La tormenta se llama Urdaibai

Urdaibai hace tiempo que rema contra la historia. Sale al mar para romper récords, no solo para ganar. Su octava Bandera de La Concha estaba en el bolsillo desde que el domingo pasado los patroneados por Gorka Aranberri abriesen un hueco de catorce segundos con Zierbena. No importa porque este domingo casi duplicaron esa diferencia. El objetivo es ganar siempre y cuanta más diferencia con el resto, mejor. «Hay que ganar a lo grande, sin piedad», le repetía Iker Zabala al patrón. El viento en contra en el largo de vuelta evitó que los 'txo' estuviesen más cerca de batir su propio récord de 18:53 en La Concha. Pero la exhibición fue imborrable.

La Bou Bizkaia funciona como un reloj suizo. Parecen robots. En la primera jornada completaron las tres millas en 19:05 y ayer en 19:04. Como si no costase. Se han acostumbrado a fijarse un tiempo y cumplirlo. En el primer largo, Zabala avisaba a Aranberri por el pinganillo de que iban en ritmo de hacer 19:03. No se confundió demasiado el bermeotarra, que ayer celebró su décima Bandera de La Concha, colocándose octavo en la clasificación histórica, a seis todavía de José Luis Korta.

El rendimiento de Urdaibai ha dejado en segundo plano lo que hicieron el resto de embarcaciones ayer en La Concha. Todas ellas han bajado de veinte minutos y solo Cabo y Kaiku se han ido por encima del 19:30. Son tiempos muy a tener en cuenta y que hubiesen significado una fuerte pelea en los puestos de arriba de no ser porque ha habido una mucho mejor que el resto.

Especialmente espectacular ha sido el arranque de la tanda de honor. Orio, Zierbena, Urdaibai y Donostiarra han sido en paralelo en el mismo segundo durante el primer minuto del recorrido hasta que la Bou Bizkaia ha distanciado a sus perseguidores a un segundo. Esas mismas diferencias se han mantenido hasta los tres minutos y medio. Algo inaudito en una temporada en la que ha habido un bote muy superior a los demás.

Los bermeotarras se han encargado personalmente de romper esa igualdad, como hacen siempre, a la salida de la ciaboga. Hasta la baliza Orio aguantó el tipo, pero la regata se le volvió a hacer.