![«Empecé medio de casualidad y he tenido la suerte de caer en el momento y en el lugar oportuno»](https://s1.ppllstatics.com/diariovasco/www/multimedia/2024/09/03/Unanue-k7JE-U2201139417676Ve-1200x840@Diario%20Vasco.jpg)
![«Empecé medio de casualidad y he tenido la suerte de caer en el momento y en el lugar oportuno»](https://s1.ppllstatics.com/diariovasco/www/multimedia/2024/09/03/Unanue-k7JE-U2201139417676Ve-1200x840@Diario%20Vasco.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
Si a un físico trabajado desde crío le unes una mentalidad de deportista de élite, mucha dosis de compromiso y sacrificio y una larga década de rodaje en la trainera, el resultado es el remero deseado. Si además reúne la condición de 'canterano' en un club como Urdaibai, es el perfecto. Jon Unanue (Azkoitia, 1988) empezó a remar en 2011 cuando José Manuel Francisco, técnico de la Bou Bizkaia en aquel momento, le reclutó por la necesidad de atraer canteranos (la ACT exigía un mínimo de tres en cada jornada para participar en su competición). Participó en el Trindoor que organizó el programa 'Hiru Erregeen Mahaia' de Euskadi Irratia y marcó un registro de 2:58 en la prueba de ergómetro de mil metros. El gallego le fichó, dos años más tarde ya era titular los dos primeros domingos de septiembre y en su palmarés suma ya cinco Banderas de La Concha. Tiene el asta de la sexta. Siempre discreto, en silencio. En la mitad de la trainera, de babor, compartiendo tosta con el monstruo Colunga. Remar y callar. Remero perfecto. Ahora que se acerca su final –eso dice–, merece ser escuchado.
– ¿Cómo lleva la semana sabiendo que la Bandera está en el bolsillo?
– No te creas. Me cuesta dormir. Todavía no está ganado. Pueden pasar muchas cosas. Nosotros estamos con la idea de volver a Donostia a ganar.
– Quién le diría a usted que trece años más tarde iba a estar en disposición de ganar su sexta Concha.
– Los años no pasan en balde. Empecé por una aventura, medio de casualidad, y he pasado a llenar una mochila de vivencias. He tenido la suerte de caer en un buen momento y en un buen lugar. He ganado experiencia y una buena cantidad de banderas. Qué más puedo pedir.
– Entre que es de Azkoitia y empezó como empezó, siempre ha ido de tapado, pero hora ya es un remero experto. ¿Lo nota así?
– Malo sea que no me haya convertido en mejor remero. Lo noto sobre todo en jornadas como la del pasado domingo, en ese saber mantener la serenidad y la compostura, saber qué tramos vienen y cómo actuar en cada momento. Antes era el ímpetu de la juventud: salir y a reventar. Luego vas aprendiendo que tienes que saber optimizar el esfuerzo en regatas como la del domingo para exprimirte con el mejor resultado posible.
– Usted se metió en esto por aquel reto en Euskadi Irratia. ¿Se lo ha achacado a alguien estos años?
– Andaban por medio Aitor Elduaien y Manu Maritxalar. No tengo ningún arrepentimiento. Valoro mucho lo que estoy haciendo en el mundo del remo. Y recalcaría más aún dónde lo estoy haciendo. Bermeo es especial como club y como pueblo. Lo tendré siempre en el recuerdo con mucho orgullo.
– Además, tiene el valor añadido de ser canterano. Tiene que ser como Dios en Bermeo.
– No sé si como Dios, lo que te puedo asegurar es que me siento muy afortunado en Bermeo. Me he sentido muy querido y no tengo más que palabras de agradecimiento. Dicho esto, te diré mi opinión sobre el asunto de los canteranos.
– Adelante.
– Estamos muy hartos con ese tema. Además siempre viene de fuera. Que no tenemos canteranos. Es verdad. Eso no lo discute nadie. Pero Urdaibai ha hecho sus esfuerzos, ha solido sacar alguna vez segunda trainera.
– ¿Y?
– Que el esfuerzo que se ha hecho ha tenido una recompensa ridícula. Ha habido chavales con una pinta impresionante, de 1,90 de estatura, pero no sé cómo aguanta Iker Zabala sin darles una patada. No quieren hacer grandes esfuerzos, ni sacrificarse. Se creen que las cosas llegan por casualidad. Les preocupa más tener bien peinado el pelo que sufrir. Alguno sale. Ahí está Iker Portugués. Se lo ha cogido con paciencia y esfuerzo y hoy tiene un sitio en la trainera.
– Pueden venir más casos así...
– Pero hay otros que con el cuerpo que tienen tendrían que pasar por encima del resto y no les importa nada. Cantera sí, ¿pero qué fundamento? ¿Que hay que hacer más esfuerzo? Igual sí, pero no hay chavales.
– Pues vaya futuro.
– Es que los contrarios que tengo ahora son los mismos que cuando empecé hace doce años, algunos con un color y otros con otro, pero los mismos cinco pelados dando vueltas.
– ¿Cuál es entonces su postura sobre el cupo de canteranos?
– Pues que hay una hipocresía y una falsedad exagerada. Lo que viene de fuera es que Bermeo es un súper equipo a base de fichajes. Cómo no va a ganar. Se apunta desde algunos clubes, sobre todo Donostiarra y Hondarribia, a esa idea de que unos forman y otros fichan. Estamos hartos. La realidad es que ellos hacen exactamente lo mismo pero vendiéndolo de otra manera. Por el bien del remo, dicen. Cuando no pueden ganar, a ver si fastidian al mejor. Porque cuando hacíamos quintos o sextos, no les preocupaba esto. Lo que pasa es que nos hemos comido todos los trozos del pastel que hay sobre la mesa y claro, hay hambre.
– ¿Qué habría que hacer, entonces, por el bien del remo?
– Buena pregunta y mala solución. Se han tomado decisiones sin pensar mucho y eso traerá sus consecuencias. Meter gente en la tripulación por el mero hecho de ser canterano, cuando igual hay otro al lado que lo merece más, no es la solución.
– Pero a usted Francisco le llemó sobre todo porque iba a ser canterano.
– Así es. Fue lo primero que me dijo. Si no fuera por esa circunstancia, igual no estaría aquí. Eso es así. Una cosa no quita la otra.
– Cambiemos de tema. ¿Qué le dicen por Azkoitia?
– La gente me anima y me hace preguntas. Hay una cierta afición, sobre todo ahora en verano. Ya se han animado unos cuantos chavlas en Zumaia. Y ahí están Joanes Balenciaga en Donostiarra y Jon Etxaniz en Hondarribia, siendo de Azkoitia y Azpeitia respectivamente.
– ¿Qué consejo da a los jóvenes?
– Que se lo tomen con paciencia y que si trabajan bien, la recompensa acaba llegando.
Jon Unanue es un fijo para todos los entrenadores que ha tenido Urdaibai en la última década. Siempre ha sido duro como una piedra. De un tiempo a esta parte, es además un experto marinero, por muy de Azkoitia que sea.
– Los años pasan. Tiene 36. ¿Cómo anda físicamente? A datos me refiero.
– En cuanto a números, me he mantenido bastante lineal. Doy datos similares desde que empecé. Sí que noto que año tras año tengo que trabajar más y tengo que cuidarme más para llegar a los mismos números. Por otra parte, empiezo a notar que en ese formato de Liga Eusko Label, de sábado a domingo la recuperación no es la misma. Pero de momento el físico me aguanta. Llevo peor otras cosas.
– ¿A qué se refiere?
– En el tema psicológico es donde más diferencia he notado con el paso del tiempo. Ahí sí que me pasa factura. Son muchas horas de carretera. Y menos mal que voy con Bersaitz Azkue y Gorka Aranberri (zarauztarras). Si no, a Bermeo no se puede ir solo, ni loco. Además, no me gusta nada hacer de chófer. Con ellos, de maravilla.
– Supongo que ganando, todo es más fácil.
– Claro. Lo que me mantiene vivo y en tensión es esa bendita presión de tener posibilidades de ganar cada sábado y domingo. De eso no se cansa uno. Pero, por lo demás, la factura mental es grande y ya va siendo hora de pasar a otra forma de vida.
– Pero en Urdaibai requieren a Jon Unanue muchos años más.
– Pues te diría que el final de Jon Unanue está llegando. Esto no es para siempre. Tiene que haber un final. Va siendo hora de afrontar la vida de otra manera.
– ¿Me quiere decir que puede ser su última Concha?
– Muy probablemente.
– Por la familia, dice.
– Es que ni me planteo ser padre llevando la vida de remero que llevo. No sé cómo lo hacen otros.
– Hablando de hijos. Ya sabe que a uno no se le quiere más que a otro. ¿Eso le pasa a usted con el remo y la pelota?
– A mí la pelota me gusta exagerado. Voy mucho al frontón, a Eibar, a Pamplona... Hago mis escapadas. Pero lo que practico es el remo. La pelota fue algo entre amigos, de joven. Lo cogía de tora manera. No me preparaba ni un cuarto de lo que he hecho con el remo.
– Pero ganó el Interpueblos como júnior.
– Porque tenía buena pareja.
– Deporte, familia... ¿Trabajo?
– Sigo en Danobat. Y gracias. Al ser empresa grande, puedo compatibilizarlo bien por horarios.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Las zarceras tras las que se esconde un polígono industrial del vino en Valladolid
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.