2021, 07:30
El que se presentó aquella tarde de bochorno de junio de 1987 en La Romareda era un equipo que mezclaba a los campeones de Liga con jóvenes como Begiristain, Dadíe o Rekarte. Algunos de ellos ya eran padres cuando se alzaron campeones de Copa. Otros ... no lo serían hasta la década de los noventa. Pero entre los hijos de los campeones apenas los hay que tengan un recuerdo nítido de lo que sucedió aquella tarde en Zaragoza. Ellos representan fielmente a todas esas conocidas como las generaciones perdidas. Todos esos realistas menores de 40 que están huérfanos de títulos y para los que la final de Sevilla representa su gran hito como aficionados de la Real. Lloraron en Vigo, en Mestalla, en Mendizorroza y gozaron con el ascenso o en la Champions, pero les falta una muesca en su revólver: un título. Los hijos de aquellos campeones nos cuentan de qué se acuerdan de aquel 1987 o cómo les han contado que fue.
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Luis Arconada, hijo de Luis
Luis Arconada vio a su padre levantar la Copa. Es de los pocos que tenía conocimiento de causa en 1987. Tenía ocho años y «ya era consciente de que mi padre era el portero de la Real». Su ama fue a ver la final a La Romareda, con lo que se quedó «con mi tía Charo y con mi hermana Nerea en casa». Recuerda con cierta nitidez cómo siguió el encuentro. «Estábamos sentados en la mesa de madera de la cocina y me acuerdo bien de la tanda de penaltis y del estallido final». Fue tal la euforia que se desató en casa de los Arconada que su tía «abrió una botella de champagne y recuerdo que me dio a probar un sorbo». También tiene grabados pasajes de la celebración. «Estábamos en la Plaza Gipuzkoa junto a los hijos de otros futbolistas». El ambiente en aquel equipo era fantástico y no era raro que las familias de algunos de los legendarios campeones de la Real veranearan juntas. Luis Arconada hijo es hoy en día director de comunicación de la Real Sociedad y estará en Sevilla trabajando el próximo sábado.
Naroa y June Dadíe, hijas de Luisfer
Ni Naroa ni June Dadíe, hijas de Luis Fernando, habían nacido cuando su padre se proclamó campeón de Copa, pero la réplica en miniatura del trofeo que se le daba a cada futbolista ocupa un lugar preferencial en el domicilio familiar de los Dadíe: «Siempre ha estado en casa, con lo que ese título es algo que siempre hemos tenido muy presente», cuenta Naroa. «El aita siempre nos ha contado que ese día hacía muchísimo calor y que Toshack le dijo que iba a jugar como titular, pero no se lo dijo ni a nuestros aitonas». De hecho, su presencia en el equipo fue uno de los factores sorpresivos de la jornada. Luisfer, que jugó otra final con el Celta de Vigo, también les ha solido contar a sus hijas que «el recibimiento en Donostia fue muy emocionante». Hace poco tuvieron la oportunidad de ver el partido junto a él –lo redifundieron por Teledeporte durante el confinamiento– y «fue especial comentarlo con él».
Tanto Naroa como June siguen de cerca a la Real y tienen una fe ciega en este equipo: «Yo creo que van a ganar» en Sevilla. Verán el partido «con la ama porque el aita estará trabajando». Luisfer es comentarista de los partidos en Radio Euskadi en la actualidad.
Jon Zubillaga, hijo de Javier
Para que Dadíe fuera la sorpresa en esa alineación tuvo que haber otro que saliera del equipo sin esperarlo. Javier Zubillaga venía siendo un habitual en el 'rush' final de aquella temporada, pero se quedó en el banquillo de La Romareda. Su hijo, Jon Zubillaga, jugó en las categorías inferiores de la Real y hoy en día es técnico analista del Deportivo Alavés. No había cumplido un año cuando se disputó aquel partido, pero cuenta cómo su padre siempre le ha dicho que, pese a no jugar, «guarda un gran recuerdo de aquel título. Fue su último año en la Real y fue un gran broche, aunque se quedó con la espina de no jugar la final». En aquella temporada, según le contó su aita, «se quedaron en media tabla en la Liga, pero fueron avanzando en la Copa y se fueron encontrando cada vez con mejores sensaciones». Como todos, Jon vivirá la final desde la distancia y cree que «la Real está francamente bien. Es cierto que el Athletic ha cambiado la dinámica, pero le veo a la Real como un buen equipo, con gente como Merino o Isak a un gran nivel y con jugadores diferenciales como Silva u Oyarzabal. Le veo un punto favorita».
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Alberto Górriz, hijo de Bixio
Desde Formentera atendió la llamada Alberto Górriz, hijo de Bixio. Es futbolista del conjunto isleño y, aunque tampoco había nacido cuando la Real ganó la Copa, recuerda con cariño dos anécdotas en torno a aquel partido que le contó su aita: «Siempre me ha dicho que Zaragoza se debió quedar sin bebida y que antes del partido debía haber un partido de España Sub-21 contra Yugoslavia y que la afición de la Real estaba animando a Yugoslavia», para perplejidad de los propios jugadores yugoslavos, que no daban crédito ante la variopinta escena. Su padre formó una pareja de centrales de leyenda junto a Gajate, también titular en Zaragoza. «Siempre me ha dicho que entre Gajate y él, o pasaba el balón o pasaba el jugador», cuenta. Alberto tendrá que ver la final del sábado desde Formentera: «Lo veré solo en casa y seguro que muy nervioso», pero aunque ve al Athletic «bastante mejor últimamente, la Real está muy bien».
Lorea Bakero, hija de José Mari
Tampoco había nacido Lorea Bakero cuando su padre fue uno de los protagonistas principales de aquel encuentro. Tiene 25 años y es periodista y, como tal, le ha preguntado muchas veces a José Mari por aquel título: «Siempre me ha hablado de que había un ambiente increíble en Zaragoza». Después de ganar se vivió algo impensable hoy en día: «Los jugadores salieron a celebrarlo por la noche en Zaragoza y se mezclaron con los aficionados que también estaban de marcha. Debió ser una celebración súper familiar, de unión y de una relación cercana con los aficionados que hoy en día cuesta mucho ver».
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En su casa se desató la locura aquel día porque también estaba Santi Bakero en aquella final: «Te puedes imaginar. La celebración debió ser por todo lo alto. Mi abuela era muy futbolera. Se ponía muy nerviosa con los partidos y estaba muy orgullosa de sus hijos por aquel título conseguido».
De todo lo acontecido en aquella final a Lorea le llama la atención un detalle: «Mi padre pidió tirar el primer penalti y es lo que más me sorprende porque no es un tirador de penaltis. De hecho serán contados los que ha lanzado en su carrera. Al verlo le dije, '¿Cómo así tiraste el primer penalti?'. Me contó que en ese momento se sintió seguro y confiado de que iba a meterlo». Y así fue. José Mari también le ha contado que las primeras eliminatorias ante equipos de Tercera «no fueron nada sencillas». .
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