Sus goles

Los goles del capitán de la Real Sociedad

Mikel Oyarzabal se pone a 100

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ikel Oyarzabal tiene 27 años, está en el mejor momento de la carrera de un futbolista y lo mejor es que posee tiempo suficiente para seguir incrementando su figura, que ya de por sí es gigante después de que con su penalti en La Cartuja consiguiera un título para la Real más de tres décadas después. Pero no solo por eso. Sus dos superiores fuera del césped, Imanol Alguacil y Jokin Aperribay, le han catalogado en los últimos meses como «el futbolista más importante del club» o el «buque insignia de la Real». Oyarzabal despeja los elogios con la misma facilidad con la que hace goles. «Yo soy un futbolista más y me limito a hacer mi trabajo», declaró a este periódico tras conseguir el gol número 98 con la elástica txuri-urdin. Ahora puede decir con orgullo que es centenario. 100 goles. Ya enfila el top-3 y si nada lo impide al terminar su carrera estará cerca de Satrústegui, máximo goleador histórico del club con 162 dianas. Palabras mayores.

El capitán es un hombre alejado de los focos. Prefiere rendir en silencio, aunque cuando tiene que hablar lo hace sin levantar la voz. Todo el mundo escucha. Lo más sorprendente de su rendimiento es que no es el futbolista más rápido, ni el más ágil, ni el que mejor remate de cabeza tiene o el que cuenta un disparo más potente. Tampoco dispone de una pierna derecha demasiado hábil como para marcar las diferencias como otros futbolistas que rematan exactamente igual con la derecha que con la izquierda. Ni falta que le hace. Sin embargo, capitanea a la Real desde la experiencia, la entrega, el corazón y, sobre todo, la inteligencia. Ahí no tiene rival.

Es el jugador más listo de todos y sin ser un delantero centro como tal ha alcanzado los cien goles en casi un tiempo récord gracias a saber interpretar qué requiere cada jugada. A sus 27 años y si él quiere y su físico se lo permite está en disposición de colocarse justo detrás de Satrus, superando a otras leyendas realistas por el camino como Uralde (100), Kovacevic y Bienzobas (107), Ontoria (114), Cholín (127) y López Ufarte (129). Salvo sorpresa mayúscula, les dejará atrás a todos ellos en las próximas dos temporadas si cumple la media de goles de la temporada pasada. Realizó catorce dejando en evidencia a otros compañeros. Este curso lleva tres.

La bonita historia de Oyarzabal con el gol empezó en febrero de 2016. Eusebio fue quien le hizo debutar a finales de octubre de 2015 en la goleada ante el Levante (0-4) y el capitán solo necesitó ocho partidos para poner la primera pica. El Espanyol fue su primera víctima, pero no la única. El eibartarra se estrenó como goleador en Cornellá en otro abultado triunfo después de que el conjunto de Eusebio endosara una manita al Espanyol. El '10', aquel día con el '28' a la espalda, marcó el tercer gol de la tarde tras una buena jugada combinativa con Rubén Pardo. El riojano realizó una diagonal perfecta para Oyarzabal, que recibió, controló y soltó el cuero para precisamente Pardo, que vino en apoyo. La pared con el de Rincón de Soto le dejó solo ante Pau López. He aquí una de las mejores características del capitán: define como los ángeles. La pelota le quedó botando en una posición idónea para el remate. Con su 47 de pie, metió el interior para superar a López y firmar su primer gol con la camiseta de la Real. Luego vendrían noventa y nueve más, cifra que se ampliará en breve.

Lo que diferencia a Oyarzabal del resto de futbolistas actuales de la Real es su increíble capacidad para no solo alcanzar números de delantero centro puro, sino además mantenerlos en el tiempo temporada tras temporada. El capitán ingresó en la primera plantilla txuri-urdin en el curso 16/17, por lo que ya acumula nueve temporadas vistiendo la camiseta de la Real, diez si se suma la temporada en la que debutó. En todas ellas ha superado las dobles cifras goleadoras salvo en su estreno –metió seis goles subiendo desde el Sanse–, su primer curso con los mayores –hizo cuatro– y en la 22/23, temporada en la que se rompió el ligamento cruzado y por motivos obvios no pudo cumplir con su media de goles. En el resto, superó con claridad las diez dianas. 14, 14, 13, 13, 15 y 14. Números al alcance de los mejores delanteros de la historia de la Real sin ser precisamente un delantero centro como tal.

Repasados los cien goles del capitán, la radiografía es clara en cuanto a con qué superficie han llegado. El realista ha marcado 79 con la pierna izquierda, diez con la cabeza, diez con la pierna derecha e incluso uno con el pecho, con su corazón azul y blanco, gracias a aquel tanto ante el Athletic la pasada temporada en San Mamés después de poner el pecho para desviar un remate de Aihen. La mayoría de sus goles vienen con la zurda, en parte, gracias a su habilidad para marcar penaltis.

Oyarzabal tiene una habilidad innata para ver puerta desde el punto de penalti. Con la pena máxima transformada ante el Betis ya son 32 las convertidas por el capitán, que últimamente ha encontrado en el lado izquierdo del portero el hueco para marcar pese a que a Rui Silva se la clavara por el lado contrario. Ese modus operandi con saltito incluido que tantas alegrías ha dado a la afición txuri-urdin ya es una imagen icónica. De penalti llegó, también, el gol más importante del club en los últimos 30 años. De los 36 penaltis que ha lanzado con la camiseta de la Real –sin contar tandas– solo ha fallado cuatro. Tiene un 88% de acierto.

También es destacable desde qué zonas ha marcado más goles Oyarzabal. Casi la mitad de sus dianas, 46, son desde dentro del área (sin contar los 32 penaltis), una zona que conoce a la perfección y por la que se mueve como pez en el agua. Bien partiendo desde banda izquierda, como la mayoría de sus partidos como txuri-urdin, o también desde que juega como referencia tras la lesión, el realista encuentra sitio para disparar. Marcado, liberado, con dos defensas... Vistos repetidos todos los goles se puede afirmar que Oyarzabal es un delantero de época. Tiene un mérito añadido alcanzar ya estas cifras cuando la mayoría de su carrera la ha jugado en banda.

Sin embargo, también es capaz de atacar el primer palo sin pensárselo dos veces o rematar desde fuera del área, un remate que no utiliza demasiado y que en caso de prodigarse más seguro que mejoraría sus números. El capitán ha marcado 16 goles dentro del área pequeña, un número nada desdeñable pese a que tampoco es el delantero más corpulento de todos. Su potente tren inferior, en cambio, le permite ir al choque y ganar duelos antes de remachar a los rivales. No se anima tanto desde lejos: seis de sus cien goles son desde fuera del área.

La relación de Oyarzabal con el gol arrancó ante el Espanyol en 2016, pero desde entonces no le ha vuelto a marcar ningún tanto. El eibarrés tiene dos víctimas preferidas a las que les ha hecho que ocho goles. Los porteros del Athletic y del Celta han tenido que recoger ocho veces el balón de sus redes. Siete le ha metido al Getafe, seis al Betis, cinco a Granada, Leganés y Valencia, cuatro a Barcelona, Cádiz, Girona, Rayo y Sevilla. Tres a Alavés, Eibar, Osasuna y Villarreal, dos a Almería, Elche, Huesca, Mirandés, PSV y Valladolid y uno a Atlético, Benfica, Espanyol, Leipzig, Levante, Mallorca, Real Madrid, Rosenborg, Salzburgo, Las Palmas, Vardar y Zamora. Casi nada al aparato. Oyarzabal sigue buscando víctimas para continuar aumentando sus números.

En cuanto a sus mejores socios, Gorosabel es el futbolista que más asistencias le ha dado, con cuatro, mientras que Merino, Brais, Januzaj, Willian José y Xabi Prieto le aportaron tres pases de gol. Oyarzabal tiene unas cifras espectaculares a sus 27 años puesto que ya ha disputado 362 partidos con la camiseta txuri-urdin, un número que estaría cercano al 400 si no se hubiese perdido los 32 encuentros que no pudo jugar en las temporadas 21/22 y 22/23 cuando se rompió el ligamento cruzado de su rodilla izquierda. Al capitán le costó volver, aunque ya está acallando las críticas. Tan solo el tiempo dirá si es capaz de acercarse a Satrústegui, que con 162 goles observa al '10' desde lo alto. El navarro se rompió la rodilla en la 83/84 y se retiró dos temporadas más tarde, con tan solo 31 años y 374 partidos, doce más que Oyarzabal. La leyenda continúa.

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