La recuperación de Mikel Oyarzabal, mes a mes

El eibartarra fue operado ayer en Vitoria por el traumatólogo Mikel Sánchez de la rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda que se produjo durante un entrenamiento en Zubieta hace una semana. La operación, dirigida por uno de los mejores especialistas a nivel estatal, «discurrió sin incidencias reseñables», según informó la Real. Está previsto que mañana reciba el alta y pueda volver a casa.

Oyarzabal inicia ya mismo un largo camino hasta volver a competir que durará en torno a seis y ocho meses. Estos son los pasos habituales y los plazos aproximados que emplean los deportistas que padecen la misma lesión que el realista, según los médicos consultados por este periódico, siempre y cuando la recuperación no sufra ningún imprevisto y transcurra dentro de la normalidad.

Oyarzabal abandonará el hospital en muletas, pero no las llevará mucho tiempo. Tras una primera semana de reposo y de aplicar frío en la rodilla, enseguida tendrá que mover la articulación 90 grados. Entre la segunda y tercera semana tras la operación se podrá quitar las muletas y la rodillera. A mediados de abril, si todo avanza con normalidad, el futbolista iniciará una rehabilitación más intensa con la misión de recuperar del todo la movilidad.

A partir del segundo mes Oyarzabal ya habrá empezado a llevar una vida normal y podrá caminar por la calle sin que nadie note nada extraño en su andar. Ya habrán pasado unas ocho semanas cuando el realista pueda comenzar a desarrollar una musculación más potente. Entonces ya se le permitirá llevar a cabo trabajo en gimnasio y podrá realizar bicicleta. Esta fase también estará acompañada por la técnica de la electroestimulación. Todos los esfuerzos se van a centrar en recuperar la musculatura lo máximo posible.

Oyarzabal va a vivir unas vacaciones muy diferentes a las que está acostumbrado. Va a pasar de no parar como sucedió el pasado año con la Eurocopa y los Juegos Olímpicos, a no poder tocar un balón ni en la playa. Despejará su cabeza y disfrutará de un merecido descanso, pero seguro que también empleará el tiempo estival para acelerar en su recuperación. En junio seguirá dando continuidad a lo trabajado en mayo. El eibartarra seguirá metiendo horas en el gimnasio y subido a la bicicleta. Se le verá por Zubieta.

Si va quemando etapas sin contratiempos podrá empezar a ver la luz a finales de julio. Será el momento en el que pueda comenzar a realizar carrera continua. Esto puede suceder incluso antes, según el estado de la rodilla del jugador. Complementará este trabajo con el gimnasio y la bicicleta. Además, podría empezar a tocar algo de balón en solitario. Empezaría a sentirse futbolista de nuevo. Carlos Fernández, que también se rompió el cruzado, tardó 14 semanas en asomarse al José Luis Orbegozo.

Agosto será un mes muy parecido a la recta final de septiembre. Oyarzabal, asistido por un readaptador, meterá muchas horas de carrera continua en Zubieta. Será un tiempo de sudar mucho y ganar tono físico. Además, también recuperará por completo sus sensaciones de toque con el balón, sin una verdadera oposición, eso sí. Este será un periodo importante para comprobar cómo responde la rodilla lesionada al golpeo de la pelota, antes de plantear una posible reincorporación a la dinámica de grupo.

A partir de este momento, Imanol, asesorado por el cuerpo médico, podrá valorar su reincorporación con el grupo. Su vuelta sería gradual en todo caso y lo haría bajo unas condiciones determinadas. Suele ser muy común que jueguen como comodines en los ejercicios con un peto diferente al resto para evitar choques peligrosos con otros compañeros. Si el proceso marcha por buen camino, Oyarzabal podría dar ese paso a finales de septiembre, seis meses después de la operación.

Durante el séptimo mes Oyarzabal irá ganando peso en los entrenamientos, cada vez irá adquiriendo mayor confianza en la rodilla izquierda. Volviendo de nuevo al ejemplo de Carlos Fernández, el delantero se unió al grupo en Zubieta el 14 de febrero. Ese día completó su primer entrenamiento junto con el resto de compañeros desde después de que transcurrieran seis meses desde su paso por quirófano. El andaluz sigue en esta etapa de su recuperación y en ocasiones ha bajado el pistón por una cuestión de gestión de cargas.

A finales de noviembre habrán transcurrido ocho meses desde la intervención quirúrgica que tuvo lugar ayer en Vitoria, periodo que se estima necesario de aguardar antes de que el deportista lesionado pueda volver a estar en condiciones de competir. Para entonces ya habrá comenzado el Mundial de Qatar, por lo que Oyarzabal aún dispondría de un mes más de tiempo –lo que dura la cita mundialista– para poder volver a vestirse la camiseta de la Real. Ya queda un día menos.