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La víspera del último partido de Totti con la Roma, dijo Maradona que el italiano era el mejor '10' que había visto en su vida. Éste le respondió que ya se podía retirar tranquilo. Dos campeones del mundo, referentes de dos generaciones, declarándose su admiración ... mutua. Y es que si algo ha caracterizado a este tipo de jugadores es la elegancia y el buen gusto.
Se puede decir que el fútbol ha evolucionado a impulsos del jugador número diez, desde Puskas a Messi pasando por Pelé, Cruyff, Platini, Maradona, Zidane y el propio Totti. No siempre jugaron en los mejores equipos pero su inspiración y talento llevaron muy lejos a sus compañeros. Maradona hizo campeón a un Nápoles que hasta su llegada peleaba por la permanencia y el Barcelona anterior a Messi sumaba cinco años sin levantar una Liga.
Nuestro '10' por antonomasia es Jesús Zamora, el héroe de Gijón y autor del primer gol en el partido decisivo de la segunda Liga, algo que se olvida a menudo. Un futbolista elegante, fino, de esos que conducían el balón con la cabeza alta sin necesidad de mirarlo para saber dónde estaba. No necesitaba recurrir al regate porque una finta o un cambio de ritmo le bastaba para dejar atrás a los rivales. La Real Sociedad alcanzó la gloria con él llevando la batuta en campo contrario.
A principios de este siglo le faltó poco para ganar la Liga al Real Madrid de los galácticos en 2003. En este caso, el artista vivía acostado en la izquierda y respondía al nombre de De Pedro. Era capaz de sacar los centros más inverosímiles que se hayan visto, marcar tantos desde el centro del campo o firmar goles olímpicos desde el banderín de córner. Como todo genio tenía ese toque de locura que le hacía ver oportunidades donde el resto solo atisbaba problemas. Por eso no dejaba indiferente a nadie.
La Real de estos cuatro últimos años ha dado un salto cualitativo a partir de contar con un '10' diferencial. Odegaard fue determinante en la temporada 19/20 para alcanzar la final de Copa y entrar en Europa. Las rachas del equipo bailaban al ritmo de su rodilla. Cuando le dolía, las victorias se resistían, y cuando estaba en forma el equipo era imparable. Su capacidad para el último pase, el lanzamiento de las faltas y la definición en área colocó al conjunto txuri-urdin en la zona noble de la Liga, aquella en la que se persiguen sueños importante. Siete goles y nueve asistencias le contemplaron en aquel curso.
Cuando el Real Madrid le reclamó antes de tiempo, temblaron los cimientos de la planta noble de Anoeta. Había que encontrar un sustituto a su altura... Alguien sacó el nombre de David Silva en la mesa y no se habló más: «Hay que poner toda la carne en el asador para traerle».
El problema es que, una vez que había decidido salir del City tras una década dorada, decían que lo tenía hecho con la Lazio. Curiosamente el otro inquilino del Olímpico de Roma en el que jugará este jueves. Una llamada a su agente, Amadeo Rengel, bastó para confirmar que no había nada firmado y que le atraía el proyecto txuri-urdin. El resto es historia.
Su llegada permitió mantener un estilo de juego propositivo en el que el balón era protagonista y se necesitaba un cirujano para abrir espacios en el último tercio del campo. Con menos gol y empuje en la presión que el noruego, pero con más experiencia y visión de juego, su influencia ha sido incluso mayor, hasta el punto de que con él la Real Sociedad gana el 67% de los partidos y en su ausencia se queda en un 29%. La diferencia entre un equipo de zona Champions y uno de media tabla.
Se le puede alegar que a sus 37 años se pierde partidos por problemas musculares, pero es que si no fuese así no estaría aquí. A la chita callando ya suma 79 partidos como txuri-urdin con 6 goles y 13 asistencias en su haber, participando en la jugada de la mitad de los goles realistas cuando está en el campo. Y es que un poco de David Silva siempre es mucho.
Es innegable que su ausencia en el último mes está detrás de la mala racha de resultados, porque como dice Imanol «con él hasta el balón corre más rápido en Zubieta». Tampoco ha ayudado que equipos como el Valladolid, Valencia o Cádiz hayan sido rivales reactivos de esperar en bloque medio-bajo y salir a la contra, contextos en los que el canario es imprescindible. Porque en partidos más abiertos de ida y vuelta, como en el Camp Nou, Bernabéu y Cornellá, la Real acusó menos su ausencia.
Este jueves, en la casa de Totti y en el que pudo ser su estadio, reivindicará la figura del '10' y la apuesta de la Real por un estilo que es el que le ha traído hasta aquí. Hasta los octavos de final de la Europa League.
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