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Es curioso que en una plantilla con Umar Sadiq, Carlos Fernández, André Silva, Mikel Oyarzabal, Momo Cho, Ander Barrenetxea, Take Kubo y Arsen Zakharyan ... el protagonista del partido sea otra vez Álex Remiro. El portero volvió a ser decisivo para que la Real sumara un punto puesto que realizó tres paradas capitales, aunque dejó un detalle al final del choque que no gustó nada a la afición. Nadie discute que la Real no ha arrancado bien la temporada. Sintomático que en dos de los tres partidos tu mejor jugador sea el que defiende los palos.
Desde bien pronto entendió el de Cascante que la tarde-noche en la isla no iba a ser la típica en Canarias. Nada de sol y mojitos. Sandro amenazó en el minuto cinco con un disparo que se marchó alto tras un gran pase de Viera. El susto de verdad llegó después. La Real, grogui, estuvo a merced del conjunto amarillo. El balón de Loiodice amenazaba con quitar las telarañas de la escuadra izquierda de Remiro, que voló para desviar el esférico con la ayuda del larguero. Estamos en la jornada 3 pero puede ser perfectamente una de las paradas más bonitas y estéticas de la temporada. Las correcciones del meta evolucionaron a sendas broncas en un córner en el que Sandro a punto estuvo de encontrar el fondo de la red. Cinco realistas no se movieron y Remiro tampoco se animó a salir.
El navarro estuvo genial bajo palos puesto que firmó cinco paradas importantes, aunque cuando tuvo que salir para achicar balones lo hizo con alguna duda. Tanto Le Normand como Zubeldia le reprocharon en dos ocasiones su indecisión. En otra de esas salidas tampoco acertó a despejar con la pierna derecha generando nervios en los 166 realistas presentes en Gran Canaria. La segunda mitad arrancó exactamente igual que la primera, con Remiro siendo protagonista. Viera lo intentó desde lejos aunque con menos peligro que sus compañeros. Embolsó bien el navarro el cuero contra su pecho.
Sin embargo, Imanol reaccionó e introdujo a Sadiq y Oyarzabal y Remiro pasó a ser un espectador hasta prácticamente el tramo final del partido. Eso sí, tuvo que intervenir de lo lindo en una volea de Loiodice. El disparo hizo un extraño y Remiro puso el antebrazo firme para evitar otra vez el 1-0.
No gustó dentro de la afición su pérdida de tiempo en el descuento. Algo tuvo que detectar el portero para dar por bueno el tercer empate de la temporada. Con solo tres minutos de descuento, Remiro llevó para atrás el balón dejando que muriera el partido en una Real de Champions. Se esfumaron treinta segundos mientras que seguro que los mismos hinchas tampoco entendieron sus posteriores risas en un momento frustrante para los aficionados, que ven que la primera victoria no llega. Tampoco la primera derrota, y en eso tiene muchísima culpa Remiro, otra vez absolutamente decisivo.
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