Quién te ha visto y quién te ve

El tema se agravó jornadas después con el 0-2 ante el Málaga (y Eusebio seguía sin ceder en su propuesta). «Cambiar de sistema sería dar un paso atrás, hay que mejorar los automatismos», se defendía ante las críticas. Y no cambió, claro. Y dos meses más tarde, tras caer eliminado en Salzburgo en la Europa League y derrotado por el Getafe en Anoeta, fue destituido (unos días antes Aperribay había dicho que «me gustaría que Eusebio siguiera con nosotros diez años más»).

El lunes, mientras veía por la tele el partido de Montilivi pensaba que «este no es mi Eusebio, me lo han cambiado». Lo digo porque mientras en la Real se aferró hasta el final a su sistema, en Girona empezó jugando con tres centrales, un esquema heredado de Machín y ahora utiliza indistintamente dos variantes, según las necesidades: 4-1-4-1 y el 4-4-2.

Pero con ser un detalle importante el lunes me llamó más la atención no ya que su equipo fuera defensivo (en Anoeta en la primera vuelta jugó a la contra) sino destructivo. Lo digo porque los datos están ahí: el Girona cometió hasta 28 faltas , tres por minuto según he leído. Lo digo también porque no entiendo cómo un futbolista como Douglas Luiz, que se hinchó a cometer faltas, no vio la roja. Y descubrí las tretas del goleador del equipo gerundense, el uruguayo Stuani (y muchos más detalles 'destructivos'). Por eso tiene valor el punto. Porque el Girona jugó a no jugar y eso en un equipo del Eusebio que conocimos nos parecía impensable...

Por eso Imanol sale reforzado (y saldrá más reforzado si gana el domingo al Atlético de Madrid), en un partido para apretar los dientes, como le gusta decir al oriotarra, quien ya sabe lo que es ganar a los colchoneros. Les sitúo de nuevo. Aperribay destituye a David Moyes y Asier Santana e Imanol ocupan el banquillo del primer equipo realista. El rival era el Atlético y la Real le dio un baño. Fue un partido, pero más que un triunfo.

Imanol regresó a los cuarteles de invierno, al Sanse, y la Real fichó a Eusebio, quien en su primera temporada logró la permanencia, en la segunda metió a la Real en Europa y la pasada fue destituido a falta de nueve jornadas tras caer ante el Getafe en la sexta vez que se adelantaban los realistas y sexta vez que le remontaban. Pero cayó no solo Eusebio sino también Loren (por sorpresa), hasta aquel día hombre de la confianza de Aperribay, quien tuvo una noche 'toledana'.

Para entonces ya habían convencido a Imanol para hacerse cargo del equipo, pese a que inicialmente se había resistido a dar el salto, fundamentalmente porque se encontraba cómodo en el Sanse y quería preservar a su familia. Diré más. Estaba preparado para sustituir a Eusebio semanas antes, cuando la Real se midió al Deportivo, pero Eusebio salvó aquel match ball (pero no el del Getafe).

Imanol llegó con la etiqueta de entrenador provisional. No tenía experiencia en Primera División, salvo el partido que les he contado precisamente ante el Atlético en el que compartió responsabilidades con Asier Santana, pero no era un entrenador con pedigrí en aquel momento.

Olabe había llegado fechas antes a la Real y pese al éxito del de Orio con el primer equipo no creyó en él para el futuro. De hecho, aquellos días se habló menos de Imanol que de los futuribles (Unai Emery, que se fue a un grande de la Premier; Javi Gracia, que se comprometió con el Watford... y Asier Garitano, que fue quien finalmente llegó). Ahora las cosas han cambiado. El crédito de Imanol ha crecido gracias a los resultados. Y se disparará si el domingo el Atlético de Madrid del irritante Simeone cae en Anoeta.