La pizarra de la Real Sociedad ante el Getafe
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La pizarra de la Real Sociedad ante el Getafe
Señas de identidad de la primera vueltaPareció un partido fácil, pero hubo mucho que rascar detrás. La Real Sociedad logró una victoria tan merecida como convincente, que a estas alturas de campeonato vale su peso en oro. El equipo blanquiazul recuperó su versión más fiable ante un Getafe que ya ... sabemos cómo se las gasta en Anoeta. El partido prometía ser bastante más incómodo de lo que realmente fue, lo que demuestra la gran preparación de los realistas durante la semana.
Qué importante es recuperar alto. Una de las señas de identidad del cuadro txuri-urdin durante la primera vuelta radicaba en su capacidad para robar el balón en campo contrario y así poder coger al rival en guardia baja. El gol de Oyarzabal volvió a producirse en esta situación de juego después de que Guevara se hiciera con la posesión de la pelota a algo más de 20 metros de distancia del área rival.
El gasteiztarra vio muy bien la posición de Silva y a este le bastó un solo toque para conectar con Brais que vio un pasillo precioso entre Alderete y Duarte para internarse hasta el punto de penalti. En carrera, frente a los dos centrales a los que la acción les había cogido saliendo, el gallego fue imparable. Falló el remate, pero ahí estaba Oyarzabal con la caña para aprovechar el rechace de Soria.
La acción fue de mucho mérito teniendo en cuenta el entramado defensivo que planteó el Getafe con una línea de cinco hombres atrás. Fue paradójico que la Real consiguiera adelantarse en el marcador a través de una jugada que atravesó el mismo corazón de la defensa getafense.
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No fue que casualidad que fuera un hombre de segunda línea, en este caso Brais, quien rompiera el muro defensivo visitante. Su movimiento recordó a los goles que convirtió esta misma temporada contra el Espanyol o Elche en los que fue indetectable para la zaga rival. El partido pedía eso, movimiento, y puede que ahí se encontrara la explicación a la suplencia de Sorloth, porque Oyarzabal y Kubo saben manejarse mejor en el desmarque al espacio.
El plan del Getafe era muy claro. Sin balón formaba un 1-5-2-3 que se transformaba en un 1-3-4-3 debido a que sus carrileros, Damián por la derecha y Portu por la izquierda, ganaban altura para alinearse con la línea del medio junto a Milla y Maksimovic. La Real combatió perfectamente esa transición del adversario y no pasó ningún apuro para controlar ese juego directo que proponían los centrales visitantes cada vez que lograban hacerse con el esférico. Volvió a ser ganadora en los duelos.
El segundo gol fue diferente. Más vertiginoso. En pocos toques. Aihen habilitó de primeras en la banda izquierda a Oyarzabal y el eibarrés, sin mirar, descargó también al primer toque a Merino, que se colaba sin oposición por el carril interior. Los realistas se quitaron de en medio a Djene y Duarte en solo dos toques. Alderete basculó, lo que dejó completamente solo en el otro lado a Kubo. El japonés no falló y dio el tanto de la tranquilidad para los locales. Fue un ataque relámpago para sentenciar el partido. Tan necesario como reconfortante para lo que se avecina.
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