La Real es incapaz de ganar en casa delante de su gente y es un aspecto a cortar de raíz tras la vuelta del parón ... cuando aterrice el Real Madrid. Si ante el Rayo mereció perder por errores propios anoche ante el Deportivo Alavés se repitió un capítulo que ya se vio la temporada pasada. Es más fácil ganar cuando juegas con uno más durante una hora y te señalan un penalti que en otros estadios no lo son. El fútbol moderno se ha instalado en LaLiga y una roja inaudita echó por los aires el buen partido de los de Imanol, que pese a que su última ocasión fue en el minuto 46 tras un remate alto de Jon Martín mereció algo más que volverse de vacío delante de su gente.
Es normal que las audiencias televisivas bajen en la Liga. El aficionado de a pie se está empezando a cansar del nuevo fútbol moderno en el que se señalan situaciones nunca antes vistas. Un árbitro es capaz de sacar una tarjeta amarilla por realizar una entrada imprudente a un rival y varios minutos después, tras llamada del VAR, sancionar con roja directa al que en directo había observado como objeto de falta. Mikel Oyarzabal sufrió anoche su segunda expulsión de su carrera tras la clara mostrada en 2021 con falta sobre el gemelo a Pino. Tiró el capitán el brazalete desesperado ante el sin sentido. Ir a controlar el balón de espaldas sin ver llegar al rival, tratar de controlar y poner el pie en el suelo para que venga Benavidez y ocupe un espacio que tú ya tenías y te tengas que ir a la caseta como ya ocurriera el año pasado ante el propio Alavés en Anoeta. Aquella vez Remiro cometió una imprudencia. Lo de anoche no se ha visto en la vida.
Si hace pocos días se sacaron pañuelos blancos en Illunbe pidiendo orejas, ayer regresó otro de esos clásicos del viejo fútbol con pañolada para el trío arbitral, que terminó de desesperar al Reale Arena tras el penalti señalado a Zubeldia. La Real también es conejillo de indias en este caso. El CTA anunció que iba a señalar más penaltis por agarrón al comienzo del curso, pero en tres jornadas completas los cientos de forcejeos que se producen en las áreas no se han dictaminado como pena máxima. Que se prepare el exrealista Le Normand porque si el criterio es el mismo en el resto de campos le harán falta dedos de las dos manos para contar sus infracciones. Se libró en todo caso Zubeldia porque la segunda amarilla era de libro por el agarrón continuado a Abqar. Dos años seguidos con penalti y expulsión a favor del Alavés en el Reale Arena.
El público sí que responde
Si algunos durante la semana se pensaban que el runrún generado en parte de la afición por la tardanza con los fichajes iba a afectar al ambiente en el estadio, nada más lejos de la realidad. 32.220 aficionados un miércoles a las nueve y media de la noche también es síntoma de que pese a que las cosas no han comenzado bien la parroquia txuri-urdin cree en los suyos. En los que están. Pero en los que ya estaban desde que arrancó la pretemporada. Esto es la Real y ésta es la apuesta de la dirección deportiva. Tan solo el tiempo dirá si este rejuvenecido grupo es capaz de hacer historia con una sexta clasificación a Europa.
A estas horas ni el propio club conoce si el Copenhague aceptará la oferta por Oskarsson. O si el central con experiencia en LaLiga puede aterrizar en Zubieta. Ninguno de las dos hipotéticas llegadas serán baluartes y sí acompañantes de los Zubeldia, Zubimendi, Sergio, Turrientes, Oyarzabal y compañía. La comunión entre equipo y afición fue total, aunque insuficiente para embotellar a un Alavés que pedirá siempre jugar en San Sebastián por las facilidades que le dan.
Se echó en falta que pese a jugar con diez se colgaran balones al área, más si cabe con un Sadiq que con sus 192 centímetros volvió a sumar acciones positivas. Lejos del gol en todo caso algo que tampoco es nuevo tras lo ofrecido en la última campaña. El domingo regresa a un campo donde todo se empezó a torcer para él con aquella rotura del cruzado. De momento es delantero de la Real y seguro que agradece los ánimos recibidos por gran parte de la grada. Demasiados infortunios se están dando en el periodo estival...
Quedan menos de 48 horas para que se termine un verano eterno y doloroso a partes iguales. El problema es que los hipotéticos rivales por Europa van sumando cuando el equipo suma un rosco en casa, con tu gente, en el estadio en el que tienes que cimentar tus éxitos. Mientras, el fútbol moderno sigue generando enfados.
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