La tripulación de Arraun Lagunak boga en la bahía pasaitarra limando hasta el último detalle de cada palada. FOTOS DE LA HERA
Remo

El éxito de Arraun Lagunak no tiene secretos

Juan Mari Etxabe y sus remeras invitan a DV a compartir un entrenamiento cuando en el horizonte asoma ya el objetivo de ondear todas las banderas de la Liga Euskotren y ganar en La Concha

Miércoles, 7 de agosto 2024, 02:00

Donostia Arraun Lagunak este año está logrando que algo muy complicado parezca fácil, sencillo de conseguir. Su patrona, Andrea Astudillo, ha ondeado las doce banderas que se han disputado hasta el momento. Sin contar los campeonatos que este año en junio han servido como trailer ... a la película que estamos viendo durante el verano. Las entrenadas por Juan Mari Etxabe se han planteado su propio reto. Sin esconder que la vista está ya puesta en La Concha, la Lugañene quiere hacer historia y conseguir el pleno de victorias este año.

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La trainera donostiarra no se permite el más mínimo fallo. Firmar una temporada así no es cuestión de suerte. Tampoco hay una fórmula mágica más allá del trabajo incansable de un bote con ambición que se nota que disfruta con lo que hace. Para descubrir cuál es el secreto de su éxito nos adentramos en una jornada de entrenamiento junto a las remeras y el cuerpo técnico.

Una música motivadora nos recibe en Trintxerpe en el local que el club ha convertido en gimnasio. En una tarde calurosa, el portón de la entrada se encuentra abierto y el característico sonido de los ergómetros indica donde está ese lugar alejado del agua en el que comienza todo. Desde hace tres años el bote realiza la preparación física en este local que con máquinas de segunda mano se ha ido convirtiendo en una sala de musculación.

La Lugañene sigue con el plan de entrenamientos centrado en hacer historia y conseguir el pleno de banderas este verano

Tener este espacio ha supuesto un salto de calidad, adaptarlo a ellas, una pirueta más. Al propio Etxabe se le ocurrió crear unas tablas de madera que colocan sobre los ergómetros para simular una posición lo más parecida a la de la trainera. Todas tienen llave del local y quedan en grupos para ir a entrenar cuando pueden. Las más madrugadoras a las ocho de la mañana, luego se van a estudiar o trabajar. Otras acuden por la tarde, ya que cada una lo compagina con su vida como puede. Los días en los que también salen al agua lo hacen todas juntas.

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Por supuesto, la preparación física durante los meses de competición es muy diferente a los del invierno. Cada remera tiene un plan personalizado, saben siempre lo que tienen que hacer. Son evaluadas periódicamente y cada una tiene su plan de entrenamiento individual. No entrenan todas igual, cada una hace lo que le corresponde en función de su test de lactato que determina el perfil fisiológico de la deportista. Antes de empezar a competir dedican todos los años siempre dos meses a la educación en fuerza. Un trabajo imprescindible también para la prevención de lesiones.

Ellas mismas dirigen los entrenamientos, aunque Etxabe y su cuerpo técnico están presentes. El oiartzuarra, el preparador físico Alberto Grijalba y el médico del equipo, Jacobo Vázquez, forman el otro gran equipo. «Basamos el rendimiento en un buen entrenamiento. Además de la capacidad física, la fuerza y la salud mental, una buena alimentación, un buen descanso y buenas relaciones sociales son igual de importantes. Les pedimos que no descuiden a su familia o sus amigos», confiesa el doctor.

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Él es el encargado de medir periódicamente la salud de las remeras y el que controla cómo está cada una a través de pulsómetros que llevan puestos durante las regatas o entrenamientos. Mientras nos explica en la tablet cómo recibe a tiempo real toda esa información, la ausencia de música y unos pitidos fortísimos alertan del fin del entrenamiento en el gimnasio. Un último esfuerzo con el que termina la primera parte de la sesión. Es uno de esos días de doble sesión, por lo que todos juntos ponemos rumbo al embarcadero de Trintxerpe.

Al salir, las chicas se despiden de sus vecinos de local, un taller de customización de furgonetas camper que se han convertido en sus mayores fans. «Faltan Laia y Turbo, los perros que nos visitan mientras entrenamos. Tenían que haber salido en las fotos» se escucha decir a alguna remera. De camino, algunos vecinos que las reconocen y conocen saludan y animan al equipo.

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«Nos falta rematar la Liga y ya estamos pensando en llegar lo mejor posible al último gran objetivo del curso, a La Concha»

De camino charlamos sobre los éxitos de la temporada y del esfuerzo que queda lejos de los focos y cámaras en las regatas. «Mis amigos y mi familia me preguntan cuánto entrenamos y alucinan, sobre todo cuando no hay competición», confiesa Ania Pérez. Es el tercer verano para esta irundarra remando en Arraun y destaca la unión del grupo, la fuerza del bloque. «Nos conocemos todas muy bien, es súper importante que el grupo esté bien y es el cuarto año ya con Etxabe. Nos conoce mucho a todas, sabe de qué pie cojeamos cada una» añade Mar Larrea. En su caso, lleva en el club desde 2008, es una de las más veteranas. Celebra el buen momento del bote pero sus palabras demuestran que siguen con la ambición intacta. «El otro día me dijeron que no me deseaban suerte porque no la necesitábamos. ¿Cómo que no? No nos conformamos. Estamos trabajando duro porque queremos más», protesta.

El bote disfruta en el agua

Llegamos al embarcadero. Allí espera Luis Fernández con el bote preparado para que las remeras lo bajen al agua. Etxabe repasa el estado de la embarcación, toma medidas para comprobar la separación entre los toletes y les explica en qué va a consistir el entreno en el agua. Para él es importante que sepan en qué consiste, cuál es el objetivo del entrenamiento. No quiere que sepan solo qué hay que hacer, sino por qué hay que hacerlo. Tras la charla comenta detalles con la patrona en la intimidad. Rápidamente bajan la Lugañene del remolque y la llevan al agua. El buen ambiente reina y Mar y Ane se pican contando algún chiste.

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Con las remeras ya en las tostas de la Lugañene, el bote se adentra en la bahía y comienzan las series. Juan Mari, Alberto y quien firma este reportaje las seguimos de cerca desde la zodiac. Desde dentro explican cuál es el objetivo del entrenamiento corto de ese día en el agua. Desde las dos orillas no faltan espectadores. Desde la rosa saluda el hijo de Juan Mari. Su hija Lorea está a sus órdenes en Arraun y uno de sus hermanos es remero en San Juan. «Te puedes imaginar de qué hablamos durante la cena» bromea Etxabe mientras conduce la zodiac. La tripulación enfila hacia puntas ante la mirada curiosa de los turistas.

Una vez salimos de la bocana, el bote realiza la maniobra para volver a la bahía pasaitarra. «El equipo está bien, lo importante es mantenerlo e intentar seguir la progresión para estar bien a final de temporada» explica el preparador físico. Grijalba se muestra satisfecho con el trabajo de las chicas. «Muchos días entramos al agua las primeras y nos vamos las últimas», asegura.

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Tras algo más de una hora, la Lugañene termina el entrenamiento. Con el final de temporada, y sobre todo La Concha en el horizonte, Donostia Arraun Lagunak nos destapa sus cartas. Ambición y trabajo, no hay más secreto, sueñan y reman en dirección a un nuevo doblete.

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