Pues ya está aquí la final. La espera se ha hecho eterna, pero la Real está ante una oportunidad histórica. Ante una cita que puede poner el colofón a un trabajo que se viene bordando desde hace más de una década y que está resultando exitoso porque ha vuelto a poner Zubieta en el centro de todo. Si a esto le unes la fuerza, la ambición y el carácter oriotarra que le ha dado Imanol al equipo, el resultado no podía ser otro: tenemos una Real capaz de someter a cualquiera, que sale a ganar en todos los campos y que el sábado ante el Athletic tiene la ocasión de volver a traer a Gipuzkoa un título 34 años después de aquel de Zaragoza que muchas generaciones no pudimos disfrutar.
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Esta Real ha logrado enganchar a todos. Futboleros y no futboleros empujarán desde sus casas -qué pena no poder juntarnos miles de vascos en Sevilla- porque el equipo transmite todo eso que siempre ha estado ligado al carácter euskaldun: fuerza, garra, energía y, sobre todo, calidad. Es una maravilla ver jugar juntos a jugadores como Illarra, Merino, Silva, Oyarzabal, Januzaj... Hay carácter y categoría, una conjunción que nos tiene que volver a hacer campeones. Ánimo equipo, la gloria os espera. Gora Real!
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