Jon Pacheco va al suelo a rebañar un balón ante Rochina y Puertas. JOSÉ MARI LÓPEZ

Victoria reparadora

Opinión ·

Con el 2-0 el partido quedó visto para sentencia, sobre todo por las sensaciones de equipo poderoso. La maquinaria vuelve a funcionar

Lunes, 14 de febrero 2022, 07:01

Desde el inicio la Real transmitió la sensación de llevar el partido muy bien, dejando claro quién era el que mandaba. Se está hablando mucho de la falta de gol y está claro que el gol lo es todo, que las dos áreas marcan el fútbol actual. A finales de noviembre la Real era líder y ahora lucha por los puestos europeos. Por eso, entiendo que fue reparadora la victoria de ayer, sobre todo por la forma en la que se consiguió. Por si había dudas de si se iba a producir algún cambio de idea, la Real fue con lo suyo desde el principio. Más de lo mismo de lo que ya conocíamos, lo que nos ha traído hasta aquí.

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Remiro arriesgó mucho en la salida de balón, lo que fue toda una declaración de intenciones. Salimos desde atrás, desde el fondo. El Granada presionaba muy arriba y ahí sí eché de menos un poco de velocidad para romper la presión, alguna alternativa a Isak para lanzar una cabalgada.

Es cierto que el Granada tuvo dos llegadas, que resolvió Remiro ante Arezo y Uzuni. Cuando ganas 2-0 se suelen olvidar esas situaciones, pero en ese momento el marcador era 0-0 y estaba todo por hacer. Nos ahorraron un buen dolor de muelas. Fueron dos balones desde la zona de medio centros sin ninguna presión y, con todo el respeto para los jugadores del Granada y sin quitar ningún mérito a Remiro, si los delanteros son de otro nivel seguramente estaríamos hablando de otra cosa. Primero le para el remate a Arezo y a Uzuni se le hace de noche. Llamativa la sencillez de los dos pases a espaldas de nuestros centrales, donde ya hay poco que hacer si no hay presión sobre el pasador.

Por si había dudas de si se iba a producir algún cambio, la Real salió con lo suyo desde el principio

Pero el segundo tiempo fue arrollador, en contraste con lo visto en los últimos tiempos. El Granada solo pudo ir apagando fuegos. Si no ajustas los marcajes a Silva, Januzaj y Oyarzabal –como sí hicieron otros rivales– tienes muy difícil sacar algo. A diferencia de otros partidos, el Granada sí dejó jugar de cara a estos tres futbolistas, les dejó libertad, y son lo que hacen jugar al resto.

Por lo corto del 1-0, las medio llegadas del Granada podían general algo de inquietud, pero con el 2-0 el partido quedó visto para sentencia, sobre todo por las sensaciones de equipo de nuevo poderoso. Lo mejor de esta victoria es que la maquinaria vuelve a funcionar.

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Ahora toca viajar a Alemania a medirse al Leipzig, un muy, muy buen equipo. Unos nuevos ricos, que no tienen el nombre o el pelaje de otros pero son un equipo muy potente. Europa es otra cosa. Todos los rivales te hacen sufrir, como se ha visto incluso ante los adversarios menos fuertes, el ritmo es diferente. Los equipos, en el fútbol moderno, son mucho más duros y todo está más ajustado.

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