Un municipal en Anoeta

Pensaba que tenemos el equipo menos ortodoxo de la liga. Nuestro extremo, Barrene, el que más faltas hace. Nuestro mago, siempre con cara de vinagre –que siga por favor los años que quiera Silva que es una delicia y una tortura para el rival– y un delantero de 1,95 que saca medio metro a todos pero que su fuerte no es el remate de cabeza.

Y en estas que el vikingo me dejó horriblemente mal con su testarazo en el minuto 59. Impecable. Una gozada. Darkoniano. El noruego me pareció como un municipal ordenando el tráfico. Con su peto naranja. Intentando desatascar el juego moviéndose de un lado a otro, creando espacios y sacando a los centrales de sitio. Siendo un apoyo en corto para sus compañeros y dando el balón de cara para que rompieran en velocidad con ventaja. Nada de ser un puro hombre de área como su compatriota Carew –¿se acuerdan?– u otros arietes que de su altura hacen que su hábitat sea exclusivamente la caja. Al contrario. Sorloth. Vikingo y desatascador. Diez tantos para él en LaLiga.

Y si hablamos de ortodoxia, o la falta de ella en ocasiones, aparece Carlos Fernández para hacerse un 'Juanmi', es decir, ser un jugador de un toque. De primer toque, porque la primera que tocó fue a la cazuela y la grada experimentó ese doble alivio: el tráfico volvía a la normalidad, el atasco desaparecía y se celebraba una remontada. La primera este año en Anoeta. Dos goles de cabeza.

Illarra, Kubo, Cho, Carlos Fernández y Brais fueron los cambios que introdujo Imanol. Qué importante es tener a toda la plantilla sana. El equipo no bajó ni un ápice y no concedió apenas oportunidades. ¿El resbalón de Pacheco? Hasta el mejor escribano tiene un borrón.

Esperan Betis, Osasuna y Real Madrid en apenas diez días. Si hay que renovar el pasaporte europeo no se me ocurren mejores rivales para ir certificando la cuarta plaza. Ahí sí que va a haber rock and roll. Casi heavy metal.