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Mikel Oyarzabal y el punto de penalti. Una historia de amor. Ya sea de txuri-urdin, ya sea con la selección. El Robin Hood de Eibar volvió a hacer diana y gracias a su gol en la tanda de penaltis, manda a La Roja ... a las semifinales de la Eurocopa contra Italia. Luis Enrique no es tonto. Se guardó a sus dos mejores lanzadores para el cuarto y quinto penalti. Gerard Moreno y Mikel Oyarzabal no fallaron e hicieron buenas las dos paradas de Unai Simón y el tiro lanzado alto por Vargas. No había duda de que en el 47 que calza el capitán realista iba a estar gran parte del pase de la selección a los partidos por el podio.
Oyarzabal se tuvo que dar un paseo hasta el balón que estaba entre el pico izquierdo del área grande y la raya de cal. Abucheos suizos, ciudadanos neutrales sin camisetas y cencerros más propios de un descenso en Garmisch-Partenkirchen que del estadio de San Petersburgo. Sin inmutarse, como si bajara de su coche para ir a un entrenamiento de Zubieta. El '10' txuri-urdin alcanzó el balón y se fue tranquilamente al punto que los británicos denominaron fatídico en 1902. En este caso, con Oyarzabal enfrente fatídico suele ser para el portero, Todo lo contrario para el eibartarra que, como buen armero, cargó bien su pierna izquierda para hacer un tiro certero. Miró a Sommer como es habitual en él, su carrerilla pausada dio paso a la mini paradiña y cuando el cancerbero del Borussia de Monchengladbach se venció a su lado derecho, Oyarzabal puso el balón en el lado contrario para éxtasis y jolgorio de toda la selección.
Enseguida el capitán corrió a felicitar a Unai Simón, los dos protagonistas de la final de Copa del rey. El punto de las diez yardas fue en esa ocasión fatídico para Simón. 'Oyar' estaba enfrente. Enseguida todos los integrantes del equipo se abalanzaron sobre los dos héroes: el que paró y el que cerró la tanda y fue el culpable de las lágrimas suizas. Elegantes y puntuales como los relojes.
Un lanzamiento que Cesc Fábregas se encargó de recordar un poco antes de que el capitán txuri-urdin acaparara todos los flashes de las cámaras. «Es mucho mejor estar dentro que fuera... que sufrimiento!! Ahora entiendo a mis padres...», escribió minutos antes de que España se clasificara para las semifinales. Y es que el catalán recordó su tanto a Italia en la Eurocopa de Austria y Suiza en los cuartos de final ante los azzurri. No se amilanó Cesc ante un mito como Buffon. Tampoco Oyarzabal que tenía enfrente a Sommer, héroe helvético por detener el penalti decisivo hace días a Kylian Mbappé. El 10 de la Real no le temió. Heredar esa camiseta lleva implícito un ADN especial desde los once metros. Podía haber sido Xabi Prieto. Incluso Javi de Pedro. El 10 de la Real Sociedad es muy bueno y lanza los penaltis como los ángeles.
A Oyarzabal le dio tiempo a sudar, todo lo contrario que a Rodri que salió a un minuto de acabar la segunda parte de la prórroga y su tiro lo paró el meta suizo. El capitán realista estuvo media hora sobre el césped, inclinó el partido hacia España puesto que Suiza jugaba en inferioridad numérica. Dos tiros tuvo en su bota izquierda para que el partido no llegara a la tanda de penaltis, pero Sommer adivinó sendos lanzamientos del eibartarra que buscaban el palo largo. Sin embargo a la tercera fue la vencida. El título de Copa llegó de sus botas. Las semis de una Eurocopa, también.
Oyarzabal juega poco pero cuando lo hace pasan cosas. Con una exactitud milimétrica para pensar y pasar, con los contrarios fatigados –sobre todo ayer los suizos–, la clarividencia del capitán bien vale para un pase, crear un espacio y aligerar el ataque con un chut. Peleó un balón con el defensor Ricardo Rodríguez y el cuero le quedó a Moreno en la mejor ocasión del encuentro. Es que es Robin Hood, roba a los poderosos y alimenta, no a los pobres, sino a los compañeros.
Hasta el momento Luis Enrique no ha postulado al realista como titular y lo tiene como revulsivo. Cazador del quinto gol ante Croacia y héroe ayer con un tiro impecable. No es fácil hacerlo y si no, el repaso de nombres que se enumeraron tras el error de Mbappé es un empacho de clase y talento. Mikel está tocado por la varita de la clase, la tranquilidad y la confianza. Y en estas lides Imanol lo aprovecha en la Real, la hinchada lo festeja y lo propio hace el seleccionador.
En un encuentro donde el brillo del juego vertiginoso de la selección llegó con los suizos en inferioridad numérica por la expulsión de Freuler. Clarísima. Hasta ahí, el tanto en propia puerta de Zakaria en el minuto 8 le dio la tranquilidad a España que jugó sin agobios. Un par de acercamientos pero el ritmo vibrante del día de Croacia no apareció y los suizos, que por algo llegaron hasta cuartos, hicieron un gol tras fallo de Laporte y Pau Torres que aprovechó Shaqiri. Guillermo Tell era helvético, pero Robin Hood no nació en los bosques de Nottingham. Lo hizo en Eibar.
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