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El Jove Español, rival de la Real Sociedad el jueves (Movistar, 21.00) en la Copa del Rey, tiene a un histórico del fútbol en el banquillo. Josip Visnjic (Belgrado, 1966) jugó en el Partizan junto a Mijatovic, Pantic y Jokanovic, fue entrenado por ... Juanito en el Mérida, lo fichó Camacho para el Rayo Vallecano, donde fue compañero de Hugo Sánchez y Polster, y ha entrenado a clubes como el Hércules, Granada, Las Palmas y Logroñés, entre otros. Un rato de conversación con él permite descubrir una de esas historias que merecen ser contadas.
– Le llamo para que me hable del partido ante la Real...
– Te voy a decir una cosa, mi primer partido en España fue contra la Real con el Partizan en la Copa de la UEFA en 1990 y llevo 33 años viviendo en este país. Fue en el viejo Atocha. La eliminatoria se resolvió en los penaltis. Nos alojamos en el María Cristina y recuerdo que íbamos andando al campo. La ciudad me impactó. Me parece la más bonita de España junto con Santander.
– ¿Le dio tiempo para verla?
– Fuimos dos días antes y salimos mucho por San Sebastián de compras y a pasear. No es como ahora. Recuerdo en otra visita con el Rayo que nos alojamos en el Hotel Londres y ver desde la barandilla de La Concha los partidos de los chavales en la playa por la mañana antes de jugar contra la Real. Era algo muy bonito.
– ¿Qué recuerda de Atocha?
– Para mí era bonito jugar en un campo así, con el público tan cerca. Esos ambientes me ponían mucho. El césped, eso sí, estaba muy rápido porque llovía bastante. A Atocha le guardo mucho cariño porque dos años después, cuando estaba en el Rayo, marqué mi primer gol en la Liga en un partido que ganamos 1-2. Creo que fue el último año de Atocha...
– Volvamos a esa eliminatoria de la Copa de la UEFA. Menudo equipo el de aquel Partizan, ¿no?
– Ya te digo: Mijatovic, Jokanovic, Bogdanovic, Pantic... Lo que pasa es que tuvimos la mala suerte de que esa temporada el Estrella Roja ganó la Copa de Europa al Milan con Pancev, Mihajlovic, Prosinecki, Savicevic y compañía, y después la Intercontinental, lo que ahora es el Mundial de clubes. Los dos equipos de Belgrado éramos muy fuertes.
– Cómo ha cambiado el fútbol. Ahora los equipos de Europa del Este no tienen apenas presencia en la Champions...
–Entonces no podías salir de Yugoslavia para jugar fuera hasta los 28 años, por lo que los equipos del país aguantaban a jugadores muy talentosos y eran muy fuertes en Europa.
– ¿Cómo era aquella Real a la que se enfrentaron?
– Un equipo difícil de hacerle gol. Tenía a dos centrales como Gorriz y Gajate que eran infranqueables. Defensas como debe ser. Hoy se exige a los de atrás que salgan con el balón jugado y luego les falta aquella contudencia. También estaba el capitán Larrañaga y los tres ingleses: Richardson, Aldridge y Atkinson. Éste era muy rápido pero no jugó contra nosotros.
– Mijatovic jugó en Atocha con 21 años, ¿ya se veía que iba a ser tan bueno?
– Tenía buenos detalles. Técnicamente era muy hábil. Tuvo a su favor que pudo venir a España con 24 años y jugar en clubes como el Valencia y el Real Madrid que le ayudaron a desarrollarse.
– ¿Aquella época de finales de los ochenta y comienzos de los noventa fue la mejor del fútbol yugoslavo?
– Yo creo que sí. En el Mundial de 1990 ganó a España y cayó en cuartos ante la Argentina de Maradona a penaltis. Tres años antes Yugoslavia había sido campeona del Mundo juvenil con Boban, Prosinecki, Mijatovic y Suker. Quién sabe hasta dónde habría llegado aquella selección de no ser por la guerra...
– En la temporada siguiente, la 91/92, ficha por el Mérida para jugar en Segunda, ¿cómo así?
– En 1991 empezó la guerra en Yugoslavia. Era algo que se veía venir. Unos meses antes visitamos con el Partizan al Hajduk Split en Croacia y el partido se suspendió en la segunda parte por invasión de campo. Tuvimos que salir corriendo al vestuario porque los aficionados nos querían pegar. Mi hijo acababa de nacer y le dije a mi mujer que a la primera oportunidad nos marcharíamos. Y ese equipo fue el Mérida, que acababa de subir a Segunda. Recuerdo que le comenté a un exjugador del Partizan, Vermezovic, que ya jugaba en España, que me venía al Mérida y se echó a reír: «Ese equipo no existe, querrás decir al Lérida».
– Allí coincidió con Juanito como técnico, la leyenda del Madrid...
– Los resultados no eran buenos, cesaron al entrenador y llegó en noviembre. Estuvo cinco meses hasta que murió en el accidente de tráfico. Era muy buena persona y habría sido un gran entrenador. Tenía una capacidad para transmitir única. El ambiente en el vestuario era fantástico. Yo acababa de llegar y no sabía castellano, y él me enseñaba la táctica con unas monedas tirado en el suelo del vestuario. Entonces no había pizarras magnéticas...
– Después le ficha Camacho para el Rayo, ya en Primera. Seguro que Juanito le daría buenas referencias...
– No sé cómo fue porque Juanito falleció en abril y no tuve ocasión de preguntárselo. En Vallecas pasé tres años muy buenos y coincidí con dos delanteros como Polster y Hugo Sánchez. El mexicano era único. No he visto nunca un futbolista que rematase tan bien. Los viernes hacíamos entrenamiento de tiros y nos quedábamos en la valla viendo cómo remataba los centros. Era un espectáculo. Todo de primeras. Nada de control o bote. De chilena, de cabeza, de escorpión...
– El día que marcó su gol en Atocha con el Rayo, el de la Real lo hizo Kodro, otro exyugoslavo. ¿Le conocía?
– De enfrentarnos en la liga de Yugoslavia. Somos de la misma edad y él jugaba en el Vélez Mostar. Luego en España coincidimos en varios partidos y como entrenadores nos hemos enfrentado en Segunda B cuando entrenaba al Sanse y yo al Toledo, Fuenlabrada y Logroñés. Es una gran persona.
– ¿No existía esa barrera entre un serbio y un bosnio?
– No. Yo nací en Serbia pero me siento yugoslavo porque me educaron así. Fue mi país hasta que tenía 26 años y de un día para otro desapareció. Te sientes huérfano. Es algo para olvidar. Tuvimos que empezar de cero. Todos los de mi generación te dirán que son yugoslavos, aunque después de la desintegración tengamos que referirnos a nuestro origen para decir de dónde somos: serbios, croatas, bosnios...
– Colgó las botas en el Hércules, con el que ganó en el Camp Nou y marcó un gol.
– Todo el mundo me lo dice pero nadie se acuerda de que descendimos. No sirve para nada. En el minuto 15 perdíamos 2-0, goles de Luis Enrique y Ronaldo. Nos mirábamos entre nosotros pensando que nos iban a caer diez. Y remontamos... Después fuimos a jugar la Copa contra el Lleida y perdimos. Así es el fútbol.
– Empezó de entrenador en los juveniles del Hércules y ha pasado por los banquillos del primer equipo del Hércules, Las Palmas, Granada, Logroñés, Fuenlabrada y Toledo, entre otros, hasta llegar al Jove...
– También estuve dos años en Qatar, de 2019 a 2021, y me dije que no iba a salir más por motivos familiares. Mis hijos ya son mayores y no podía dejar tanto tiempo sola a mi mujer en España. En verano me llamaron del Jove.
– ¿Cómo es el club?
– Muy humilde. Pero si te gusta el fútbol cualquier sitio es bueno para entrenar. Entrenamos cuatro días a la semana hora y media, y los lunes y los viernes solo disponemos de medio campo, porque hay más equipos con los que compartimos la instalación.
– En junio se quedaron a un penalti de subir a Segunda RFEF. ¿El objetivo es ascender?
– Que va. Somos un equipo de zona media, aunque puedo decir que cuento con un grupo muy sacrificado y organizado que siempre da la cara. No les puedo pedir más. Los jugadores estudian o trabajan y llegan a entrenar a las siete de la tarde.
– ¿Qué cobran en el equipo?
– No lo sé. No quise saberlo. He oído que algunos ganan 150 ó 200 euros, pero no lo sé exactamente. El que juega aquí es por afición y por ilusión.
– ¿Qué supone medirse a la Real?
– Para todo el mundo es un premio jugar ante un equipo que viene de disputar la Champions. A mí me viene bien para que mis jugadores vean la diferencia en físico y velocidad que hay con los de Primera. Encima se trata de un equipo que lleva cinco años a un nivel muy alto.
– ¿Jugar en el Rico Pérez anula posibilidad de sorpresa?
– Está claro que es diferente a hacerlo en un campo pequeño de hierba artificial, pero la Real ha resuelto todas las eliminatorias en los últimos años. Le da igual jugar en césped que en barro. La gente del País Vasco es seria y comprometida, y la Real no se toma un segundo de relajación. Menos teniendo a Imanol...
– ¿Le conoce?
– He jugado contra él en Primera y en los banquillos también hemos coincidido cuando él dirigía al Sanse. Yo he estado en el Z-7 de Zubieta muchas veces. Es un entrenador que respeta a todo el mundo. No le oirás hablar mal de nadie ni a nadie hablar mal de él. Tiene mucho conocimiento.
– ¿Qué es lo que más le gusta de la Real?
– La política de cantera que tiene. Zubieta la hace diferente. Desde que llegó Aperribay el club se ha fortalecido y se ve que está mejor organizado.
– ¿Algún jugador que le atraiga?
– Te diría que todos. Cuando hay cinco de la Real en la selección que gana la Eurocopa te dice la fuerza que tiene su bloque. Y en las categorías inferiores, ni te cuento. Kubo, Brais, Sergio Gómez... Todos son muy buenos. A mí lo que me llama la atención es el compromiso de sus jugadores. Hace unos años el Athletic le hizo una gran oferta a Oyarzabal y se quedó. Este verano ha pasado lo mismo con Zubimendi y el Liverpool. Habla muy bien del cariño y el respeto que sienten por parte del club.
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