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Dicen que los árboles impiden ver el bosque. Ayer las nubes que cubrieron Turín no nos dejaron contemplar los Alpes, y mira que subimos a lo alto de la Molle Antonelliana, un edificio monumental situado en el centro del casco histórico que es la construcción ... en albañilería más alta de Europa. La obra recibe su nombre del arquitecto que la diseñó, Alessandro Antonelli. Mide 167 metros de altura, pero desde su terraza superior las nubes nos privaron del espectáculo que supone ver los Alpes en días despejados. Y mira que tuvimos suerte para acceder al ascensor sin tener que pagar, porque con el carnet de periodista la entrada era libre. Al final nos tuvimos que conformar con visionar desde el aire el serpenteo del río Po y la inmensidad de la Piazza Castello.
En lo futbolístico dicen que el 80% de la ciudad siente y padece por el Torino. «La Juventus es el primer equipo de Italia, pero el segundo de Turín», nos indica Giovanni, el recepcionista del hotel. Sin embargo, los dos taxistas que le tocaron a un servidor fueron 'juventinos' y los hinchas de la 'Vecchia Signora' estaban de bajón por la derrota de la víspera en Oporto en Champions. Había escocido. Lorenzo, el más joven, era el más enfadado. Descargaba su frustración en Betancur, quien la lió en el primero de los goles. «¡Cómo se puede hacer esa cesión al portero! A partir de ahí se nos fue el partido. Ahora sin público es muy difícil remontar, porque todo está muy igualado, aunque nos quede el partido de casa».
Giuseppe estaba más curtido. Peinaba canas y utilizaba el carril del tranvía como si fuera el patio de su casa. Tenía muy claro su culpable. «Fichamos a Cristiano Ronaldo hace tres años y no hemos ganado ninguna Champions. Para ganar el scudetto no lo necesitábamos. Llevamos nueve seguidos, aunque este año también lo vamos a perder a favor del Inter o del Milán».
Ninguno tenía conocimiento de que la Real jugaba ante el Manchester United en su estadio. Hubo que tomárselo con tranquilidad para que entendieran la situación. En general nadie sabía de ese partido fantasma de la Europa League que tenía que jugar en el exilio el cuadro txuri-urdin.
Tampoco sería exacto decir nadie, porque había un turinés que tenía este partido marcado en su agenda desde que se supo que se jugaría ahí. Se llama Francesco Rapalino, tiene 38 años y es aficionado de la Real. Así que ataviado con la camiseta blanquiazul se plantó en el hotel de concentración del equipo, propiedad de la Juventus, a la caza del autógrafo y una fotografía de recuerdo. No le vimos cruzarse con ningún jugador, pero sí que coincidió con Jokin Aperribay, quien le regaló una bufanda.
Curiosamente a Francesco no le tira ninguno de los equipos de la ciudad, ni Juventus ni Torino. «No me gusta nada el fútbol italiano. La Real Sociedad me llamó la atención hace años porque me gustan sus colores blanquiazules. Es la camiseta más bonita que conozco. Empecé a seguirle, y hasta hoy».
Entre los primeros jugadores que recuerda de la Real cita a «Agirretxe, Aranburu y Labaka. Me tira mucho el fútbol vasco, por la fuerte identificación que tiene con el país», explica mientras muestra por debajo de la camiseta txuri-urdin otra de la Euskal Selekzioa. «Son los mismos colores que Italia».
Fue de los afortunados que estuvo en la previa de la Champions en 2013 contra el Lyon en Gerland, «con aquel golazo de Griezmann. Ha sido una pena lo del coronavirus, porque esta temporada seguro que me habría escapado a algún desplazamiento a Europa. Al de Nápoles, desde luego. Mira qué partidos hicimos...».
Le tira tanto Gipuzkoa que confiesa que su sueño es «trabajar en Irizar», apunta mientras admira el autobús de la Real Sociedad, modelo de esa empresa. «Soy ingeniero que diseña interiores y motores de coches. Trabajo para una compañía francesa que produce piezas para Maserati. Irizar es un referente para nuestro sector. Además, me permitiría ir a Anoeta a ver los partidos», dice mientras guiña el ojo.
Ya ha estado en el coliseo realista, aunque lo hizo antes de la reforma, según nos enseña en una fotografía que guarda en el móvil. «No había partido, pero les conté mi historia y me abrieron el campo. Tengo fotos en la grada y en el mismo césped junto al escudo. Ahora quiero conocer el Reale Arena, que se parece mucho al Juventus Stadium». El campo turinés no dio mucha suerte a la Real pese a que Francesco vaticinaba antes del choque que «pasaremos de ronda».
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