El transbordador de Ulía en los nuevos pasaportes

El ingenio creado por Torres Quevedo se puede ver en la página de 'visados' de los nuevos pasaportes españoles

Beatriz campuzano

Martes, 14 de abril 2015, 13:36

Complejo, significativo y espectacular. Así es como se presentaba el transbordador de Ulía que cautivó no solo a los donostiarras, sino a todos los forasteros que se acercaban a contemplar el ingenio de la ciudad. Considerado como el primer transbordador apto para transportar personas de la historia fue uno de los focos de atracción de la ciudad de San Sebastián.

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Entre el fervor de un nuevo invento y el ansia que experimentaba la sociedad por probarlo, el transbordador de Ulía se inauguró el 30 de septiembre de 1907. Creó sensación al ser uno de los descubrimientos más revolucionarios de la época al permitir comunicar el barrio de Ategorrieta con el monte Ulía. Era la atracción de la ciudad, si bien cinco años después quedaría eclipsada con el estreno del funicular de Igeldo.

El transbordador, que servía para cubrir 280 metros de distancia y un desnivel de 28 metros en tres minutos y medio, permitía albergar en una barquilla pequeña dieciocho viajeros. Subida y bajada. Los caballeros y señoras que por puro divertimento -por ser la novedad- se subían al transbordador lo hacían, en su mayoría de veces, para ir al parque de atracciones construido al más puro estilo de la época.

Este ingenio, resultado del ingeniero Leonardo Torres Quevedo, no solo figura en las enciclopedias, sino que ahora, desde este 2015, está también presente en los nuevos pasaportes españoles. Este documento que permite viajar a cualquier ciudadano a países extranjeros ha sido puesto en circulación en enero pasado.

Tras la remodelación del documento, en la primera página de 'visados' se ha incluido una imagen del transbordador del Ulía. Ha quedado grabado en una de las páginas del documento la estampa de uno de los inventos que dió a conocer la ciudad de San Sebastián en los inicios del siglo XX.

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La estación de salida, situada en la parte baja de la ladera, estaba formada por una pequeña caseta de madera y se unía con la estación de llegada con seis cables metálicos que arrastraban la plataforma y la barquilla con un motor de 12 C.V. Para la época, la obra de Torres Quevedo causó todo un revuelo. Ahora, años más tarde, se puede disfrutar de lo que fuera uno de los emblemas de la ciudad donostiarra en el pasaporte.

Los nuevos pasaportes

Los pasaportes ya no son lo que eran. Ni siquiera las imágenes que copaban las primeras páginas del documento son las mismas. Con la remodelación que se ha llevado a cabo también se han modificado las estampas que las decoraban. En esta nueva versión modernizada del pasaporte se incluye Donostia con la fotografía del transbordador de Torre Quevedo.

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El nuevo pasaporte no solo presenta diferencias visuales respecto al anterior, sino que también incluye un papel de seguridad; componentes holográficos renovados, y otras medidas de seguridad invisibles que hacen de este documento un objeto cada vez más dificíl de usurpar.

El año 1983 Correos emitió un sello con el mismo motivo, según recordaba Javier Sada en un artículo publicado en El Diario Vasco en 2102. El historiador donostiarra recordaba la carrera de su ilustre creador, "nacido en 1852 en Molledo, Cantabria, autor de numerosos inventos, construyó su primer teleférico, un tanto artesanal y de tracción animal, en la villa que le vio nacer. El proyecto resultó viable aunque muy artesanal y, perfeccionado, lo presentó en Suiza en el transcurso de un congreso que no lo aceptó como válido por la inseguridad que, a su juicio, podía existir para los pasajeros".

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Sada señalaba que a partir de se momento hay dos versiones de la historia: "La primera cuenta que quienes confiaron en él, ingenieros donostiarras y bilbaínos como Machimbarrena, Otamendi, Rivera, Usabiaga, Elósegui le encargaron un transbordador como atracción turística para el parque de Ulía. La segunda relata que fue Canadá quien le hizo el encargo para construirlo sobre el Niágara, siendo el de Ulía un ensayo 'en miniatura' de lo que pretendía construir en América".

"Fue lo cierto que el de Ulía -continúa Sada- se inauguró el 30 de septiembre de 1907 y el del Niágara, el 8 de agosto de 1916. El de Ulía desapareció pocos años después con el propio parque y el de Canadá (Niágara Spanish Aerocar), exactamente igual que el donostiarra aunque más largo y a mayor altura, sigue funcionando como atracción única de sus características, de fama mundial, visitado anualmente por millares de personas. La Sociedad Estudios y Obras de Ingeniería de Bilbao, dirigida por Valentín Gorbeña, fue la encargada de construirlo en San Sebastián, uniendo dos lomas del monte, a 28 metros de altura y cubriendo 280 metros de distancia. Durante el primer año de funcionamiento transportó más de 13.000 personas sin sufrir ni una sola avería".

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La prensa de la época que rescata Sada describía con precisión el llamativo invento: "En conjunto se trataba de seis cables amarrados por un extremo a una caseta en la que estaba instalado el motor, con fuerza de doce caballos, y por el otro de nuevos cables que hacían de contrapeso consiguiendo que la tensión fuera constante y similar en todo el cableado. En la barquilla airosa y de fuerte estructura entraban entre 16 y 18 personas por viaje y el coste era de una peseta. En caso de emergencia la parada era instantánea a través de una palanca colocada en la caseta y el sistema también servía para controlar las llegadas, evitando chocar con los topes finales. El recorrido entre las dos alturas tardaba alrededor de cuatro minutos y la instalación estaba llamada a ser, como lo fue, el máximo atractivo del parque de atracciones de Ulía".

El 'hermano' en el río Niágara

Basado en el transbordador donostiarra y también obra de Torres Quevedo, el Spanish Aerocar aún funciona en las cercanías de las célebres cataratas del Niágara. Desde 1916 permite observar desde 60 metros de altura los rápidos del río a 35 pasajeros por viaje.

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El Aerocar se encuentra suspendido entre dos puntos de Canadá, a pesar de que cruza la frontera de este país con Estados Unidos cuatro veces durante su recorrido completo, de 539 metros.

Una placa en la entrada reza en inglés:

Leonardo Torres Quevedo (18521936) fue un ingenioso ingeniero español. Entre sus creaciones destacan máquinas algebraicas, mandos a distancia, dirigibles y la primera computadora del mundo.

El coche aéreo español del Niágara fue diseñado por Leonardo Torres Quevedo y representa un nuevo tipo transporte por cable aéreo, que llamó «transbordador». Se inauguró oficialmente el 8 de agosto de 1916, siendo el único de su tipo en existencia.

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La Comisión de Parques del Niágara, 1991

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