
«Andar en moto es, simplemente, teletransportarse. Ora aquí, ora allá»
Rubén Cotarelo ·
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Rubén Cotarelo ·
El profesor de Educación Física que construye máquinas de dos ruedasAsturiano, Lomban de segundo apellido, vive en Gijón, frente a la playa de San Lorenzo. Profesor de Educación Física, trabaja en varios institutos de Cabo de Peñas. Se viene continuamente a Gipuzkoa. Porque dice que no conoce amigos mejores que los vascos. Decenas de veces ha corrido en las pruebas organizadas por el festival Wheels & Waves. Con dos máquinas sin igual, una increíble Suzuki Katana 1100 del 81 y la histórica e historiada Bultaco de la foto, fechada en 1974. Ha practicado enduro pero uno de esos amigos de los que habla por ahí, Daniel Vallejo le lio para que empezara en motocross. Y cuando se acostumbró a los saltos, aquí juega a ello. Ha rodado por Tailanda. Estudió sus carreras y sus licenciaturas (incluida la de Salvamento acuático) en A Coruña. Buen sitio, reconoce, pues las prácticas las hacía junto a la universidad. Está frente al mar así que cogía la canoa y al agua.
– Dicen, lo dice Álex, otro de tus amigos donostiarras, que fue una cirujana la que te salvó la pierna. Gloria y honor a ella.
– Y tanto. Reconocimiento total también a amigos, compañeros, organizadores de la carrera de Jaizkibel. No pasó nada que no pueda pasar cuando tu pasión son las máquinas con dos ruedas, motor, carburador, pistones...
– 'Máquinas teletransportadoras' hemos puesto en el titular.
– Porque lo son. Cuando me monto en una de ellas estoy aquí, hay coches, hay referencias, hay curvas. Basta con abrir un poco el gas para un poco más tarde estar en otro lugar. A veces sin darte cuenta. Bueno eso, no. Siempre te das cuenta. Notas el aire, notas el asfalto, notas la fuerza que te... teletransporta. Tengo una Hayabusha...
– ¿En serio? Hará unos 20 años fue la moto más deseada, más admirada, más temida también.
– Era la gran máquina para los tiempos en que no había restricciones de velocidad. Su estabilidad es tan increíble que podías conducirla cómo y a las revoluciones de motor que quisieras... con una sola mano, sintiendo la aerodinámica envolviéndote y...
– ...Teletransportándote.
– Exacto. Déjame decirte una cosa más sobre el accidente y mi recuperación.
– Es tu página.
– Por supuesto que he estado magullado y tenido las articulaciones muy tocadas pero ¿sabes? cumpliré 47 años en agosto y no me he permitido un momento de bajón. Creo que soy un privilegiado. En la recuperación estoy poniendo en práctica todo lo aprendido en mis distintas licenciaturas y diplomaturas sobre fisiología, anatomía, nutrición. Y tengo una bota hinchable que protege mi pierna. Eso es un puro privilegio, a mi entender.
– ¿Una bota neumática ortopédica puede ser un privilegio?
– Absolutamente. Yo te diría que nosotros tenemos , en todos los sentidos, problemas del Primer Mundo a los que podemos aplicar, también de todas las maneras, soluciones del Primer Mundo. Imagina que en vez de esa bota tuviera que estar entablillado con dos trozos de madera, inmovilizado, como, con suerte, estarán muchas de las víctimas de tados los conflictos bélicos que hay en el planeta. Imagínate inválido mientras intentas llegar a Europa. Soy un privilegiado. He rodado en moto hasta por la selva de Tailandia. ¿Cómo voy a permitirme un momento de bajón?
– No te falta razón, ciertamente. En la foto, tomada en la puerta de un hangar/taller de motos de Donostia, llevas una gorra de Biarritz Forever y una camiseta de Animl Motor Company. Explica esos liogos, si quieres.
– La gorra es la marca de una fotógrafa y diseñadora francesa que me contactó porque quería hacerme un seguimiento durante los días del festival Wheels & Waves que como sabes, tiene su campamento base en la ciudad biarrota. Animal Motor Company es el sello con el que firmo las customizaciones de mis motos. Normalmente las prepara, saco sus mejores líneas, respeto su estilo y la época en que fueron construidas por puro placer, y para mí. Luego algunas se las paso a mi gente, alguna la cambio, alguna puedo venderla. Pero no quiero que esa pasión se convierta en trabajo, en una compañía al uso. Solo sería cuestión de presentar todos los papeles, ya compulsados, en el correspondiente departamento pero no, me da miedo que el convertirme en una compañía influya en eso, en mi sensación de privilegiado.
– Tampoco es mala esa filosofía.
– Creo que no. Me gusta customizar motos con objetivos estéticos no de negocio. Me complace recrear una moto hoy buscando la mejor versión con la que acaso soñaron aquellos que, hace ya un tiempo, la construyeron. Tengo una Fantic Koala.
– No sé qué es una Fantic Koala pero suena bien.
–Una motocicleta divertida fabricada por una compañía italiana, lombarda para más señas, que tiene tres títulos mundiales en la modalidad de trial. La Koala, es baja y de ruedas anchas. Verás, a mí más que la competición me gusta el espectáculo. Soy feliz, sí.
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