La mejor Real vuelve junto al mejor Mikel

No entró bien la Real al partido tras dos semanas sin fútbol. El sistema de tres centrales y dos carrileros de Míchel, con Miguel y Arnau moviéndose por dentro como si fuera un choque de infantiles, despistó a una Real que concedió tres córners en cuatro minutos. Lo mejor para sus intereses fue asentarse en el verde de Montilivi robándole la pelota al Girona, equipo que sufre mucho si no dispone del cuero. Pronto llegaron las ocasiones txuri-urdin de la mano de un Óskarsson que homenajeó la versión de Sadiq en Mallorca.

La novedad de sacar de la punta de lanza a Oyarzabal funcionó, gracias también a un Barrenetxea incisivo y peligroso por el costado izquierdo. No acertó el islandés en una ocasión de gol en la que ni siquiera hizo portería. Otro caramelo de Gómez dejó al nórdico delante de Gazzaniga en una posición magnífica, pero abrió demasiado el interior del pie derecho para desperdiciar el 0-1. El termómetro realista es su centro del campo, y si bien Míchel se encargó de cerrar a Zubimendi los que fueron un dolor de cabeza fueron los dos interiores, Brais y Sucic. Los de Imanol mejoraron y rondando la media hora de partido hicieron sudar a Gazzaniga.

Oyarzabal tras una volea a la media vuelta y con un cabezazo en plancha merodearon el gol, que pudo llegar en una acción mal ejecutada por el colegiado. La Real robó alto y Brais lanzó a Óskarsson, agarrado por Krejci desde incluso antes de ingresar al área. Desequilibrado por la falta, remató cruzado. Penalti claro y evidente del central al realizar un agarrón continuado que sí que pitaron, por ejemplo, a Zubeldia ante el Alavés. La jugada mereció además castigo doble con roja directa por evitar una acción manifiesta de gol. Soto Grado desde el verde e Iglesias Villanueva desde Las Rozas no vieron nada.

Oyarzabal perdona una, pero no dos. El capitán brilló como extremo derecho con la selección ante Serbia y allí le ubicó Imanol. Volvió a jugar un gran encuentro y se empieza a acercar al Oyarzabal de siempre. Los que dudaron de él deben estar tirándose de los pelos. El eibartarra robó en campo propio, condujo e inicio el contragolpe para buscar a Barrenetxea en el lado contrario. El centro del canterano y el posterior remate de cabeza del '10' hizo que la Real terminara por delante con justicia. Más de seis meses sin un gol de Oyarzabal con la camiseta txuri-urdin. Demasiado tiempo.

La ventaja hubiese sido doble si otro de los misiles de Sucic hubiese terminando dentro de las mallas. El pase fue de Oyarzabal, que en lo numérico se pudo hinchar ayer. El remate se marchó altísimo, evidenciando que en un campo de Champions había que sufrir para conseguir los tres puntos. Sin embargo, el Girona, ese equipo que consiguió el pasado año ochenta puntos, apenas amenazó a un Remiro que no tuvo que hacer gracias intervenciones y tan solo ser seguro en los centros laterales cuando los catalanes cargaron el área.

En la segunda mitad la Real dio un paso atrás para salir corriendo con Kubo y más tarde con Becker para tratar de guardar un resultado valiosísimo por el escenario y porque el equipo solo tenía nueve puntos en nueve partidos. Krejci cabeceó solo un centro de Miguel, Danjuma se encontró con el pie de Remiro y otro remate de cabeza de Herrera no encontró la portería del de Cascante, que dejó el susto grande de la noche. Las primeras impresiones son buenas, aunque hoy le realizaran pruebas médicas para averiguar si hay o no lesión. Las caras por los pasillos de Montilivi no eran las mismas que el día de Getafe con Traoré. Ojalá se descarte pronto otro ligamento cruzado, algo que cambiaría por completo la temporada.