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MIGUEL GONZÁLEZ
Lunes, 26 de septiembre 2022, 06:38
La Real abre el domingo en Girona un maratón de partidos que concluirá en el Mundial de Catar de noviembre con la disputa de trece encuentros oficiales en 43 días. En concreto se trata de ocho jornadas de Liga, cuatro de la Europa League ... y la primera ronda de Copa fijada para el fin de semana del 12-13 de noviembre. La competición de Liga no se retomará hasta el 29 de diciembre, aunque una semana antes se disputará la segunda eliminatoria de la Copa.
Imanol ha dado fiesta a sus jugadores estos tres últimos días –hoy tampoco hay entrenamiento– para que carguen las pilas y refresquen la cabeza para lo que se les viene encima, ya que afrontarán hasta seis semanas seguidas con doble compromiso oficial, al que hay que añadir el del Girona que representará el pistoletazo de salida. En la Liga esperan salidas a Girona, Vigo, Valladolid y el Pizjuán mientras que por Anoeta deben desfilar Villarreal, Mallorca, Betis y Valencia. En Europa le queda visitar al Omonia, jugar los dos partidos ante el Sheriff Tiraspol y recibir en el Reale Arena al Manchester.
Tras el partido contra el Omonia, el técnico justificó las rotaciones que hizo ese día por el ánimo que tiene de dosificar a su plantilla ante lo que le espera en las próximas semanas. «Vengo insistiendo y no me voy a callar. Lo que viene después del parón es inhumano. No ha existido nunca en la Liga», afirmó.
En realidad, la Real ya ha vivido dos situaciones similares en las tres últimas temporadas y con el propio Imanol en el banquillo. Incluso con mayor concentración de partidos, ya que ahora los disputará cada 3,30 días y el promedio de entonces fue incluso inferior, de 3,27 y 3,10, respectivamente. Y un encuentro de los trece es la primera ronda copera, en teoría ante un rival bastante asequible. Es de esperar que esas dos experiencias sirvan para mejorar los resultados que se obtuvieron en su día, por debajo de un punto de media por partido.
La primera de ellas fue en la temporada 19/20, la que interrumpió la pandemia en marzo cuando la Real iba cuarta y acababa de clasificarse para la final de Copa. Después un periodo de incertidumbre de dos meses en los que no se sabía si se iba a dar por finalizado el campeonato, si se iba a declarar nulo o se retomaría a puerta cerrada, al final se impuso esta última opción para salvaguardar los contratos televisivos y no perder ese dinero.
De esta manera se programaron las once jornadas de Liga que restaban entre el 14 de junio y el 19 de julio de 2020, en 36 días, lo que supuso disputar uno cada 3,27 días. Dado que los equipos venían de estar parados y el riesgo de lesiones era alto, se dispuso que pudieran realizar hasta cinco sustituciones y que las convocatorias se ampliasen hasta los 23 jugadores.
A la Real le quedaba un calendario más benévolo al principio pero una semana final durísima con Villarreal, Sevilla y Atlético para cerrar la Liga, el primero y el tercero de esos partidos a domicilio. Por ese motivo se adecuó la preparación física para llegar con el depósito lleno a esos últimos días que podían ser claves en la consecución de ese objetivo de ir a Europa y pelear, en lo posible, esa opción de Champions.
El caso es que el arranque ante los conjuntos teóricamente más accesibles resultó muy malo y la Real solo sumó un punto de los primeros quince, teniendo que enfocar su pelea a entrar en la Europa League. En casa empató contra Osasuna (1-1) y perdió ante el Real Madrid (1-2) y Celta (0-1), mientras que regresó de vacío de sus visitas al Alavés (2-0) y el Getafe (2-1).
11 partidos en 36 días. Cada 3,27 días.
10 puntos 0,91 por partido
Real-Osasuna 1-1
Alavés-Real 2-0
Real-Real Madrid 1-2
Real-Celta 0-1
Getafe-Real 2-1
Real-Espanyol 2-1
Levante-Real 1-1
Real-Granada 2-3
Villarreal-Real 1-2
Real-Sevilla 0-0
At.Madrid-Real 1-1
10 partidos en 31 días. Cada 3,10 días
9 puntos 0,90 por partido
Cádiz-Real 0-1
AZ Alkmaar-Real 0-0
Real-Villarreal 1-1
Real-Rijeka 2-2
Alavés-Real 0-0
Nápoles-Real 1-1
Real-Eibar 1-1
Barcelona-Real 2-1
Levante-Real 2-1
Real-Atlético 0-2
La victoria ante el Espanyol en Anoeta por 2-1 con un postrero tanto de Isak supuso un punto de inflexión porque después empató en Levante (1-1), perdió en casa contra el Granada (2-3) aunque haciendo un buen partido, y fue capaz de imponerse en Villarreal (1-2) para terminar puntuando contra el Sevilla (0-0) y Atlético (1-1) con aquel tanto de Januzaj de falta en el Metropolitano. Se había salvado sobre la campana una temporada que llevaba trazas de ser histórica de no mediar la maldita pandemia.
El bagaje en ese tramo de once partidos fue bastante pobre, ya que solo logró 10 puntos, con dos triunfos, cuatro empates y cinco derrotas, once goles a favor y quince en contra. Solo cinco equipos sumaron menos puntos, entre ellos dos de los descendidos, el Mallorca y el Espanyol.
Para afrontar ese calendario tan cargado Imanol utilizó hasta 21 titulares diferentes, que fueron Remiro y Moyá en la portería; Zaldua, Gorosabel, Aritz, Le Normand, Llorente, Pacheco, Monreal y Aihen en defensa; Zubeldia, Merino, Zubimendi, Zurutuza y Odegaard en el centro del campo; y Portu, Januzaj, Barrenetxea, Oyarzabal, Isak y Willian José en la delantera. La lesión de Guevara provocó que Zubimendi subiera desde el Sanse.
Al jugarse tantos partidos seguidos, el técnico oriotarra introdujo una media de 4,4 cambios por encuentro, disminuyendo los mismos en el tramo final. El día que más hizo fue para recibir al Real Madrid, con hasta seis, ya que alineó a Remiro; Gorosabel, Llorente, Le Normand, Monreal; Zubeldia, Merino, Odegaard; Portu, Isak y Oyarzabal cuando tres días antes había jugado en Mendizorrotza con Remiro; Zaldua, Aritz, Llorente, Aihen; Zubeldia, Zurutuza, Odegaard; Januzaj, Willian José y Oyarzabal.
En los últimos partidos apenas realizó tres o cuatro retoques en el once, normalmente en los laterales, donde rotó con Zaldua y Gorosabel en la derecha y Monreal y Aihen en la izquierda, y arriba entre Isak y Willian José. Había una columna base que apenas se tocó formada por Moyá, Llorente, Le Normand, Zubimendi, Merino, Odegaard y Oyarzabal. El hombre que falta fluctuaba entre Portu y Barrenetxea arriba o incluía a Zubeldia si había cambio de sistema.
Al terminar tan tarde la competición en la temporada 19/20, en la que se jugaron las rondas finales de la Champions en agosto, la Liga de la siguiente campaña se retrasó hasta septiembre, por lo que hubo que condensar el calendario. Se respetaron los parones internacionales, pero a la Real le quedó un final de 2020 con diez partidos en 31 días, a un promedio de uno cada 3,1 días. Un maratón más exigente aún que el que había vivido unos meses antes tras el desconfinamiento.
Entre el 22 de noviembre y el 22 de diciembre el cuadro txuri-urdin disputó once encuentros, ocho de Liga y tres de la Europa League. Le tocó jugar uno más de lo estipulados porque tuvo que adelantar su enfrentamiento contra el Barcelona, previsto para enero, porque en esa fecha se jugó la Supercopa, a la que acudió como finalista de Copa de la temporada anterior.
La experiencia tampoco resultó demasiado satisfactoria, y eso que empezó bien con una victoria en Cádiz con gol de Isak a centro de Januzaj que colocaba a la Real como líder del campeonato. Pero se lesionó Silva y el equipo se cayó como un castillo de naipes. Después vinieron seis empates consecutivos con distinto sabor. Dejaron buenas sensaciones los obtenidos en Vitoria, después de un notable partido en el que solo faltó el gol, contra el Villarreal en Anoeta y el de Nápoles que supuso seguir adelante en Europa. Sin embargo, no fueron tan positivos los conseguidos en casa frente a Rijeka y Eibar, mientras que en el de Alkmaar la Real se salvó porque el disparo de Koopmeiners se estrelló en el larguero.
A la baja de Silva se unió la de Oyarzabal, que no pudo jugar esos seis últimos partidos. Ambas ausencias, unidas al cansancio, se notaron en los resultados, ya que la Real terminó perdiendo los tres últimos encuentros de ese tramo contra el Barcelona (2-1), Levante (2-1) y Atlético (0-2) y con la sensación de que no fueron marcadores injustos.
Imanol también utilizó hasta 21 jugadores para ser titulares, que en ese caso fueron Remiro bajo palos; Zaldua, Gorosabel, Aritz, Zubeldia, Le Normand, Sagnan, Monreal y Aihen en defensa; Zubimendi, Guevara, Merino, Roberto López y Silva en el centro del campo; y Portu, Januzaj, Oyarzabal, Barrenetxea, Merquelanz, Isak y Willian José arriba.
El técnico movió bastante más el banquillo que el precedente anterior, con una media de 5,5 cambios entre cada partido y un máximo de siete variaciones en la visita a Vitoria del 6 de diciembre. Ese día hizo hasta siete cambios, ya que sacó de inicio a Gorosabel, Sagnan, Aihen, Guevara, Roberto López, Portu y Merquelanz cuando tres días ante contra el Rijeka en Anoeta había jugado con Zaldua, Le Normand, Monreal, Zubimendi, Silva, Januzaj y Oyarzabal.
A pesar de exprimir mucho más las posibilidades de la plantilla los resultados no fueron mejores que la experiencia vivida unos meses atrás, aunque sí es verdad que en ese tramo la Real jugó algunos partidos buenos que acabaron en empate que también le hicieron daño moralmente.
Estos dos precedentes invitan a pensar en que Imanol va a volver a las rotaciones ahora, más si cabe cuando de los 26 jugadores que tiene en la plantilla –contando a Karrikaburu–, dos de ellos son baja, casos de Sadiq y Oyarzabal, y otros dos salen de lesiones complicadas como Carlos Fernández y Barrenetxea y aún no están al cien por cien. También está tocado Le Normand, con un problema en un dedo del pie.
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