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El ritual de la Liga de Campeones atrapa. Se podría decir que la ceremonia previa a los partidos que enfrentan a los mejores equipos de Europa es lo más parecido a una liturgia en los tiempos que corren. La turbación que produce la música, la solemnidad de los saludos entre los rivales o la contención con la que la grada contempla los prolegómenos del encuentro antes de estallar en gritos de apoyo a los suyos generan un ambiente que tiene mucho que ver con los ritos religiosos. Si en un partido normal no es difícil ver en la comunión entre los hinchas y sus colores una prolongación del espíritu que anima cualquier religión, en los de la Liga de Campeones esa identificación crece hasta el punto de que son muchos los aficionados que se aproximan al trance. Es el inconfundible aroma de la Champions, un incienso profusamente perfumado que solo se respira en los mejores estadios del continente avivando la fe de las hinchadas y procurando sensaciones que demuestran que es una competición única.
Aunque lejos de los focos del estadio Da Luz lisboeta, el centenar de aficionados que se acercaron este martes a la sede de este periódico para contemplar el encuentro en el DV Arena se contagiaron de ese espíritu de las grandes noches del fútbol europeo. El optimismo era la nota dominante entre los que se acercaban a la cita. La brillante trayectoria del equipo de Imanol en estos primeros compases de la competición continental alimentaba la confianza de los seguidores txuri urdin. «Va a ser un partido intenso, muy competido, pero tengo confianza en la capacidad de la Real», pronosticaba Mikel Odriozola, entrenador del Guuk Gipuzkoa Basket, que acudió a presenciar el encuentro con parte de su equipo técnico.
Mikel Odriozola «Es un plan distinto, mucho mejor que ver el partido en casa, este tipo de iniciativas se agradecen»
Fernando Gajate «La idea es estupenda, te juntas con gente que comparte tu afición, voy a saltar como el que más»
Zarka Belastegui «Creo que soy el único seguidor de la Real de República Dominicana, me he contagiado del entusiasmo»
Nieves (Peña Mikel Alonso) «Para los que llevamos años siguiendo a la Real es una enorme satisfacción verles jugar ahora»
La retransmisión vía Twitch a cargo de Leyre Barriocanal y Beñat Barreto, seguida desde casa por cientos de aficionados, contribuyó a calentar motores. Los hinchas entonaron con brío el himno txuri urdin poco antes de que el balón se pusiese en juego. Uno de los que dejó oír su voz con más ímpetu fue Zarka Belastegui, un realzale incondicional cuyo rostro se puede ver en el Reale Arena. Belastegui también se mostraba optimista -«vamos a ganar 0-3 con goles de Kubo, Oyarzabal y Sadiq», pronosticaba-, al tiempo que prometía repetir la experiencia del DV Arena.
Parte de una de las gradas estaba ocupada por una representación del club de atletismo Donostiarrak. Uno de los que con más contundencia animaba a los blanquiazules era Fernando Gajate, que a sus 80 años ostenta el récord de participación en la Behobia con 29 ediciones a sus espaldas. Con una camiseta en la que lleva estampada la firma de Oceano, una auténticas pieza de coleccionista, Gajate se las prometía también muy felices. «Voy a saltar como el que más en cuanto marque la Real», sonreía con una energía desbordante.
El veterano atleta saltó, vaya si saltó, cuando Brais logró el tanto que le dio el partido a la Real. Un gol que hizo vibrar las gradas móviles del DV Arena y que transportó a los realzales a un estadio próximo a la plena felicidad. Un éxtasis en el que participaron todos los aficionados con gritos y cánticos de apoyo. Genuina noche de Champions.
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