Albricias. Fue un regalo el que nos hizo la Real. Contra un Alavés que nos decepcionó, pero fue un triunfo con argumentos. Con dos goles y una obra de arte. Fueron tres puntos para aumentar el crédito y es que de un tiempo a esta ... parte en Anoeta sale el sol (¿fuera por qué no?).
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Fue el partido de Iñigo Martínez, que está como nunca. En una defensa a veces vulnerable como la de la Real, Iñigo es un cheque al portador: luce jerarquía, sin fallo en el pase corto, decidido en el pase largo, contundente en el corte y en los balones aéreos, siempre dispuesto en las ayudas... Una bendición.
Fue la tarde de Illarramendi. El de Mutriku es una garantía en el centro del campo pero sus últimas actuaciones, incluida la del Alavés, han sido de tal calibre que se podía afirmar que esta es la Real de Illarramendi.
O la de Willian José. La afición quiere verle jugar porque sabe que es un jugador diferente. Y lo es de verdad. Lo digo porque del 3-0 ante el Alavés nos quedamos claro, con los puntos, pero también con una jugada que la mantendremos en la retina durante tiempo porque el gol de Willian José fue un prodigio de técnica, su obra cumbre en Anoeta (de momento).
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El partido fue de Vela. Lo que cambian las cosas, oiga. No pocos pensaban (pensábamos) que a final de la temporada pasada saldría de la Real. Sus dos últimas campañas no habían sido de recibo; su pasotismo, sus declaraciones poniendo un pie en la MLS y su presencia en un concierto en Madrid y su ausencia en el entrenamiento del día siguiente, cuento incluido, parecían la gota que había colmado el vaso. Pero verán. Aperribay le leyó la cartilla cuando se fue y Vela se preocupó en vacaciones de la recuperación de su rodilla y se presentó antes que nunca a la pretemporada en Zubieta. Item más. En pleno verano descartó una importante oferta de Catar que duplicaba lo que ganaba en la Real (y dejaba más de diez millones en las arcas de Anoeta). Eso sí, le prometió a Jokin que iba a redimirse, que no quería irse de la Real con el mal sabor de boca que había dejado las dos últimas temporadas. Y está cumpliendo su palabra. Todavía no es el Vela que nos ayudó a entrar en la Champions pero se le parece. Pide el balón, ya empieza a culebrear y mete miedo en la defensa rival. Y abre huecos. Y está contento y más centrado (quizás por la responsabilidad de ser padre). Y si Vela juega gana la Real.
El partido fue de Eusebio. Me han leído más de una vez la frase de Séneca de que «no hay ningún viento favorable para quien no sabe adónde va» y desde que llegó a Zubieta la declaración de intenciones de Eusebio siempre ha sido la misma: como mejor se defiende es con el balón y pese a las críticas que recibió tras perder en Ipurua y San Mamés, incluso de exrealistas ilustres, el técnico pucelano ha mantenido su librillo y frente al Alavés la Real ofreció una sinfonía.
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No sé lo que pasará de aquí al final de año, porque por Anoeta pasarán consecutivamente Atlético y Barcelona y al librillo del técnico le queda la asignatura pendiente de fuera de Anoeta, pero sí sé que el sábado vi disfrutar a la gente. Y como escribí hace quince días, Eusebio será bueno si los Rulli, Iñigo Martínez, Illarra... forman una columna vertebral sólida y Oyarzabal, Prieto, Vela y Willian José meten goles. Y contra el Alavés marcaron tres.
P.D. Joxean Querejeta, presidente del Baskonia, estuvo en la comida de directivas en Rekondo. Comieron bien. Stop. Y hablaron de basket. Stop. Prieto, Willian y Vela marcaron al Alavés, pero quiero verles también haciendo goles en Leganés.
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