Minicrisis resuelta. Tres goles. Sonrisa matinal de oreja a oreja. Triunfo importante. Adiós a los nubarrones. Después del 3-0 ya corre el aire y se ven las cosas de otra manera. No había lugar para el fallo en Anoeta y la Real no falló. La Real necesitaba enviar un mensaje positivo y lo envió. Pero sería un error creer que la Real ha hecho algo que no sea olvidarse del descenso tras ganar a un Levante que, ojo al dato, llevaba once jornadas sin ganar. En realidad, la Real sigue teniendo casi todo por hacer. Y para hablar de punto de inflexión habrá que eliminar al Salzburgo en la Europa League y después dar la talla fuera de casa en Liga en las salidas a Valencia y al Villamarín.
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(Fue una jornada con tres protagonistas: Eusebio, Canales y Agirretxe).
El 3-0 fue un armisticio para Eusebio, que salvó los muebles. Su rostro lo decía todo. El técnico sabía que su maleta tenía ruedas. Sabía que Jokin Aperribay había sido su máximo valedor junto a Loren. Sabía que el presidente había resistido a presiones internas (alguna) y externas (bastantes) porque creía que con él se podía reconducir la situación. Pero también sabía Eusebio que en caso de derrota Aperribay (muy a su pesar) estaba casi obligado a destituirle porque los números de la Real ya no aguantaban ningún análisis. Diré más. Esta vez sí, Imanol Alguacil, el técnico del Sanse, sabía (se lo habían comunicado) que debía estar preparado para coger el primer equipo en caso de derrota. Imanol, que ya respiró aliviado el día que la Real ganó al Deportivo cuando se especuló con la posibilidad de destitución de Eusebio en caso de derrota, volvió a resoplar el domingo al mediodía (por la tarde se sentó en el banquillo del Sanse, y con premio). Así que Eusebio estará en Salzburgo y, si nada se tuerce, hasta final de temporada. Lo que suceda la próxima (Eusebio tiene contrato hasta junio de 2019) será otro cantar.
El protagonismo del partido se lo llevó Canales, que el domingo subió a los cielos merendándose elogios y titulares. Todos ustedes saben que el 1 de enero, al no haber recibido oferta de renovación por parte de la Real, quedaba libre para negociar con cualquier equipo. Eusebio había pedido que le ampliaran el contrato porque considera que el cántabro es un 'futbolista top'. Y, sobre todo, porque Eusebio entiende que Canales puede ser el sustituto natural de Xabi Prieto en la línea de tres del ataque realista (cuando se retire el donostiarra). Lo que sucede es que Eusebio nunca le había alineado en esa posición... hasta el domingo. Y lo que es el destino, Xabi Prieto se lesionó y Canales la lió con una actuación estelar y una asistencia y un gol de chapeau. Y, claro, la gente se pregunta y te pregunta si le ofrecerías la renovación. Y tú respondes que hace quince días la dirección deportiva no tenía intención de renovar a Canales. ¿Ahora? La baza que tiene Canales de quedarse en la Real es que siga Eusebio, aunque sus representantes manejan alguna oferta...
Y qué decir de Agirretxe. Siempre he mantenido que su vida futbolística no ha sido fácil. Desde que debutó con Amorrortu en Anoeta estuvo sometido a debate. No le convencía a su entrenador en el Sanse, que prefirió a Díaz de Cerio. Ni posteriormente a Lillo. Ni a Martín Lasarte. Tuvo que superar los fichajes de Abreu (Lillo) y de Bueno (Lasarte) y solo las lesiones de Joseba Llorente e Ifrán evitaron una cesión suya al Valladolid que estaba ya 'negociada'. Lo digo porque cuando llegó Montanier pidió un '9' temiendo que la recuperación de Llorente iba para largo. Pero en la segunda temporada de Montanier, este le dio confianza, galones y Agirretxe explotó con 14 goles en una temporada memorable de la Real –Vela marcó también catorce tantos y Griezmann, diez–. Agirretxe se reivindicaba como ariete en la Real hasta que en 2015 Keylor Navas le cazó en el Bernabéu. Inició entonces un calvario de operaciones, un vía cruces de reveses. Cualquier otro futbolista habría tirado la toalla, pero él no... ¡¡¡Y 26 meses después!!!, se dice pronto, Agirretxe fue titular en Anoeta. Su abnegación le ha mantenido a flote. Lo celebro.
«No admires el éxito, admira el esfuerzo. Lo primero te lleva a ambicionar, lo segundo te lleva a superarte» (Anxo Pérez).
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