Formar, firmar... y vender
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La Real ha sacado 37 millones en dos años con las ventas de Juanmi, Rulli, Llorente y Willian José, cuatro jugadores con los que no contabaLa imagen de Griezmann con la camiseta del Atlético copó las portadas deportivas del miércoles. 'Regreso a casa' llegué a leer incluso. Claro que si Simeone fue su descubridor, qué otra cosa podía esperar... No hay más que echar un vistazo a las redes sociales ... del francés y ver la camiseta que luce su hijo Amaro para saber que la txuri-urdin es su verdadera casa futbolística.
Más allá de esta anécdota, la transferencia del exrealista me hizo pensar en el daño que ha hecho la pandemia a aquellos clubes que antes vivían por encima de sus posibilidades. Y es que el Barcelona, que pagó hace dos años 135 millones por él –120 de la cláusula y 15 más por evitar la denuncia del Atlético al negociar su fichaje antes de los plazos marcados por FIFA–, ahora lo cede para esta temporada por quitarse de encima los 20 millones brutos de su ficha anual y la obligación desde el Wanda de comprárselo dentro de un año por 40 millones. Un negocio ruinoso desde la perspectiva azulgrana que indica cómo está el club.
La semana pasada Roberto Olabe recordaba que la Real se caracteriza más por «la construcción y sucesión» de los jugadores que por los fichajes. «Formamos y firmamos», dijo matizando que «cuanto mejor y más formemos, menos necesitaremos firmar». Sobre estos dos pilares se ha asentado el crecimiento del club en los últimos años, aunque yo añadiría, además de formar y firmar, vender bien. Claro que esto último también va ligado a firmar a un buen precio.
En los dos últimos años, desde verano de 2019 hasta aquí, hay que hacer un monumento a Olabe por las salidas, ya que ha recaudado 37 millones por cuatro jugadores con los que no se contaba, casos de Juanmi, Rulli, Llorente y Willian José. Y visto como está el patio, es una cifra nada desdeñable. Muchos la quisieran...
A Juanmi se le traspasó hace dos años al Betis por 8 millones más otros dos en variables, que acercaría la operación a los nueve. Traerlo del Southampton había costado 4,5 millones en 2016. El director de fútbol quería variar los perfiles de los atacantes y llegaron Isak y Portu, dos delanteros que han sido claves en esta Real más incisiva e imprevisible en el último tercio del campo.
Ese verano la apuesta por Remiro abrió la puerta de salida a Rulli. Después de su cesión al Montpellier, tuvo mérito que lo colocara en plena pandemia en el Villarreal por 7 millones –el precio que costó hacerse con él en propiedad en 2016–, aunque de esa cantidad a la Real le quedó cinco. En cualquier caso, el fichaje del argentino estaba más que amortizado tras 170 partidos y cinco temporadas como portero titular.
Hace un año sorprendió más el traspaso de Diego Llorente, pero la oferta de 21 millones de euros del Leeds United era irrechazable con los estadios vacíos y los ingresos por patrocinios y abonados bajo mínimos. De esa cantidad 16 millones fue a parar a Anoeta porque el Real Madrid se guardó el 30% de la plusvalía cuando lo vendió por 6 millones en 2017. La oportunidad económica llegó aparejada a la deportiva, ya que el club quería promocionar a Le Normand, barajaba retrasar a Zubeldia a la defensa tras la irrupción de Zubimendi y veía que el madrileño no era indiscutible. La pasada campaña la Real creció mucho en defensa, firmó 19 puertas a cero y el triángulo formado por Zubeldia, Le Normand y Zubimendi resultó determinante en la conquista de la Copa.
El culebrón Willian José también se ha resuelto de forma favorable, dadas las circunstancias, desde que el brasileño decidiera en enero de 2020 que su etapa aquí había terminado. Curiosamente cuando vio crecer la figura de Isak. En aquel momento el Tottenham llegó a ofrecer 20 millones –14 para la Real al tener Maldonado el 30% de sus derechos–, pero se rechazó la oferta. Principalmente por la imposibilidad de cubrir su hueco con un sustituto de garantías. Los técnicos seguían a Carlos Fernández desde su época en el Deportivo pero en ese momento se hinchaba a marcar goles en el Granada y el mercado de invierno tampoco ofrecía nada solvente que mereciera la pena.
Un club que solo mirase el dinero lo habría traspasado, pero entonces primó el factor deportivo. La Real quería llegar lejos en la Copa y peleaba por entrar en puestos de Champions en la Liga, y no podía quedarse solo arriba con Isak. Mes y medio después llegó el coronavirus para desinflar el mercado.
En enero fue cedido al Wolverhampton, que se hizo cargo de su ficha y pagó millón y medio de euros por el préstamo, y ahora ha acabado en el Betis por 10 millones, de los que 7 caerán en las arcas blanquiazules. Millón y medio ahora y una compra obligatoria dentro de un año por 8,5 millones. Contando con que costó 6 millones en 2016 y que ha marcado 62 goles en cuatro temporadas, no ha sido tampoco un mal negocio. Sobre todo cuando el propio jugador se devaluó al volver a Zubieta en julio diciendo que no iba a seguir.
Formar y firmar bien siguen siendo las claves del éxito deportivo y económico, pero en épocas de vacas flacas saber vender resulta imprescindible. Para muestra, estos cuatro botones.
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