
Adolfo Martínez de Ibarreta Urrutikoetxea
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Adolfo Martínez de Ibarreta Urrutikoetxea
«Anda, sí. Pero no olvides la movilidad articular. Ni la fuerza»Pertenece a la nobleza del comercio de esta ciudad. Su abuelo Manuel fundó Gabardinas Ibarreta y su abuela Marisa fue la gran señora detrás del ... mostrador de aquella-boutique de la calle Santa Catalina llamada Maussin. Él estudió en Marianistas. Jugó al fútbol en el S.A.N.S.E. De central, siempre de central. Piensa que nos va a extrañar porque no es un chico altísimo. Le recordamos que desde el Mundial de Sudáfrica veneramos a los jugadores bajitos. Estudió Ciencias de la Actividad Física y Deportes. ¿En Vitoria? No, en Murcia, un lugar, dice, más interesante de lo que la mayoría pensamos. Aunque para llegar hubiese que costear por el Mediterráneo. Trabajó mucho tiempo en un gimnasio. Hasta que decidió abrir el suyo propio, en la recta entre los juzgados a Tabakalera, Adinfit. Es especialista en poner en marcha o recuperar para la marcha a gente que ya no cumplirá 49 pero que cumplirá muchos más.
– Así que Marisa bailó en la boda de tu primo, Óscar. En el salón de Hika, la txakolindegia.
– Nuestra abuela había sido una gran esquiadora pero a los 50 se rompió la cadera y le pusieron una prótesis. Pasaron los años, fue perdiendo movilidad y un día, en un paso de cebra vio venir un coche. El conductor paró pero ella, asustada, se cayó. Le cogió miedo a andar, a moverse. Cada vez salía menos de casa. Tomamos cartas en el asunto. Yo le ayudaba. Pequeños ejercicios. Sencillos, tranquilos, sin forzar nada ni nunca. Había que ponerse una meta, plantearse un objetivo.
– Imagino que no le propusiste que alguna vez arbitrase un partido de fútbol del Eas08, el equipo que formaste con tus amigos.
– No mujer. Ni que nadase conmigo en la Paco Yoldi o descendiese delante mío una de las pistas más divertidas de Formigal, donde la familia tiene casa. Me refiero a la 'Tres Hombres', muy usada en pruebas de descenso. No, un objetivo más pequeño pero también desafiante. De esas metas que te ilusionan: bailar en la boda de su nieto Óscar.
– Y según la nota que aparece debajo de tu nombre y apellidos (los más largos de tu colegio, con ese toque de hidalguía alavesa en el primero)... lo consiguió.
– Vaya que sí. Y ahora viene al gimnasio. En compañía de mi tía abuela Marilis, que tiene 86 años.
– Bonitas edades, señal de que han vivido y viven. ¿Las pones a que se piquen en la máquina multipower, la de las barras y pesas? Parece de halterofilia.
– Todos los aparatos y máquinas de este gimnasio se pueden adaptar para la gente a quien me quiero dedicar. Hay muchos entrenadores personales que te ayudarán a prepararte para correr la media maratón, muchos lugares donde muscularte como quieras. Mi objetivo es esa gente que dejó de estar activada cuando tuvo que dedicarse a la familia o de lleno a su negocio. +50. Porque el cuerpo, quieras que no, empieza a envejecer, a desengrasarse, hacia los 45. Nada terrible. Siempre puedes reactivarte. Y sí, la 'multipower'. Tan aparatosa, también sirve para que hagas sentadillas con seguridad, para las flexiones, para los estiramientos.
– ¡Tienes pesas! ¿De cuánto?
– Desde dos kilos y medio hasta 22. Y luego están las mancuernas. Mancuernas regulables.
– ¡Mancuerna! Me encanta esa palabra que en los diccionaros no actualizados se define como 'Correa o cuerda que usan los vaqueros para mancornar las reses'. ¿Regulables?
– Mediante un dispositivo cargan o descargan peso pero más paulatinamente que las pesas tradicionales, 2, 5, 3, 3, 5...
– Eso tiene que enganchar. Será adictivo. Ir sacudiéndote la pereza, los malos hábitos a los 55, los 60, los 70 y jugar con mancuernas y poleas...
– Ver que cada vez te sientes mejor, que levantas 200 gramos más, que tu rodilla reacciona bien al pedaleo engancha, sí. Pero que no se convierta en una obsesión...
– Para nada, para nada. Aunque es tan fácil caer en ella. Quieres saltar más alto, correr más rápido, y levantar más peso.
– Pero repito, con objetivos lógicos, bien pautados. No fuera a ser que el no conseguir coger una pesa de dos kilos más te haga fustigarte como si hubieras fracasado. Ni te frustres ni te fustigues. Hacer ejercicio, activarte no ha de ser nunca una sobrecarga más de tu día a día sino algo apetecible. Eso sí, sin olvidar que hay que esforzarse, que al principio tendrás agujetas. Que ese músculo que llevabas tanto tiempo sin usar, se quejará.
– Si se queja, buena señal, él y tú estáis vivos.Oye las poleas, aquí, en Adinfit, son también doblemente regulables, menos carga, creo, pero mismo trabajo muscular. Otra cosa, dime ¿es verdad que con andar no basta?
– Andar siempre está (muy) bien. Recuerda, 'Quien mueve las piernas mueve el corazón'. Activado el cardio, movilicemos las articulaciones y juguemos con la fuerza. No creas, fuerza es levantarse airosamente del sillón. ¿La espalda? No solo es cuestión de poder flexionarla, intenta extenderla...
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