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Meho Kodro (Mostar, 1967) anda a caballo entre Bosnia y San Sebastián. Su último banquillo ha sido la selección de Bosnia y hoy se mantiene ... con ganas de seguir trabajando. La entrevista se puede ver en el canal de Youtube de este periódico dentro del programa Goazen Reala!
– ¿Qué tal le trata la vida?
– Por ahora bien. Estoy entre San Sebastián y Bosnia.
– Físicamente está de diez.
– Lo hablo con mis amigos: tengo una necesidad, no sé si es física o psicológica, para hacer algún tipo de ejercicio prácticamente a diario. Hay que darle las gracias también a los genes por parte de mi madre.
– Quién le iba a decir a aquel chaval que salió en una época complicada de Yugoslavia que iba a acabar instalándose en San Sebastián.
– Cosas del destino. Como cualquier chaval yo tenía mis sueños y deseos y gracias a Dios he tenido la fortuna de poder cumplirlos. Poco más puedo pedir.
– ¿Qué soñaba? ¿Jugar en una de las grandes ligas europeas?
– Yo conocí el fútbol de la ex Yugoslavia, que era un fútbol de un nivel mucho más alto de lo que es ahora. Aterricé en Gipuzkoa en el año 91 y un año antes el Estrella Roja, que jugaba en la liga de la ex Yugoslavia, ganó la Liga de Campeones. Quiero decir con esto que entre la liga española y la liga de la ex Yugoslavia, no había tanta diferencia como podría haber después.
– ¿Qué se puede soñar en una época de conflicto armado?
– Mis amigos y yo teníamos ganas de salir de ahí, ese era el sueño, y ver si alguno era capaz de jugar en una liga más grande que la nuestra.
– ¿Y cómo surge la posibilidad de fichar por la Real? ¿En qué momento le coge ese interés?
– La Real necesitaba un delantero y Toshack, que entonces era su entrenador, mandó a dos personas a Belgrado a ver un partido de mi equipo, el Vélez Mostar. Expósito y Kortabarria vieron el partido y su informe fue positivo por lo que me dijeron a los años. No mucho después Toshack se presentó en un partido de la selección de Yugoslavia ante Suecia. Jugué 15-20 minutos y no lo debí hacer mal porque me invitaron a viajar San Sebastián para ver la ciudad, cómo funcionaba y seguir hablando por la posibilidad de fichar. En ese momento tenía un par de posibilidades más en Francia y Alemania.
– Y se decantó por la Real.
– Recuerdo que llegué de noche al hotel Monte Igeldo y desde la habitación solo se veían luces. Pero por la mañana alguien había cambiado el escenario. ¿Qué ha pasado de la noche a la mañana? Me enamoré de la ciudad a primera vista. Por la tarde me llevaron a entrenar, la verdad es que no fue mi mejor día, pero la oferta seguía en pie y terminé aceptando.
– No tuvo que ser fácil dejar a la familia en mitad de una guerra.
– No. Yo vengo de una familia humilde, entonces en Yugoslavia, ahora Bosnia. Mi sueño era jugar en un equipo grande y ver si podía responder a las exigencias. Me quería comer el mundo. Eso pudo más.
– La Real pagó 600.000 euros por un delantero cuando por el último ha abonado 20 millones de euros.
– Todo ha cambiado. Hoy el salto de Bosnia a un equipo como la Real sería casi imposible por la diferencia que hay entre las dos ligas.
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– Por delante, cuatro temporadas en la Real siendo uno de los delanteros de la Liga, siendo el segundo máximo realizador con 25 goles en la segunda temporada tras el Pichichi Zamorano, con 28.
– Pero el principio no fue fácil. En mi primer partido en Atocha, en aquella Atocha, me lesioné en el minuto tres o cuatro y me veo obligado a estar fuera dos meses. Recuerdo que Toshack, medio en broma medio en serio, me decía que si no me recuperaba pronto me mandaba de vuelta. Total que reaparecí contra el Real Madrid y marqué mi primer gol en la liga con la Real, a principios de diciembre. Una vez me recupero empecé a marcar goles y algunos de esos goles ayudaron al equipo para clasificarnos para UEFA. Teniendo en cuenta todas las dificultades que podía haber tenido al principio fueron 12 ó 13 goles en esa primera temporada. Acabé satisfecho.
– En total, 81 'kodrazos' en sus cuatro temporadas, desde la 91/92 a la 94/95, con 146 partidos. ¿Recuerda cada gol?
– Muchos, quizás todos. De vez en cuando me pongo alguno de los vídeos que tengo y me digo 'ese se me había olvidado' pero sí soy de los delanteros que me acuerdo de los goles.
– Defina al Kodro delantero.
– No era especialmente rápido, pero sí que tenía una ventaja que a mí me ayudó muchísimo. Estando en el Vélez Mostar, con 18 años, veo a un jugador que era mayor que yo hacer movimientos dobles, movimientos de venir y después atacar la profundidad, entonces me acerco y le pregunto '¿qué haces tú ahí?' Y me contesta: 'lo acabo de ver en otro jugador'. Ese otro jugador era Momo Bukoé y entonces yo me acerqué a él con la misma pregunta porque casi siempre recibe el balón en ventaja. Ahí empecé a pensar en los movimientos, en alejarme de la portería, jugar en diagonales... pensé un poco para intentar a recibir balón en mejores condiciones. Hay jugadores que son rápidos pero si no piensa.. Un jugador veloz es el que piensa, el que se anticipa y además si tiene una velocidad física entonces tiene una ventaja. Quizás yo manejaba bien las dos piernas y bueno la cabeza también aunque tampoco ha sido mi fuerte.
– ¿Con que jugador disfruta hoy en día?
– Con los grandes delanteros. ¿Por ejemplo? Un poco de uno y otro. Haaland es muy bueno, ataca muy bien los espacios aunque quizás podría mejorar un poquito el juego de asociación. Isak me encanta como está jugando, tiene una una proyección muy buena, y me encanta Mbappé. Ahora se juega más por dentro, hay que asociarse, saber atacar de segunda línea, recibir en diagonal.
– ¿Cómo surge la llamada del Barcelona estando en la Real?
– Sin yo saberlo el 5-0 al Athletic en Anoeta fue mi último partido en la Real. Yo estaba aquí encantado y un buen día me llama Charly Rexach para trasladarme el interés de Cruyff en contar conmigo. Yo le creía y le pedí que si era verdad necesitaba hablar con Johan. Al día siguiente, efectivamente, suena el teléfono fijo de mi habitación. 'Buenas tardes, soy Johan', me dice alguien al otro lado. Ese momento es el más importante de mi vida futbolística. El mismo Johan Cruyff, un mito desde que yo veo el Mundial de Alemania en el 74, me estaba pidiendo que jugara para él. Me enamoré del fútbol por él cuando era un niño, fue el mejor jugador de aquel torneo. A partir de ahí mi representante habla con Luis Uranga y empezamos a hablar de esa posibilidad. La verdad es que Luis, la Real, se portó muy bien. Era paso natural.
– Llega en 1995 a un Barcelona que acaba de perder la final de la Champions ante el Milán por 4-0.
– Y jugadores como Stoichkov, Koeman, Begiristain y Romario saliendo el equipo. El reto era reconstruir el equipo. Aquello termina con Cruyff saliendo del banquillo, cogiendo Rexach el equipo y llegando Bobby Robson, que estaba en Portugal. A esa apuesta se suma el fichaje de Ronaldo, el 'Fenómeno' brasileño, y a mí me llaman y me dicen voy a tener pocas posibilidades, que lo piense porque igual podría hablar con otro equipo. Yo no quería salir de la liga española. En ese momento salió el Tenerife, estaba jugando bien, se había clasificado para la copa UEFA y tenía un entrenador que también me gustaba mucho Jupp Heynckes. Me llama, me presenta el proyecto y acepto. Estuve tres años con altibajos tanto yo como el club y al final del tercer año bajamos a Segunda. Éramos un equipo que se había planificado para pelear por lo de arriba y al final nos metemos en una mala dinámica que nos llevó a perder la categoría.
– Pero su recuerdo de Barcelona no es malo.
– No. Marqué 15 goles. En el Barça es poco porque la exigencia allí es muy grande. Viéndolo ahora con perspectiva incluso podría decir que es una buena cifra pero entonces sientes frustración. Con el tiempo aprecias la experiencia, poder ser parte de un gran club, de un estupendo vestuario. Fue maravilloso, aprendí muchísimo y le estoy agradecido al Barcelona. A veces las cosas no salen como uno piensa; es parte de nuestro oficio y la vida hay que aceptarla como viene. Yo pensaba que si en la Real había hecho más de 20 goles, en el Barcelona, con más ocasiones, podría hacer más.
– Del Tenerife, pasó al Alavés, en el que jugó una temporada, la 99/2000, para retirarse tras una temporada en el Maccabi. Y ha querido seguir ligado al fútbol como entrenador y formándose como gestor de grupos.
– Lo del coaching es casi anecdótico pero es que después de dejar el fútbol, incluso antes, he visto mucho sufrimiento en los vestuarios, por no saber manejar la presión, la ansiedad. Hay una parte del fútbol emocional que es que es importante tratarla y que los clubes empiezan a tener en cuenta. Las prisas se han apoderado de todo. En cualquier caso, me considero entrenador. El fútbol siempre ha sido mi pasión, mi vida. Lo que tengo en la vida es gracias al fútbol.
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