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Claudio Bravo, el día de su presentación con la Real Sociedad en 2006.
Claudio, un Bravo en la Real
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Claudio, un Bravo en la Real

El portero chileno va a jugar la Copa América a los 41 años y sondea la retirada. Estuvo ocho temporadas como realista donde metió un gol y presentó una demanda que no gustó nada a la afición.

Miércoles, 19 de junio 2024, 06:36

Se retira Claudio Bravo, portero chileno que pasó ocho temporadas en la plantilla realista. Amado y odiado. Su salida al Barcelona a cambio de trece millones de euros no trastocó mucho la hoja de ruta del club en aquellos momentos pero años después reclamó el 10% del traspaso, denunció a la Real y la afición, como si fuera el público del circo romano, pasó de poner el pulgar hacia arriba, a hacerlo hacia abajo.

Bravo no es un jugador cualquiera. Tercer extranjero de la historia con más partidos disputados, tras dos tótems del realismo: Darko Kovacevic (286) y Carlos Vela (250). El chileno defendió 237 veces la portería blanquiazul. Llegó en un momento malo, descendió, volvió a Primera jugando él la Copa America y aportó su granito de arena para jugar la Champions, en 2013. Después fue al Barça, Manchester City y ha terminado su carrera en el Betis. Cuelga los guantes con 41 años pero antes disputará la Copa América con su país. Quien sabe si se piensa la retirada...

Bravo fue presentado oficialmente como nuevo refuerzo de la Real Sociedad en julio de 2006. Firmó un contrato hasta el 2011. El fichaje de Bravo, como antes se hacía, fue dado a conocer formalmente en el estadio de Anoeta y se convirtió en el primer portero sudamericano en la historia del club, que pagó alrededor de un millón de euros por su pase desde el Colo-Colo chileno. José Mari Bakero, entrenador por aquel entonces, afirmó que la contratación de Bravo buscaba «dotar de mayor competitividad a la portería«, explicó que el interés del club donostiarra venía de lejos y precisó que la Real pidió »informes a 'Cheíto' (Miguel) Ramírez (ex-jugador blanquiazul) y al centrocampista del Liverpool Mark González«. Bravo, por su parte, afirmó durante la presentación que el fichaje »llegó en el momento justo« para iniciar una nueva etapa profesional y que espera demostrar la calidad de los porteros chilenos, »que no han sido nunca muy valorados fuera del país«.

No fue una llegada sencilla. Compartió puesto con Asier Riesgo y su debut llegó un 22 de octubre de 2006 en el antiguo Son Moix de Mallorca. Tres balones a la madera le envió el conjunto bermellón en aquel partido que concluyó 0-0. «Partido correcto, sin demasiadas intervenciones. Se alió con el poste derecho de su portería y se fue sin encajar ningún gol en su debut», rezó la nota de su estreno en este periódico. A partir de ahí un sube y baja de sensaciones. Porque ese mismo año, cuarenta años después, la escuadra realista dio con sus huesos en Segunda división. Bravo no se movió y el portero pasó un primer año en el infierno realmente complicado porque no jugó ningún partido de liga. Asier Riesgo fue titular en los 42. Sin embargo al año siguiente, con Juanma Lillo, la cosa empezó de forma diferente y fue el chileno quien ocupó más veces la portería blanquiazul. Fueron 32 encuentros porque se tuvo que ausentar muchas veces por los compromisos internacionales, uno de los peajes que se pagaban por jugar en la división de plata. De hecho al año siguiente, el de la vuelta en 2009, fue Zubikarai quien jugó de titular en los encuentros finales, porque Bravo estaba concentrado con Chile. La fiesta de aquel 13 de junio de 2009 tras ganar el Celta, la del retorno a Primera, la del cántico de Zurutuza de 'Aperri quita las pistas', se la perdió.

Claudio Bravo, junto a Gorka Elustondo, después de marcar de libe directo.

Si bien esa temporada quedará recordada por un hecho sin precedentes. Bravo tiene el privilegio de ser el único portero en la historia de la Real que ha conseguido marcar un gol. Al menos eso reflejan los almanaques consultados. Fue un 14 de febrero de 2010 y el chileno, hizo honor a que era el día de los enamorados y se llevó el corazón de toda la afición txuri-urdin. «Diego Rivas me empezó a llamar. Miré al técnico y lo mismo. Una vez que subí al área rival fui decidido a hacer lo que tenía en mente», declaró tras ser el héroe del partido Claudio Bravo. Su tanto a Rubén Pérez, meta del Nástic, dio la vuelta al Mundo y ya lo equipararon con Chilavert, Higuita o Jorge Campos. «Había que correr un riesgo, era el momento y salió bien. Podía haber salido mal. Pero salió bien», declaró Martín Lasarte, entrenador que ese año devolvió a la Real a Primera.

Bravo, en su presentación con el Barça.

Después llegaron temporadas más amables, con Montanier en el banquillo donde la Real se consolidó en Primera y alcanzó el cuarto puesto, que le daba derecho a disputar la Champions. Bravo será recordado como un portero sobrio y con un excelente golpeo de balón. Puede que no fuera tan potente como el de Sander Westerveld, o menos preciso que el que tiene Álex Remiro pero en aquellas temporadas la Real podía sacar el balón jugado desde atrás sin ningún problema. Bravo, tras 237 partidos decidió poner punto y final a su trayectoria como realista. Pidió en la planta noble de Anoeta una rebaja en su claúsula, o que fuera negociada, porque no llamaba un cualquiera a la puerta. Lo hacía el Fútbol Club Barcelona. Claudio Andrés Bravo Muñoz fue traspasado al conjunto blaugrana por 13 millones de euros y ganó ocho títulos en dos temporadas siendo titular indiscutible.

Bravo, con el Manchester City.

La irrupción de Ter Stegen le llevó al Manchester City donde siguió acumulando trofeos. Pero en su estancia como 'citizen' llegó un episodio que la afición txuri-urdin califica como negro. La capa de héroe del chileno tras sus grandes temporadas en Gipuzkoa se cayó para toda la afición cuando Bravo demandó a la Real al considerar que el 10% de la operación -1,3 millones de euros- le correspondían. El asunto llegó hasta el Tribunal Supremo que no admitió ni siquiera a trámite el recurso de los abogados del portero. La Real Sociedad esgrimió que había acordado que Bravo renunció expresamente al 10% que le correspondía de una posible venta. A cambio, la Real Sociedad facilitaría su salida, en este caso al Barcelona. El guardameta, sin embargo, al entender que los derechos de los trabajadores son irrenunciables, optó por demandar al club. Algo que fue considerado como un acto de traición por parte de la afición.

Bravo, con la zamarra del Betis

Bravo jugó en Anoeta dos partidos con el Barcelona, perdió los dos, y después defendió la portería del Betis donde ha pasado los últimos cuatro años. Ha jugado 74 partidos como verdiblanco. Con 41 años ha dejado el club de Heliópolis y en el último encuentro ante la Real recibió un obsequio de su excompañero Xabi Prieto y del vicepresidente Ángel Oyarzun reconociendo su trayectoria. Bravo no ha vuelto a marcar un gol en partido oficial. Solo aquel ante el Nástic de Tarragona, cuando acabó siendo aclamado por compañeros y público.

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