Anoche me acosté con la sensación de que la Real había perdido una gran ocasión para haber cortado la mala racha sin ganar, que se alarga ya a cuatro jornadas. Y fue una pena, porque el equipo hizo méritos en la primera parte, pero no supo rematar el partido.
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Enfrente estaba un Levante que había perdido cuatro de sus últimos cinco partidos. Además, en sus 13 visitas a Anoeta solo había logrado una victoria. Son solo datos fríos, pero cuando buscas un rival para superar una situación delicada como la que vivía la Real, el valenciano parecía un adversario propicio porque, aunque estaba jugando bien, en el ánimo del jugador lo que cuentan son los resultados.
Más que el rival, a mí me interesaba comprobar cómo afrontaba la Real el partido tras la derrota ante el Atlético y los cinco goles encajados en Sevilla. Por ello, le pedía una mejor puesta en escena que otras veces, en las que los de Imanol salían demasiado fríos, y me gustó lo que vi de inicio.
En esa primera parte, la Real hizo muchas cosas bien: elaboró posesiones largas, presionó muy arriba ante pérdidas de balón, entrelazó jugadas. En el juego ofensivo, Mikel Oyarzabal demostró que está a un nivel muy superior al resto. Atraviesa un momento muy dulce.
En general, todo el equipo estuvo bien en el primer periodo. Muestra de ello es la brillantez de la jugada del gol, en la que Mikel se descuelga, hace la pared con Theo, que se va por potencia y pone un balón para que Januzaj lo llevara a la red. En ese tramo, el belga volvió a ser el jugador difícil de parar que era antes de su lesión.
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El balance era demoledor. Ocho tiros a portería para la Real, por ninguno del rival. El Levante no hizo acto de presencia en el área. Al descanso, parecían disiparse los nubarrones de las últimas derrotas... aunque un 1-0 siempre tiene el peligro de ser igualado.
Tras la reanudación, una contra de Morales evidenció que algo había cambiado. No sé si era consecuencia de que la Real se venía un poco atrás o el rival apretaba. Pero los nuestros ya no presionaban tan arriba, ni iban en busca del Levante, ni percutían como en la primera mitad.
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Un error de Rulli supuso la primera acción del Levante, malograda por el argentino. En el siguiente córner llegó el empate, en una jugada ensayada de esas que te hacen tanta ilusión cuando las protagonizas como rabia cuando te las hacen.
Se podía esperar la reacción del Levante en busca del empate, del mismo modo que confiaba en que la Real persiguiera la victoria en los casi 20 minutos finales. Sin embargo, volvió a ser ese equipo frágil al que le cuesta sobreponerse. Todo lo bueno de los primeros 45 minutos se fue al garete por su incapacidad para aguantar el golpe y reaccionar. Llamó la atención que Imanol solo hiciera un cambio, aunque solo él sepa lo que tiene en el banquillo.
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Por acabar con algo positivo, lo haré con el debut de Guevara, que por su temple parecía que llevaba dos temporadas en el primer equipo. ¡Y jugó los 90 minutos! Hay que dejarle tranquilo, porque hay muchos jugadores en su posición. Pero Zubieta sigue en ebullición.
PD:Para meter gol, hay que acertar entre los tres palos. No podemos fallar tanto en al área.
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