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El reinado del pánzer serbio
Darko Kovacevic

El reinado del pánzer serbio

Los 107 goles de Darko Kovacevic con la Real Sociedad le convierten en uno de los cinco máximos goleadores de la centenaria historia del club, de la que él es una de sus grandes figuras históricas

Eneko P. Carrasco

San Sebastián

Miércoles, 14 de junio 2023, 07:01

Era verano de 1996 y la Real Sociedad necesitaba un delantero centro. El equipo txuri-urdin se había deshecho de Markus Purk después de una infructuosa temporada y el hombre elegido para reforzar la punta de ataque fue un serbio que jugaba en la Premier League. Desconocido para la mayoría de los aficionados, Darko Kovacevic (Kovin, Serbia, 1973) era un atacante fuerte, alto, potente en carrera y con un juego aéreo extraordinario. A Inglaterra llegó tras destacar en el Proleter y en el Estrella Roja, pero en las Islas no le fue demasiado bien. Por suerte para él (y para la Real) el club guipuzcoano tocó a su puerta y, tras pagar 550 millones de las antiguas pesetas al Sheffield Wednesday, aterrizó en Anoeta.

Nadie se imaginaba que este jugador nacido en la década de los 70 en la lejana Kovin, otra de esas pequeñas localidades serbias maltratadas por la guerra de los Balcanes, iba a marcar una parte de la historia del club. 107 goles en 284 partidos oficiales le colocan en el olimpo de los grandes jugadores de la historia del club txuri-urdin. Para muestra, un botón. En 114 años de historia han vestido la elástica realista cientos de jugadores, y solo hay cuatro que hayan marcado más goles que el serbio: Jesús María Satrustegui (167), Roberto López Ufarte (129), Ignacio Alcorta 'Cholín' (127) y Sebastián Ontoria (114). Bienzobas, con 107, completa a la par que Kovacevic un 'Top 5' glorioso.

La conexión que siempre demostró tener con Javi de Pedro le hizo ser una amenaza constante en el área rival. Su gran fortaleza física, su envergadura, su capacidad de salto y su determinación para buscar los balones que llovían desde las bandas caracterizaban al prototipo de delantero centro que triunfó en los años 90, como Milosevic, Morientes, Heskey, Urzaiz, Vieri, Palermo, Nuno Gomes... Entre sus víctimas favoritas se encontraban el Real Madrid, el Atlético de Madrid o el Athletic Club. Le iban las citas grandes.

Darko y Karpin en la presentación del fallido proyecto Gipuzkoa Arena, de Astiazaran. El serbio dedica a su madre un gol marcado ante el Deportivo de La Coruña. Frente al Lyon en la Champions.
Imagen principal - Darko y Karpin en la presentación del fallido proyecto Gipuzkoa Arena, de Astiazaran. El serbio dedica a su madre un gol marcado ante el Deportivo de La Coruña. Frente al Lyon en la Champions.
Imagen secundaria 1 - Darko y Karpin en la presentación del fallido proyecto Gipuzkoa Arena, de Astiazaran. El serbio dedica a su madre un gol marcado ante el Deportivo de La Coruña. Frente al Lyon en la Champions.
Imagen secundaria 2 - Darko y Karpin en la presentación del fallido proyecto Gipuzkoa Arena, de Astiazaran. El serbio dedica a su madre un gol marcado ante el Deportivo de La Coruña. Frente al Lyon en la Champions.

La 96/97, la de su estreno, fue una temporada de transición para el delantero balcánico. Arrancó como un cañón y marcó 9 goles entre septiembre y enero, pero en la segunda vuelta se quedó seco y no marcó ni un tanto más. Aquella Real que dirigía Javier Irureta terminó la Liga en el puesto 8º, a solo un punto de la sexta plaza que daba acceso a la UEFA. El siguiente curso, el 97/98, fue el de la explosión de Kovacevic en España. El de Kovin, con solo 24 años, cerró la campaña con un sobresaliente registro de 20 goles entre Liga y Copa del Rey, liderando al equipo en su camino a un histórico tercer puesto y quedándose a dos puntos del subcampeonato que hubiera dado acceso a la Liga de Campeones.

A finales de la década de los 90 Kovacevic, un '9' a la vieja usanza, era una pieza codiciada por los clubes más grandes de Europa

Si en la 97/98 Darko explotó, en la 98/99 se confirmó como uno de los grandes atacantes del panorama europeo. 24 goles entre todas las competiciones le pusieron en el foco de grandes clubes como Real Madrid o Juventus, y finalmente en el verano de 1999 el serbio hizo las maletas y se marchó a Turín tras embolsarse la Real una cifra récord de 3.500 millones de pesetas. Aquella temporada fue de infausto recuerdo para toda la familia txuri-urdin, puesto que un aficionado del Atlético de Madrid, Ricardo Guerra, asesinó brutalmente al joven donostiarra Aitor Zabaleta, hincha txuri-urdin.

En Italia Darko no terminó de dar su mejor versión, a pesar de que dejó goles para el recuerdo contra grandes como Inter o AC Milan. La irregularidad en la Serie A -fue cedido a la Lazio en su segundo año- y la morriña del serbio le hizo regresar a Donostia en el mercado invernal de la temporada 2001/2002. Una Real famélica se asomaba al abismo del descenso y el pánzer de Kovin acudió al rescate para salvar de la quema a su equipo del alma.

Un triste adiós

Concluyó la temporada -con una salvación épica- y en aquel verano la secretaría técnica realista hizo un milagro: formó un equipo campeón. O casi. Los recientes fichajes de Nihat, Karpin, Schurrer, Boris... y sobre todo, la llegada de Raynald Denoueix, mezclaron tan bien que la Real se quedó a dos goles de conseguir su tercer título de Liga en la ya inolvidable 2002/2003. Dos tantos que nunca llegaron, por ejemplo, ni en Balaídos, donde el equipo blanquiazul cayó derrotado (3-2) en la jornada 37, ni en Anoeta contra el Valencia, donde la Real empató en la recta final del campeonato tras jugar más de media hora con un jugador más.

Esa campaña fue la mejor de la carrera de Kovacevic. El serbio consiguió 20 goles -solo en Liga- y formó junto a Nihat una dupla ofensiva letal -43 tantos entre los dos-. Solo la intervención divina de Ronaldo Nazario (excelso en su primera temporada con el Real Madrid) privó a los txuri-urdin de ganar una Liga imposible... pero que estuvo al alcance de la mano.

En la temporada 2003/2004 el equipo protagonizó un dignísimo papel en la UEFA Champions League, llegando a los octavos de final y cayendo ante un potentísimo Olympique de Lyon (0-1 y 1-0), el eterno campeón de Francia de aquella época. En la fase de grupos los txuri-urdin dejaron para el recuerdo grandes partidos ante Olympiacos y Galatasaray y un empate de prestigio ante la Juventus. Hasta su salida, en 2007, ni Kovacevic ni la Real mostraron su mejor versión y el equipo txuri-urdin se fue sumiendo poco a poco en un mar de dudas e incertidumbres que terminó engullendo al barco blanquiazul.

Aquella dedicatoria a su madre

La página más triste del libro de la Real Sociedad se escribió en junio de 2007. Con el descenso a Segunda lloraron miles de aficionados txuri-urdin, que encima tuvieron que soportar también la marcha del futbolista más importante de la Real desde aquellos que formaron la generación dorada de los 80. Kovacevic protagonizó un triste adiós -con polémica incluida con la directiva- y dejó a la afición huérfana de su gran ídolo justo cuando más se le necesitaba.

Uno de los goles más especiales del serbio fue en Anoeta ante el Dépor, días después de la muerte de su madre

Se marchaba, esta vez para siempre, el mejor extranjero que haya vestido jamás la camiseta blanquiazul. Vela, Griezmann, Nihat, Karpin, Aldridge, Odegaard, Westerveld, Bravo, Kodro, Carlos Xavier, Juan Gómez... todos ellos dieron un rendimiento sobresaliente, pero no llegan a la talla del tanque serbio, por el que en su día se pelearon los grandes de Europa.

Entre sus 107 goles hay varios que son especialmente recordados por la afición txuri-urdin. Tal vez uno de los que más puso los pelos de punta a la parroquia realista fue el que consiguió en Anoeta ante el Deportivo en octubre de 2005. El serbio jugó aquel partido apenas unas horas después de conocer la noticia de la muerte de su madre. Su cabeza golpeó con violencia el balón, este besó las mallas y las gradas entraron en una especie de delirio. Sabían cómo estaba emocionalmente el serbio, que en el campo rompió a llorar como un niño mientras miraba al cielo y gritaba el nombre de su madre.

Aunque, seguro que los que mejor supieron son los que consiguió ante Real Madrid y Athletic Club, dos equipos ante los que el serbio saltaba al campo con fuego en la mirada. 16 años después de su adiós a la Real Sociedad muchos aficionados se siguen preguntando por qué nunca ha tenido un homenaje en Anoeta a la altura de su dimensión como jugador txuri-urdin...

Un fijo con la selección Yugoslava y un ídolo del Olympiacos

Darko, obviamente, tuvo vida más allá de la Real Sociedad. A nivel de selecciones fue un fijo con Yugoslavia en la década de los 90, aunque estuvo eclipsado bastante tiempo por Milosevic. Participó en el Mundial de 1998 y en la EURO 2000 y en ambas ocasiones fue eliminado por los Países Bajos de los Bergkamp, Davids, Kluivert, Van der Sar, los hermanos de Boer, Overmars, etc. En el Olympiacos jugó entre 2007 y 2009 y rápidamente se convirtió en un ídolo de la afición griega. Allí, en Atenas, coincidió con Ernesto Valverde.

Créditos

  • Imagen de encabezado: Beatriz Campuzano | Izania Ollo

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