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Rubén Pardo (Rincón de Soto, 1992) está ansioso por reactivar su carrera en el mercado de invierno. A sus 32 años y ya padre de familia, milita en el Aris de Salónica griego, pero esta temporada no ha disputado un solo minuto en partido oficial. ... Y sueña con volver a España. Quizá su futuro pase por retornar a Segunda División. Y mientras eso sucede, hace un repaso para Relevo de su carrera y de su estancia en la Real Sociedad, en la que disputó 194 partidos, marcó siete goles y repartió 34 asistencias. Revela que en sus peores momentos no sintió el cariño de algunas personas del club, aunque sí de sus compañeros de vestuario. Y tras una etapa larga fuera de Anoeta, que comenzó con su cesión en el Girondins de Burdeos, deduce que «hace frío fuera de la Real»
«Yo quería haber hecho una carrera más larga en la Real», reconoce, sincero, un Pardo que reconoce que «igual no estuve a la altura de lo que ellos esperaban de mí». Y es que las expectativas que se fijaron en torno a su figura fueron muy elevadas. El entonces director deportivo de la entidad, Lorenzo Juarros, insistía antes de su debut en que la gran joya de la cantera era Pardo y que prometía muchas tardes de gloria en Anoeta.
Le compararon incluso con Xabi Alonso y ese peso no lo sobrellevó demasiado bien: «Se empezó muy pronto a escuchar mi nombre y las comparaciones y no te voy a engañar, hubo momentos que no lo supe llevar muy bien», admite el riojano de 32 años. «Hay que ser fuerte mentalmente porque la gente tiene unas expectativas muy altas sobre ti y van pasando los años, no vas teniendo los minutos que tú quieres», añade, significando que su mejor época fue la de David Moyes en el banquillo y luego, la de Jagoba Arrasate.
Rubén Pardo
Exjugador de la Real
Recuerda que lo que más le molestó de la época en la que ya estaba en la puerta de salida de la Real fue que «el cariño que me merecía cuando estaba en mi momento más flojo, no lo tuve de algunas personas». No se refiere ni a compañeros ni a entrenadores: «Es gente un poco más de alto cargo, ya te lo puedes imaginar», lanza. En ese sentido, excluye a Jokin Aperribay de la ecuación: «No, no tengo ni una palabra mala de Jokin. He estado muchos años en la Real y él fue una de las personas que más me ayudó cuando empecé e veía muy cercano hacia mí, siempre estaba pendiente de mí, por ejemplo». Tampoco apunta a Imanol, su último técnico en la Real, ya que considera que se portaba «increíble» con él y con todos los jugadores que jugaban menos.
Pese a todo a ello, Pardo se siente muy agradecido a la Real, de la que dice que «te diría que es mi vida»: «Yo llegué en 2004 a San Sebastián y me he pasado más de la mitad de mi vida allí. Me han enseñado todo, los valores de respeto, de llevar una vida ordenada y, sobre todo desde el primer momento en el que pisé San Sebastián, han estado encima de mí y soy lo que soy gracias a ellos, deportiva y personalmente hablando», subraya.
El rendimiento de Pardo generaba mucha controversia entre los aficionados. Fue perdiendo peso deportivo para los entrenadores según iban transcurriendo los años, pero siempre tuvo una legión de seguidores fuera: «Cuando jugaba un buen partido, todo el mundo se volvía loco, que muy bien, que tenía que jugar siempre, que aportaba cuando jugaba, pero en el momento en el que no era así, las hostias también caían para mí. Y lo que te digo, al final era un chico joven que cuando me daban turra, me afectaba». Se arrepiente de haber sido un asiduo de redes sociales como Twitter, en la que se vertían muchos comentarios sin demasiada mesura.
Rubén Pardo
Exjugador de la Real
Ya mirando al frente, su porvenir futbolístico está lejos de Grecia, pese a que siente «muy a gusto aquí, en lo que es la ciudad». Habida cuenta de que «no estoy teniendo un año bueno deportivamente hablando», ahora que se acerca el mercado de invierno, «intentaremos salir de aquí para encontrar un sitio donde pueda jugar y donde me pueda encontrar cómodo».
Sigue teniendo cartel y su destino está en España: «La Segunda División es competitiva y me gustó el tiempo que estuve, pero no voy a cerrar puertas a nada. Ahora que se va a abrir el mercado, tengo que valorar todo junto a mi familia, que es la que me acompaña y con mi agente, sobre todo sentarnos y ver lo que nos puede salir y cuando lo tengamos encima de la mesa, pues valorar todo».
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