El perfil

Roberto Olabe, un científico del fútbol coherente consigo mismo

El director de fútbol de la Real Sociedad ha sido el gurú de la idea, ha primado lo importante sobre lo urgente y el fondo sobre la forma. Se marcha por tercera vez obedeciendo a su voz interior

Gaizka Lasa

San Sebastián

Miércoles, 13 de noviembre 2024

Le falta vestir bata blanca en su laboratorio de Zubieta. Se cuela como aficionado incógnito en una esquina de la grada de un partido de formación, maneja mapas generacionales en su despacho y ejerce de ponente con pinganillo en una jornada de formación. Todo por ... la ciencia del fútbol. La pasión, el trabajo de gestor y un corpus ideológico propio e inquebrantable definen al máximo responsable deportivo de la Real. Roberto Olabe es el gurú que se eleva sobre la radiante actualidad del club, por encima de lo terrenal del primer equipo, más allá de las preguntas urgentes de prensa y afición. Lo suyo es lo importante: el rumbo.

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Su misión consiste en alimentar la semilla de la idea y velar por su saludable crecimiento. Si presume que el doble objetivo va a perder eficacia con su presencia, cambia de horizontes. Ni ápice de apego al cargo. Va a dejar de ser director deportivo de la Real -máximo cargo ejecutivo por debajo del Consejo de Administración y el presidente- por tercera vez. En 2005 salió del club con la llegada de Miguel Fuentes a la presidencia y el adiós de Astiazarán, a quien debía su lealtad y con quien compartía un proyecto común. También se fue en 2017, por «motivos estrictamente personales», cuando nadie se lo esperaba, seis meses después de llegar a la cúspide de la organización por una apuesta firme de Jokin Aperribay. Ha seguido a su instinto en cada momento, más allá de lógicas deportivas o de mercado. En ninguna de las dos ocasiones se puso en entredicho su labor profesional o el rendimiento aconsejó su cese. Tampoco hoy. Siempre ha obedecido a su voz interior. A aceptar la propuesta de la Real y al dimitir.

A este profeta de verbo barroco no se le entiende, se le cree. Su fe inexpugnable en una idea quedó acreditada cuando en 2017 cargó con ella para llevársela hasta Ecuador al no poder cultivarla con todas las consecuencias en el club txuri-urdin. La renuncia a un cargo por ideales reforzó la credibilidad y autenticidad de la que gozaría después, una vez Aperribay le repescó en marzo de 2018 para sustituir a Loren.Olabe planta los intangibles de la Real en cada despacho de Zubieta así como en cada conversación con los padres de un adolescente. Vive obsesionado con aquello que se cuece detrás de los focos. Entiende que lo que emerge bajo la luz es una consecuencia de lo otro. No deja de proyectar la ecuación en el aire ajeno a los halagos o críticas que le llueven del entorno. No le importan. Su obstinación por profundizar en la fórmula le impide siquiera escucharlos. El resultado, «emocionar a través del fútbol», está por encima de su reputación.

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Ha entendido que ese fin no puede desligarse en Gipuzkoa de un valor primordial como el desarrollo integral de jóvenes talentos de la casa que acabarán por convertirse en espejos deportivos y personales. La paciencia, la perseverancia y la estabilidad, junto al enriquecimiento en equipo, son criterios blindados. La clasificación para la Champions de la mano de iconos autóctonos como Zubeldia, Zubimendi, Aritz, Aihen, Oyarzabal o Barrene simboliza el éxito de la «visión de desarrollo sostenido».

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Ha conciliado la ampliación y profesionalización de una estructura orientada a fomentar el desarrollo de talento autóctono con la construcción de otra red de gente apasionada para el reclutamiento de recursos foráneos. Con este apartado tiene que ver uno de sus grandes caballos de batalla de los últimos años: el relato. Tanto ha mejorado que ha terminado por convencer a estandartes de la Premier como Nacho Monreal y David Silva. La percepción que existe ahí fuera de lo que significa el modelo Real Sociedad tiene mucho que ver con la silente labor de su director deportivo. Cuando dimitió el 13 de marzo de 2017, reiteró que las razones eran «personales conmigo mismo, no con las personas del entorno». También dijo sentirse «frustrado» y que «la Real está en un momento muy bonito». Hoy volverá a explicarse. Sin bata, pero con potestad de doctor.

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