El impulso de la afición en la distancia

Familias, amigos, peñas, colectivos, todos con un único objetivo: animar a la Real para traer la Copa a toda Gipuzkoa

Sábado, 3 de abril 2021, 17:43

Durante dos semanas, el Reale Arena de ELDIARIOVASCO estuvo abierto a una afición deseosa de animar y llenar las gradas de su renovado estadio. Sin la posibilidad de viajar a Sevilla por segundo año consecutivo, las ilusiones del medio millar de personas que han pasado ... por delante de la gran foto del campo de la Real Sociedad estuvieron centradas en el triunfo y en pasar mañana una gran noche familiar para recordar.

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La primera impresión venía dada por la gran foto, la segunda por las vivencias de los tiempos pasadas en las gradas de Anoeta. Y todos con los buenos recuerdos de hace un año tras haber conseguido meterse en una final de Copa. «Mira, nosotros estamos aquí, bueno estamos, estábamos», era una de las frases repetidas de las intensas sesiones de fotos para que el aliento de la afición llegue a los jugadores. «Con los planes que habíamos hecho, ésta es la única manera que tenemos de hacernos presentes como txuri-urdines», decía Jesús Mari. Nadie pone en duda el triunfo más o menos abultado, incluso algunos están deseosos de una final de infarto, pero siempre a favor de la Real. «Mañana cena especial y el domingo a celebrarlo con calma, pero a festejar como se pueda», vaticinaba Mikel. Los favoritos para meter los goles por parte blanquiazul son Isak, Oyarzabal y Portu.

Prácticamente todos tenían planes el año pasado para desplazarse a Sevilla, en este 2021 había quienes no los anularon hasta que llegó la confirmación de que no iba a haber público. En este punto, la mayoría lanzaba un suspiro y repetía «es lo que hay». Los miembros de la peñas iban rememorando sus viajes siguiendo al equipo de toda su vida. Saioa y sus amigas recordaban «el viaje a Vigo en el que se nos estropeó el coche, lo dejamos tirado y nos fuimos en taxi al partido», relataban entre las risas de sus compañeras.

El requisito indispensable para hacerse la foto, además de ser realzale, era vestir los colores de la Real. Así desfilaron camisetas de todas las épocas: el último modelo de la Copa, el de hace más de dos décadas, la camiseta firmada por todos los jugadores, la segunda equipación, incluso quien atesora su particular colección como la familia de Itziar e Iker. Otros traían sus banderas y bufandas que también tenían su historia. «Esta me la hizo mi madre a punto cuando era pequeña, voy con ella a todas partes», contaba Pilar.

Entre clic y clic, los ojos de muchos se iban al estadio. «Cuándo volveremos», se preguntaba la mayoría y rememoraban sus tardes entre amigos, familiares, bocatas y txutxerías. Gestos de fuerza, dedos en alto de victoria, gritos de ánimo que salían de las gargantas como si el gol del triunfo dependiera de ello. «Es lo único diferente que podemos hacer y venimos con muchas ganas», afirmaba Santiago. Muchos venían con la cara y el pelo pintado de blanquiazul, la mayoría se dejaba hacer. «Pon Real, pon Goazen!, pon lo que quieras, que se vea que somos de la Real Sociedad», repetían unos y otros. Hasta el bombo se trajo Gorka desde Beasain, «lo llevo a todos los partidos y a mi hijo el mayor le gusta mucho», contaba mientras el sonido retumbaba por todo el edificio al mismo tiempo que gritaba ¡Real!

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Familias, amigos, peñas, e incluso colectivos que no quisieron perderse la oportunidad de mostrar su apoyo a la Real. Miembros del Orfeón Donostiarra, el equipo de esgrima del Fortuna, la banda de Errenteria, o las gimnastas del club de rítmica Donostia. A ellos se sumaron miembros de la DYA, sanitarios, representantes de las casas regionales y buceadores que fuera del agua soportaron el peso de sus equipos, La cita en exteriores fue solo con los caballos de la Hípica deLoiola.

También hubo momentos emotivos, Miriam trajo la foto enmarcada de su aitona, «íbamos siempre con él a Anoeta, va a estar con nosotros viendo el partido», aseguraba al tiempo que su hijo Enar se aferraba a la imagen. O Esteban, que se sorprendía de la fortaleza de su ama rodeada de sus nietos «porque no están siendo momentos fáciles por lo que está pasando».

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Llegar a Donostia en tiempos de pandemia con restricciones de movilidad obligaba a los participantes a traer consigo su salvoconducto con horas marcadas que no podían sobrepasar. Gipuzkoa está representada con la presencia de aficiones de Donostia, Zarautz, Ordizia, Beasain, Elgeta, Irun, Hondarribia... así hasta 90 grupos que se prestaron a pasar y empujar a la Real. «No vamos a poder hacer kalejiras, ni salir a la calle a mostrar nuestro aliento, esto nos sirve y seguro que al equipo le llega», decía Haritz que cada vez que se mencionaba al Athletic repetía «no tienen nada que hacer», y era jaleado por su cuadrilla. Todos estarán con la Real.

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