Para llegar al éxito primero hay que conocer el fracaso. Michael Jordan tenía un don especial para jugar al baloncesto, pero eso no le llevó a ser una leyenda deportiva. Lo que le permitió ser recordado como uno de los más grandes deportistas de la ... historia fue su carácter. Era un animal competitivo. «He fallado más de 9.000 tiros en mi carrera. He perdido casi 300 partidos. Han confiado en mí 36 veces para lanzar el tiro final y lo he fallado. He fracasado una y otra vez en mi vida y eso me ha llevado al éxito», declaró la superestrella de la NBA para explicar su carrera.
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Ander Barrenetxea se aplicó esa filosofía de la perseverancia para volver a intentarlo. Prueba y error, prueba y error, hasta la victoria final. El donostiarra volvió a tener enfrente los toros de Osasuna días después de salir corneado en El Sadar. Esta vez había aprendido la lección. Su gol, el que abrió el marcador y allanó la eliminatoria de cuartos, vino precedido por una jugada que ya intentó en el feudo rojillo el pasado domingo.La maniobra de dejar pasar el balón por detrás acompañado de un leve toque con el pie derecho ya la llevó a cabo en El Sadar, dentro del área, frente a Areso. En aquella ocasión el defensor navarro le puso la mano en la cara impidiéndole avanzar. Fue una lástima, porque se zafó bien de su marcador, pero no pudo resolver en última instancia. No porque no le salieran las cosas aquel día iba a dejar de intentarlo.
Veinte minutos necesitó para volver a poner en práctica ese mismo movimiento. Este jueves se buscó una nueva víctima. Iker Muñoz fue quien mordió el anzuelo para pasarse de frenada ante el realista y concederle el espacio mínimo que necesitaba para perfilarse y disparar con la izquierda. No fue el tiro más potente, pero llevó la colocación justa para que Herrera solo pudiera rozar el balón con los dedos de su guante y se colara dentro de la portería.
Barrenetxea es uno de esos jugadores a los que Imanol pide dar un paso adelante de cara a mejorar los registros anotadores del equipo. Ante Osasuna respondió con nota. Su último gol lo marcó ante la Lazio, pero podría presentar un mejor saldo anotador. Suma siete tantos con el de ayer, solo uno en Liga, tres en Copa y otros tantos en Europa League.
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También tuvo que emplearse en defensa. Las incorporaciones de Areso por su carril le obligaban a mantener las vigilancias constantes hacia el lateral osasunista. Hubo algún desajuste a la hora de seguirle la marca, pero el jugador rojillo no amenazó todo lo que podía. Cumplió con su labor. Recortó y, esta vez sí, marcó un gran gol.
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