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La Real Sociedad no ha movido aún ficha en el mercado, no al menos en el sentido de haber cerrado fichajes, pero ya cuenta con dos grandes refuerzos para la próxima temporada. Así habría que considerar a Jon Pacheco y Robert Navarro, internacionales ... sub-20 y sub-19, respectivamente, que dan el salto después de ascender con el Sanse a Segunda División. Ambos son dos de las mayores promesas del club y suben al primer equipo para quedarse.
Los dos ya saben lo que es debutar en Primera y vienen de despuntar por abajo, aunque en el caso de Pacheco su temporada se haya visto condicionada por las lesiones. No obstante, ello no ha cortado su progresión y en Zubieta consideran que están preparados para competir de tú a tú por un puesto en la Real. De lo contrario, no hubieran respaldado su salto.
La presencia del joven baztandarra (Elizondo, 2001) es la gran novedad en el centro de la defensa, en la que sustituirá a Modibo Sagnan y competirá con Aritz Elustondo, Robin Le Normand e Igor Zubeldia. Parte con el hándicap de tener menos experiencia que el resto pero con la ventaja de ser zurdo, lo que tiene que ayudarle a hacerse un hueco en la posición de central izquierdo. Hasta ahora Le Normand ha venido jugando ahí a pierna cambiada con el condicionante que ello supone para tener una salida limpia de balón e iniciar el juego, un aspecto al que Imanol da mucha importancia y que resulta determinante para que la Real imponga su estilo de juego.
Cuando Roberto Olabe se refirió a él hace dos semanas hizo referencia a su destreza con el balón: «Queremos que su pie zurdo sea del primer equipo». En varias situaciones de la temporada al equipo le ha faltado fluidez en iniciación cuando el rival le ha buscado alto y le ha impedido nutrir de juego al centro del campo. Contar con un central que juegue a pierna natural es algo que mejora las prestaciones porque permite abrir más el campo y salvar la presión del contrario con cambios de orientación.
Cuando la Real fichó a Sagnan hace dos años fue con vistas a tener a medio plazo en esa posición a dos jugadores jóvenes y zurdos aunque de características diferentes para que el entrenador pudiera elegir en función de contextos de partido distintos. Pero el francés no ha terminado de convencer como admitió el propio Olabe: «Dos años y medio después, no hemos conseguido lo que queríamos en su desarrollo. Nos habría gustado que hubiese sido más regular».
Su gran problema ha sido la capacidad para interpretar el juego, tanto en fase ofensiva como defensiva. Porque en los duelos se ha mostrado como un defensa contundente, ganador por su imponente físico y muy eficaz en el juego aéreo. De hecho, en Europa ha rendido mejor contra conjuntos fuertes como Nápoles, AZ Alkmaar y Manchester que en la Liga frente a otros en los que la Real tenía que dominar a través del balón. Ahí ha tenido un hándicap que no ha superado
Por eso Imanol Alguacil terminó inclinándose por la opción de Jon Pacheco al final de la temporada, haciéndole jugar en el Wanda y llevándole al banquillo a Mestalla y El Sadar. En este último partido con el añadido de que el Sanse se jugaba el ascenso y se perdía el duelo ante el Algeciras pero el oriotarra primó, lógicamente, los intereses del primer equipo. Monreal y Le Normand estaban seriamente tocados, Igor Zubeldia era baja por Covid y para ambas posiciones contaba antes con él que con Sagnan.
En septiembre de 2019, cuando la Real acababa de incorporar a Portu, Odegaard, Isak, Remiro y Monreal, un técnico me confesó que el fichaje que más ilusión le hacía era el de Robert Navarro. Dos años después le ha llegado su oportunidad tras firmar 11 goles y 5 asistencias con el Sanse sin ser un delantero.
Aunque su llegada pasó inadvertida por ir al filial, el club hizo un gran esfuerzo económico para ser un chaval de solo 17 años. El análisis del juego revelaba que el estilo de la Real Sociedad necesitaba de un gran mediapunta para conectar la valentía en iniciación y la imaginación en creación con los delanteros en el último tercio del campo. De hecho, cuando han faltado Odegaard y Silva en estos dos últimos años es cuando peor lo ha pasado. El noruego estaba cedido y el canario, en el final de su carrera, por lo que Robert Navarro era la gran apuesta para contar con alguien desequilibrante en el enganche a largo plazo. Por algo se le hizo un contrato hasta 2025 con una cláusula de 50 millones.
En 2018 pasaba por ser uno de los mejores jugadores de su generación en el Barcelona, donde llegó a coincidir con Ansu Fati e Ilaix Moriba. Muchas veces, porque le bajaban para ayudarles a ganar partidos. En La Masía le llamaban 'Robertinho' por su habilidad para el regate, algo natural para un chico que tenía a Neymar e Iniesta como ídolos.
Olabe confirmó el otro día que lo ve como el mediapunta de la Real del mañana. «Nosotros en dos temporadas tenemos que tomar una decisión sobre David Silva, que ocupa un puesto muy importante. La primera mirada será hacia adentro porque tenemos que generar futuro». A diferencia de Roberto López, otro jugador de mucha clase, tiene más desparpajo y agresividad en el regate y más llegada al área, algo que se considera importante para manejarse detrás de los delanteros en la Real.
Esta temporada se ha visto que Silva no puede jugar 50 partidos, por lo que la intención es dosificarle para que firme la mitad de esa cifra a su nivel y ayude en el crecimiento de un proyecto de futbolista fantástico.
Robert Navarro cambió el Barcelona por el Mónaco en verano de 2018 después de recibir una gran oferta deportiva y económica. El director deportivo del conjunto francés era Michael Emenalo, un exfutbolista nigeriano con pasado en el Lleida que se hizo famoso por su ojo en el Chelsea como director técnico para captar a jóvenes talentos de la talla de Salah, De Bruyne o Lukaku. Respaldado por él y con Thierry Henry en el banquillo, se convirtió en el jugador más joven en debutar en la Ligue1 con el conjunto monegasco.
Pero un año más tarde el club relevó a su cúpula directiva y vio cómo se marchaban sus máximos valedores. Entendió que lo mejor era salir de allí y aparecieron la Real y el Athletic. No tardó mucho en decidirse por la propuesta txuri-urdin. En primer lugar, porque consideró que el fútbol que se practicaba en Anoeta se adaptaba mejor a sus condiciones y tenía más posibilidades de crecer. Y en segundo, porque vio más interés en San Sebastián, al comandar Aperribay en primera persona las negociaciones para su fichaje.
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