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La Superliga se transforma de la idea original y plantea nuevas interrogantes. El cambio de postura anunciado por la empresa promotora A22 Sports Management al abrir la horquilla del número de clubes participantes en una competición en la que prometen que se primará el mérito ... deportivo ha generado un nuevo debate en el que todavía quedan importantes cuestiones por resolver.
La nueva Superliga apuesta ahora por un torneo abierto con hasta 80 equipos participantes repartidos en varias divisiones. Esto significaría que se eliminan algunas de las características más impopulares que hablaban de una liga elitista cerrada en la que no se tenían en cuenta los méritos deportivos.
Se desconoce por el momento el método de acceso a esta nueva competición, ni si funcionará a través de un sistema de ascensos y descensos. Esto se comunicará una vez se conozca la sentencia que emita el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) en torno a la posición de la UEFA y la FIFA a la hora de organizar competiciones internacionales. Se espera que el anuncio del fallo se produzca en los próximos meses, entre marzo y abril.
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El aficionado de la Real se pregunta ahora si su equipo podría tomar parte en este nuevo modelo de Superliga. La respuesta es afirmativa. La Real, «si hace méritos deportivos», podrá participar en esta competición, aseguran fuentes de la empresa promotora a este periódico. Incluso podría llegar a jugar en la máxima división de la Superliga en función de sus resultados deportivos. Lo que no se sabe por ahora es el camino que tendría que seguir para poder codearse con la élite europea en este nuevo formato por definir.
A22 se encuentra en fase de diálogo con 50 clubes de 12 países con los que establecerá las bases de este nuevo torneo. «Queremos reequilibrar todo el sistema», señalan estas mismas fuentes, que pretenden garantizar como mínimo 14 partidos a cada equipo participante –hasta ahora el mínimo en Europa era de seis– para facilitar «una previsión de ingresos estable en el tiempo y más beneficiosa que la actual».
Los impulsores de esta nueva estructura en el fútbol europeo argumentan que la realidad económica que viven los clubes es «muy mala» y que «el sistema está a punto de estallar». Su previsión es generar mayores ingresos para que los clubes participantes no tengan que vender a sus mejores activos para poder cuadrar los números.
Buscan reducir las diferencias salariales que existen en la actualidad entre distintas ligas para que, por ejemplo, el Newcastle no se lleve a Isak de la Real por 70 millones de euros a escasos días del cierre del mercado o para que el Aston Villa no deje al Villarreal sin Unai Emery a mitad de curso. El factor de la descapitalización de la Liga es una de las preocupaciones que ponen en relieve para justificar la necesidad de implantar un campeonato de estas características.
La agencia promotora de la Superliga considera que a través de una competición más atractiva se generarían recursos adicionales y la estabilidad financiera de los clubes se incrementaría notablemente. Defienden además que los catorce partidos europeos como mínimo por temporada servirían para aumentar la capacidad de ingresos de los clubes, ya que ello también conllevaría disputar más encuentros en casa y por ende sumar más en taquilla.
La Superliga también plantea que el acceso a la competición «sea más asequible» para los espectadores, ya que consideran que otro de los problemas es que «es muy caro ver el fútbol en la televisión». En ese sentido se ha llegado a proponer que los clubes puedan ofrecer hasta cuatro partidos suyos a través de sus plataformas con acceso libre.
Para poder optar a participar en esta competición, la Real no podría descuidar su desempeño en Liga. Principalmente porque uno de los baremos de clasificación que se plantean está basado en el desempeño en las competiciones domésticas. No se baraja cambiar el calendario tradicional que existe hoy en día en el fútbol. La competición europea se jugaría entre semana y las ligas, el fin de semana.
A22 espera ahora que se pronuncie el TJUE. Un dictamen negativo socavaría las opciones de la Superliga. En cambio, una resolución favorable para sus intereses aceleraría la presentación del formato de la competición. Eso sí, en ningún caso empezaría a celebrarse la próxima campaña. Necesitaría al menos una temporada de margen para preparse.
No será fácil que la Superliga lleve su proyecto a buen puerto. En diciembre el abogado general de la Unión Europea, el griego Athanasios Rantos, dio la razón a UEFA y a FIFA para otorgarle la capacidad de poder sancionar a los clubes que participen en la Superliga. La opinión del abogado general no tiene que coincidir con el fallo que emitirán los magistrados próximamente, pero suele coincidir un 80% de las veces.
Hasta que no haya una decisión en firme todo está en el aire. La Superliga se encuentra en un limbo, mientras arrecian las críticas entre sus más fervientes opositores. «La Superliga es el lobo que se disfraza de abuelita», sostuvo el presidente de LaLiga, Javier Tebas, tras conocerse el giro de guion de la empresa promotora de la competición. El desenlace se aproxima.
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