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La portería de la Real no sufrirá demasiadas modificaciones la próxima temporada. Remiro seguirá siendo su principal guardián arropado por guardametas formados en Zubieta, tal y como ha sucedido en el presente curso. La duda es si Andoni Zubiaurre será el segundo cancerbero o ese ... papel pasará a desempeñarlo Unai Marrero, en quien los técnicos del club tienen depositadas muchas esperanzas.
La cantera txuri-urdin no produce un portero de Primera División desde que en 2004 diera la alternativa a Asier Riesgo. Desde entonces han pasado 19 años y solo Eñaut Zubikarai asomó en su día tímidamente la cabeza en la máxima categoría con 25 partidos jugados entre 2012 y 2015, la mayoría correspondientes a la primera vuelta de la temporada 14/15 coincidiendo con la lesión de Gero Rulli nada más llegar a San Sebastián. Ahora en Zubieta anida la esperanza de proyectar un guardameta de garantías que crezca junto a Remiro.
El diseño de la plantilla contempla la presencia de tres porteros. Tener que afrontar muchos partidos entre semana, con viajes de por medio al estar en tres competiciones, lo hace aconsejable. Por una parte para que Imanol disponga en el trabajo diario sobre el verde de dos de ellos como mínimo, ya que en el día posterior al partido el titular suele hacer trabajo de recuperación. Esta temporada la Real ha disputado 51 encuentros oficiales, lo que significa otros tantos entrenamientos sin el meta que ha jugado la víspera. Una de las claves de las que presume el club al valorar los éxitos de los últimos años es la calidad de esas sesiones postpartido llamadas 'los lunes al sol' para las que se requieren de dos porteros a pleno rendimiento.
En los últimos años esa figura de tercer guardameta la ha desempeñado el titular del Sanse, casos de Ayesa y Marrero, pero los viajes entre semana rompen con la dinámica de trabajo en el filial y luego tienen más difícil jugar con su equipo al regresar. Europa supone un mínimo de tres días fuera de Zubieta, normalmente de miércoles a viernes, aunque este año cambiarán esas jornadas al estar en Champions, que podrían oscilar de lunes a miércoles o de martes a jueves. Como es habitual en todos los equipos que juegan competición europea, la Real también se desplaza con un tercer portero por si sucede alguna contingencia con los dos primeros en esos días.
El año pasado el conjunto txuri-urdin cambió el esquema de dos porteros de parecido nivel para pelear la titularidad por otro –cada vez más común– de uno indiscutible con un segundo que le cubriera las espaldas. Sucede con Courtois en el Real Madrid, con Ter Stegen en el Barcelona y con Oblak en el Atlético, por hablar de los otros tres clubes que van a la Champions. Incluso el Villarreal se quedó solo con Reina tras la salida de Rulli una vez que comprobó que Jörgensen aún estaba demasiado verde. De entre los de arriba, los equipos sevillanos son los únicos que prefieren alternar bajo palos con porteros de parecidas posibilidades.
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En realidad, ha sido la apuesta de siempre en la Real desde los tiempos de Arconada. En los últimos 15 años sucedió primero con Bravo y luego con Rulli. Cuando el argentino se lesionó en 2018 y Toño Ramírez falló en Mestalla se apresuró en traer a Moyá del Atlético porque la situación clasificatoria podía complicarse en las últimas jornadas y no era cuestión de arriesgar. El mallorquín estuvo dos años y medio y después fue Ryan, que recaló libre del Brighton, el que ocupó su plaza. Pero en cuanto el australiano pidió salir el verano pasado para jugar más se regresó a la fórmula anterior por mucho que se tanteara el mercado. Y Remiro ha sido la campaña que más porterías a cero ha coleccionado en los cuatro años que lleva aquí.
Dos son los motivos de esta apuesta. Uno guarda relación con la filosofía, ya que con dos porteros de fuera de forma recurrente se cerraría la puerta a los de la cantera de forma definitiva. El segundo es económico, porque los recursos son limitados y hay que cuadrar la cuenta de explotación en cada ejercicio. Elegir es renunciar y en el último año la Real ha puesto el dinero en las posiciones más avanzadas para fichar a Brais, Cho, Kubo y Sadiq, para traer por segundo año cedido a Sorloth y para renovar a Remiro, Le Normand, Zubeldia y Oyarzabal, sin olvidar que Silva sigue un año más. Y acaba de reforzar el lateral derecho con Hamari Traoré. Para todo no da.
Unai Marrero (Azpeitia, 2001) salió reforzado de la rueda de prensa de Olabe la semana pasada, quien tuvo palabras de elogio hacia él: «Ha tenido una evolución brutal. Estamos muy contentos con su progresión y sentimos que el portero de Zubieta nos está tocando a la puerta».
El azpeitiarra ha sido el guardián del Sanse que ha disputado la fase de ascenso a Segunda con más de 3.000 minutos jugados y doce porterías a cero. La próxima temporada será la principal alternativa a Remiro, por lo que formará parte del primer equipo aunque al ser sub-23 podría tener dorsal del Sanse. Egoitz Arana apunta como titular del filial.
En el caso de que Zubiaurre no siga, está la opción para completar la terna de porteros de Gaizka Ayesa (Ansoain, 2001), que esta temporada ha sido el titular del Numancia en Primera RFEF y que hace dos defendió la meta del Sanse en Segunda División durante 21 partidos. En Soria ha completado un buen año a pesar del descenso del equipo.
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