Aquellas uvas en Málaga

La Rosaleda era un campo muy caliente, con una afición que apretaba mucho y me imagino que las cosas no habrán cambiado porque se trata de un club con historia y tradición que siempre ha contado con una gran ciudad detrás. Y en los malos momentos la gente no le ha dejado solo, como lo demuestra que el estadio se vaya a llenar.

Al estar en estas fechas tengo el recuerdo de pasar en Málaga la Nochevieja de 1982 apenas tres días después de ganarle la Supercopa al Real Madrid con aquel histórico 4-0 en Atotxa. Comimos las uvas en la habitación varios compañeros y nos fuimos a dormir. El partido se jugaba el 2 de enero, pero entonces los viajes eran tan largos que quisieron llevarnos dos días antes para que no nos despistáramos demasiado. El caso es que perdimos 1-0 pero, como digo, eso no era nada raro en aquel campo.

Hoy espero un mejor resultado de la Real, aunque tengo claro que no lo tendrá fácil. Nosotros, en aquellas temporadas en las que jugamos la Copa a un partido, tampoco lo tuvimos. Recuerdo ganar por un solitario gol al Basconia, Montijo y Villarreal, entonces en Tercera, el año que conquistamos la Copa de Zaragoza en 1987.

Tiene mucho mérito la primera vuelta que ha hecho la Real alternando la Liga con la Champions, pero ese esfuerzo le ha restado frescura a su juego como se vio ante el Alavés. Me decepcionó un poco hasta que llegó el arreón final. A pesar de las bajas de Traoré, Kubo, Sadiq y André Silva, hoy tiene que pasar porque es uno de esos partidos en los que tienes más que perder que ganar.

El Málaga no será un rival sencillo. Loren está haciendo un buen trabajo tratando de inculcar esa filosofía de cantera y apuesta por los jóvenes que tenemos en Euskadi. Y Luca Sangalli y Jokin Gabilondo tendrán muchas ganas de reivindicarse ante el club de sus amores.