El bar del albergue de Ulia solo dará este verano servicio a los huéspedes

Los asiduos a pasear por los caminos del monte Ulia o los donostiarras que acostumbran a subir a tomar el aperitivo en la terraza del bar restaurante del albergue juvenil habrán visto que las puertas llevan un tiempo cerradas. Así seguirán, al menos, hasta después del verano, cuando el Departamento de Juventud espera que se pueda volver a adjudicar y se recupere entonces un servicio que llevaba años en funcionamiento.

El albergue municipal, ubicado en un enclave privilegiado a 200 metros de altitud y que se convirtió en un reclamo cuando había restricciones por el covid-19, no contará con servicio hotelero para las personas que no estén alojadas durante los próximos meses. Solo los huéspedes podrán disfrutar de media pensión. A ellos, según detallan fuentes municipales, sí que se les seguirá ofreciendo desayunos y cenas. Y es que aunque las cocinas del centro estén cerradas se ha buscado una alternativa y se recurrirá a otros servicios de cáterin como ocurre en otros refugios municipales. Teniendo en cuenta la ubicación y la dependencia de transporte público o privado se ha tenido que buscar una solución para los huéspedes que llenan estos días el alojamiento. Además, para los grupos grandes de alberguistas también se ofertarán comidas, según precisan desde las propias instalaciones.

La razón por la que no se dará servicio al público en general es que el adjudicatario del espacio hostelero, que tiene contrato hasta el 30 de junio de este año, después de que el Ayuntamiento le ofreciera en 2020 una prórroga para compensar los meses que tuvo que cerrar por las restricciones sanitarias que se impusieron por la pandemia del covid-19, no va a seguir al frente.

Aunque la principal actividad del bar restaurante del albergue era dar servicio a los huéspedes cuando lo solicitaran, en temporada todo el mundo era bienvenido y podía disfrutar del servicio y de sus instalaciones, principalmente de la terraza con vistas a la ciudad. La noticia ha caído como un jarro de agua fría entre los donostiarras que solían acercarse después de caminatas por el monte y lamentan que en los días de buen tiempo que están por venir no tengan un espacio en Ulia en el que tomar algo. Porque el merendero de la antigua sociedad Basollua también está clausurado y el Ayuntamiento espera sacar a concurso esta instalación. Consciente de lo que supone que el bar del albergue esté unos meses cerrado hasta que se vuelva a adjudicar, fuentes municipales señalan que están trabajando para que vuelva a dar servicio. Pero no será de la noche a la mañana ya que hay que tener en cuenta que los trámites de licitación –publicación de los pliegos en los boletines oficiales, recepción de ofertas de las empresas, valoración de las mismas y adjudicación del contrato– se prolongan unos meses.

Con el buen tiempo que está haciendo estos días el ir y venir de alberguistas por las instalaciones es constante. Peregrinos del camino de Santiago, particulares y grupos comparten espacio. Tanto es así que, según apuntan desde la recepción del alojamiento, ayer por la tarde ya tenían el aforo completo. En total, el albergue dispone de 62 plazas, 54 camas repartidas en doce habitaciones en la que pueden hospedarse unas tres o cuatro personas. También cuenta con bungalows de cinco o seis plazas con cocina propia. Estos habitáculos tienen su propio porche con acceso directo desde la calle.

Hasta hace poco más de un mes, el albergue Ulia se ha estado utilizando para dar cobijo a todas aquellas personas en riesgo de exclusión social que no podían cumplir sus cuarentenas.