San Sebastián
Viernes, 18 de octubre 2024, 06:23
«Te sigues cuidando, Aitor», le dice uno de los aficionados blanquiazules a Rekarte justo antes de dar inicio a la visita guiada por las instalaciones interiores del Reale Arena que una decena de aficionados realista ha realizado esta semana acompañados por varios empleados del ... club, a los que se unió también en esta ocasión otro histórico jugador realista, Mikel Loinaz, delantero centro, el terror de las defensas contrarias en Atotxa, que ejerce de responsable de los veteranos.
Publicidad
El lateral de Arrasate confiesa que «es un honor hacer de embajador de la Real. Este tipo de actos sirven para acercar a los aficionados al club, que de esta forma quiere agradecerles su fidelización y su cariño a los colores de la Real. Espero que alguno se acuerde de mí. Estuve en la Real dieciocho temporadas, desde los trece a los treinta años. El Reale Arena no tiene nada que ver con Atotxa, es otro mundo».
«No me había planteado nunca hacer una cosa así -añade Rekarte, que recoge el testigo que dejaron primero Bixio Gorriz y luego Xabi Prieto-. Me lo propusieron en su día y estoy encantado de poder compartir todas estas vivencias con los aficionados. Nos sentimos reconocidos como veteranos. Me da envidia el nuevo Reale Arena tras la remodelación, es diferente al anterior. Y no digamos nada de Atotxa».
Edorta Audikana
La gira comienza en el parking interior donde los jugadores, árbitros y componentes del Consejo de Administración blanquiazul dejan sus coches los días de partido. Allí comienzan a funcionar los flashes de móviles para inmortalizar el momento ante un gigantesco panel con el escudo de la Real.
Publicidad
Acto seguido, los seguidores acceden al pasillo de la sala de trofeos, donde figuran en un lugar destacado las dos ligas ganadas en las temporadas 80/81 y 81/82. La primera en El Molinón ante el Sporting de Gijón y la segunda en Atotxa frente al Athletic. Las dos Copas, la de La Romareda contra el Atlético de Madrid y la de La Cartuja de Sevilla ante el Athletic, la Supercopa lograda ante el Real Madrid a doble partido en 1982, el trofeo de la Copa de 1909, conseguido como Club Ciclista Donostiarra y la Copa de la Reina femenina de 2019 conquistada en Granada ante el Atlético de Madrid. Y pudieron ser varios más, porque la Real ha sido cuatro veces más finalista de Copa y ha tenido otras dos ligas más al alcance de la mano en 1980 y 2003.
A López Rekarte le quedó un sabor «agridulce» por no haber podido ganar la tercera liga tras la derrota en Vigo ante el Celta. «Fue algo espectacular ver a más de 9.000 seguidores de la Real en Balaídos. Ellos se jugaban entrar en la Champions ese año y al final perdimos». A su juicio, «jugar la Champions League al año siguiente fue una experiencia inolvidable. Impresionaba mucho escuchar el himno en las escaleras antes de saltar al campo. Pasamos la fase de grupos y luego nos tocó el Lyon. Perdimos 0-1 en Anoeta y luego 1-0 allí».
Publicidad
Los seguidores realistas escuchan con suma atención, en silencio, las explicaciones del arrasatearra antes de continuar el recorrido por la zona destinada a los jugadores que más partidos han disputado con la camiseta de la Real -el paseo de la fama-, inmortalizados en unas fotografías de considerables dimensiones con la cifra de encuentros que ha jugado cada uno, las temporadas en las que defendieron la camiseta blanquiazul y las huellas de sus botas, en el caso de Arconada, sus guantes. Allí estaban Gorriz (599), Larrañaga (589), Zamora (588), Arconada (551) y Xabi Prieto (532). «Arconada y Zamora se retiraron el mismo día en Atotxa», recordó Rekarte, «y Larrañaga fue el único que ganó las dos ligas y jugó después en Anoeta. Disputar hoy en día esa cantidad de partidos es ciencia ficción», les recalca.
De ahí, la comitiva se dirige al vestuario del primer equipo. «En mi época era cuadrado, en cambio ahora es redondo para dar mayor sensación de unidad». Consta de una pantalla donde se pueden ver imágenes del equipo rival en determinados partidos realizadas por los analistas del club. Cada jugador cuenta con su propio espacio, ordenado en función del dorsal de cada uno, en el que figuran camiseta, pantalón y medias con las que luego saltarán al campo. «En mi epoca cada uno también tenía su propio sitio, pero no había una sala de calentamiento como ahora -consta de barras estáticas y tres camillas para masajes antes de saltar al campo-. «Karpin era una bestia -recordaba Rekarte-, le daba igual jugar con el tobillo hinchado con tal de ayudar al equipo».
Publicidad
El recorrido continúa por la zona donde los jugadores comen después de los partidos tras la correspondiente ducha. «Ahora tienen hasta cocinero. En nuestra época no existían estas cosas. Seguro que lo hubiéramos aprovechado a tope para estar tranquilos después de los partidos antes de ir a casa», proclama.
Armando Fernández
Y por fin llega el momento que todos los aficionados están esperando, la salida al terreno de juego, donde los aficionados comienzan a sacarse fotos unos a otros, junto al escudo de la Real en el césped y con el propio Rekarte.
Publicidad
Tras ese emotivo momento, los aficionados se dirigen a la sala de prensa. Ocupan los asientos destinados a los periodistas y comienzan a bombardear -nunca mejor dicho- con preguntas a Rekarte sobre su recuerdos como jugador blanquiazul, el entrenador que más influencia ha tenido en su carrera -citó a Denoueix, Krauss, Toshack, Clemente, Lotina, Amorrortu sin quedarse con ninguno en especial-, el mejor partido con la camiseta realista -recordó su debut en el Camp Nou pese a perder 3-0 y los partidos de Champions League, en especial el empate ante la Juventus y jugar contra Nedved-.
Y como broche final, los aficionados blanquiazules tienen un extra. Son invitados a ver el palco presidencial -existen otros 82 palcos en diferentes zonas del estadio-, a donde no se puede acceder ni con camisetas ni bufandas de cualquier equipo. Es necesario seguir el protocolo.
Noticia Patrocinada
Andoni Casteig y Jimena Sánchez, mexicanos ambos, aprovecharon su estancia en Donostia, en plena luna de miel, para visitar el Reale Arena. «Mi padre, Mikel, es de Donostia. Vivimos en Querétaro y queríamos ver cómo era el estadio por dentro después de la remodelación. Vine otra vez con mi padre, pero estaba en obras. Soy forofo de la Real y la visita me ha parecido increíble», asegura. Jimena también se queda satisfecha. «Me ha encantado. Soy realista de corazón, por decisión propia. No he visto aún ningún partido de la Real aquí y me gustaría volver pronto para verles jugar, como hicimos en 2023 en Monterrey ante el Atlético de Madrid. Fuimos a ver a los jugadores al hotel. Nos hicimos fotos con todos gracias a Imanol y nos regalaron un banderín. Se portaron de diez», recuerda.
Suscríbete los 2 primeros meses gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Te puede interesar
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.