Una ola que vale la primera ikurriña de la temporada a quince días de La Concha

Cinco segundos pueden ser un visto y no visto o pueden ser un mundo. La diferencia entre la gloria y el desagrado. En el caso de la Donostiarra, supusieron puro placer. El que te otorga la primera bandera de la temporada. Y no cualquiera. La Ikurriña de Zarautz no es en vano la única que se disputa a doble jornada. Y en qué momento, a dos semanas de La Concha. Ahora ya se saben ganadores a dos regatas.

Los pupilos de Igor Makazaga llevaban tiempo mostrando sus intenciones. El sábado mismamente, estuvieron cerca de llevarse la regata de no ser por el impulso de Urdaibai en los últimos 500 metros. La distancia de casi cinco segundos que había de diferencia entre ambas embarcaciones antes de disputarse ayer la segunda jornada parecía difícil de recortar.

Pero Zarautz es el lugar donde los sueños se hacen realidad. No estaba el mar tan delicado como en la primera jornada para que las sorpresas se produjesen. Las cosas volvieron más o menos a su cauce en las anteriores tandas sin viento y con menos corriente mientras subía la marea. No era sencilla la tarea de ganarle a Urdaibai, y menos todavía la de ganarle con cinco segundos de diferencia.

Hondarribia se sumó a la fiesta desde el principio de la regata. Los pupilos de Mikel Orbañanos se amarraron a los mejores y por momentos estuvieron entre la Bou Bizkaia y la Donostiarra. Zierbena volvió a dejar que desear y en el segundo largo ya estaba fuera de toda pelea posible.

En los largos de ida, Urdaibai marcó los mejores tiempos, pero como ya sucediera el sábado, en popare la Torrekua fue capaz de recuperar tiempo y ser la más rápida. A medida que avanzaba la regata, cada vez parecía más posible. La diferencia con la Bou Bizkaia y con Hondarribia llegó a los seis segundos en un tramo del segundo largo y las pulsaciones empezaron a subir. La delegación de la Donostiarra se comenzó a poner tensa.

En el último largo, Hondarribia se cayó definitivamente de la pelea por la regata y la cosa era de dos. Cara a cara. Donostiarra y Urdaibai estaban peleando por la proa de regata frente a frente, pero en las cabezas de todo el mundo estaban la pelea por la Ikurriña. En la tercera ciaboga la diferencia era de cuatro segundos, pero la Torrekua salió de la maniobra y el GPS inmediatamente marcó los siete y los ocho. Lo tenía casi en la mano.

Quedaba encima el largo de vuelta. El que más ha potenciado el bote donostiarra durante todo el fin de semana. Seis, cinco, cuatro, seis, siete. Las diferencias bailaban dependiendo de la ola que soltaba uno y cogía el otro. A mitad de largo, Urdaibai recortó y se puso a tres. Bajó a dos. Parecía que una vez más los patroneados por Gorka Aranberri iban a conseguir salvar la bala.

A falta de cien metros para llegar a meta, la ikurriña era azul oscura. Solo dos segundos de diferencia. En ese momento apareció Poseidón para que una ola empujase a la Donostiarra a la meta. En tan poco tiempo logró abrir un hueco enorme. Tan grande como para llevarse la Ikurriña y con un par de segundos de margen.

Los tiempos no eran oficiales y las celebraciones todavía eran silenciosas dentro del bote. Pero la cosa no podía cambiar tanto como para arrebatarle el triunfo. La Ikurriña de Zarautz iba a viajar hasta Donostia sin remedio.

En la segunda tanda, Orio recuperó las malas sensaciones del sábado. En un mar más calmado y con menos viento y corriente, la San Nikolas demostró que está mucho más cerca de las cuatro de arriba que de los botes que tiene detrás. Getaria no pudo repetir la gran regata que hizo el sábado y llegó a quince segundos de los amarillos.

Antes, San Pedro volvió a ofrecer el flojo nivel de la primera jornada. La Libia sigue probando cosas de cara al playoff, pero de momento no le funcionan. Anteriormente aguantaba el tipo en la primera mitad e iba cayendo poco a poco, pero es que de un tiempo a esta parte se cae desde el primer largo.