La Real Sociedad deja vivo al Madrid y lo paga

Qué gran ocasión dejó escapar la Real Sociedad para ganar en el Bernabéu. Es cierto que en los últimos años lo ha hecho varias veces, pero la superioridad que exhibió en la primera parte rara vez se le ha visto aquí en La Castellana. Fue un equipo de Champions con mayúsculas en todos los apartados del juego con un Kubo excelso que sirvió de estilete para apuntillar el rival. Un fuera del juego inocente de Oyarzabal para anular un golazo del japonés y un cabezazo en plancha de Merino delante de Kepa con todo a favor debieron de matar al Real Madrid antes del descanso. No fue así y en la segunda mitad se valió de dos zarpazos de Valverde y Joselu para ganar el partido. Hasta terminó perdiendo tiempo con los recogepelotas desaparecidos en una imagen poco acorde a un club de su posición.

La primera parte debe marcar el camino para el futuro próximo porque solo de imaginar ese equipo con André Silva de delantero es para ponerse a soñar. Pero hasta entonces habrá que hacer de la necesidad virtud. Porque que esté jugando Oyarzabal de falso nueve revela el estado actual de Sadiq y Carlos Fernández.

Kubo imparable. La puesta en escena estuvo a la altura del escenario del partido. Lejos de arrugarse, la Real salió a morder arriba al Real Madrid para generarle dudas en iniciación. Colocada en un 1-4-4-2 alto buscó los errores de Tchouaméni y generar incertidumbre a los centrales con la pelota. Ello exigía quedarse atrás en igualdad numérica y asumir ese riesgo, pero a Imanol no le tembló el pulso para hacerlo.

La apuesta salió bien porque el cuadro blanco tuvo que jugar en largo y esos duelos individuales que ahora puedes soportar con Traoré, Zubeldia, Le Normand y Tierney le permitían dominar la posesión y guardar la posición. En ataque también tenía las ideas más claras porque los laterales aportan muchas soluciones en zona de iniciación.

En una de ellas llegó el 0-1 cuando Tierney consiguió zafarse de Valverde y que sus compañeros avanzaran desde entonces en superioridad. Brais abrió a Kubo, que afiló el cuchillo para merendarse a Fran García por fuera y ver la entrada de Barrenetxea desde segunda línea. El donostiarra no acertó en el primer remate pero anduvo rápido para rebañar el rechace de Kepa. Cinco minutos y el marcador ya era favorable.

Ocasiones desperdiciadas. El primer cuarto de hora fue de ensueño porque la Real pudo aumentar su ventaja en dos ocasiones. En la primera Kubo volvió a dejar clavado a Fran y la enchufó al palo largo con su pierna buena pero Oyarzabal, en un error al tirar un desmarque donde no hacía falta, cometió fuera de juego posicional al obstaculizar la visión de Kepa. Brais, a continuación, también remató rozando el poste desde una posición parecida. Por ese flanco Traoré fijaba por dentro y eso liberaba a Kubo y al gallego para que pudieran jugar a placer.

Ancelotti, que no tiene un pelo de tonto, tuvo que mover sus piezas para combatir el dispositivo txuri-urdin, así que apostó por fijar por dentro con Rodrygo y Joselu y lanzar a los laterales altos para hacer un cuatro a cuatro a la zaga guipuzcoana y estirarla. Se suponía que Bellingham era la ficha que desequilibraría la partida con sus movimientos pero Zubimendi le vigiló bien de cerca y eso desactivó al Real Madrid.

Dos errores, uno de Remiro en el inicio de una jugada en la que se la entregó a Carvajal y otro en un despeje de Le Normand que se la dio a placer a Rodrygo, animaron a los locales. El larguero repelió en el primer caso el remate de Joselu y el meta navarro neutralizó en el segundo el disparo del brasileño.

Conforme avanzó la primera parte Imanol decidió no correr tantos riesgos atrás y colocó a Zubimendi en defensa de cinco, con Brais, Merino y Barrenetxea en el centro del campo y Kubo y Oyarzabal arriba. Un movimiento que permitió vivir más tranquilo en defensa y que la Real pudiera generar dos claras ocasiones por medio de Kubo que Merino, en plancha, y Barrenetxea no concretaron.

Valverde y Joselu deciden. La Real recibió un duro golpe en el regreso tras los vestuarios porque a los 40 segundos Valverde batió a Remiro de un fenomenal disparo. Merino se quedó a media salida al tapar el disparo y la clase del uruguayo hizo el resto.

Después hubo un tramo en el que los realistas dieron la sensación de controlar el juego con el balón ante un rival que dejó metros para luego contragolpear. Con Kubo sin la chispa inicial, Barrenetxea cansado y Brais con la flecha hacia abajo costó generar ocasiones en ataque. Al Madrid le bastó un centro de Fran mal tapado por Traoré y un testarazo de Joselu aprovechando al despiste de Le Normand para llevarse los tres puntos.

Al final Imanol dio entrada a Zakharyan, Cho y Sadiq para ganar profundidad pero no logró apenas inquietar la defensa posicional del conjunto madridista. Solo una volea de Cho fuera a centro de Zakharyan generó cierto temor en el Bernabéu. No hubo tiempo para más que certificar una derrota que duele porque la Real tuvo a su adversario contra las cuerdas y no le remató.