30 años de bailes de salón y muchos más
El pulso de la ciudad ·
Se sienten orgullosas de transmitir alegría a través de la danza y reciben en su academia de General Jauregi entre 100 y 200 alumnos cada añoSecciones
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El pulso de la ciudad ·
Se sienten orgullosas de transmitir alegría a través de la danza y reciben en su academia de General Jauregi entre 100 y 200 alumnos cada añoan pasado ya 30 años. La Escuela de Baile Carmen Garmendia y María Govillard de la calle General Jauregi está de celebración. El pasado sábado brindaron por estas tres décadas de andadura en el café teatro El Andén, en Atotxa, donde ofrecieron una pequeña muestra ... de la escuela y hubo música y más baile. Reciben a entre 100 y 200 alumnos cada año. «Cuando empecé, tenía 80 alumnos y el número fue subiendo», explica Carmen Garmendia. «Ahora hay subidas y bajadas pero en un margen poco reseñable. Se notó el bajón en tiempos de la crisis pero ahora nos mantenemos. Desde entonces no tenemos el 'boom' de antaño y además ahora hay muchos sitios donde se enseña a bailar -no siempre con la suficiente preparación-, pero nosotras nos mantenemos».
Está contenta de su trayectoria, que empezó como deportista, en el mundo de la natación. «El baile es una forma de encontrar alegría», afirma. «Mientras bailas haces un barrido mental de tus problemas, porque no piensas en lo que te acucia o te preocupa. Estás concentrada en la música y la danza. Bailar es como una terapia que te oxigena».
Tiene además otros beneficios. «Bailar te lleva a cumplir una de las metas importantes del ser humano, que es relacionarse con otras personas. La gente se conoce más después de una hora bailando abrazados que tomando café en un bar a diario durante diez meses», dice. «Tocarse es una forma de acercamiento que hace que conozcas a la gente sin necesidad de que te cuente mucho de su vida».
Habrá personas con reparo inicial a ese contacto. «Al principio no obligamos a que la gente esté junta», dice. «De hecho, la gente piensa que en los bailes latinos hay que acercarse mucho y no es así. Hay muchos pasos cruzados y que van por fuera. Donde más cercanía hay es en el baile estándar. En el vals inglés, en el vals vienés y en otros. El tango es el baile del abrazo por excelencia. Hay gente a la que le cuesta mucho abrazarse con la pareja. A veces, hasta un año».
Carmen ya está jubilada pero le encanta acercarse a la escuela y saludar a quienes han sido sus alumnos. Es su hija María Govillard quien ha cogido las riendas de la empresa. María empezó con baile clásico. Como a su madre, el baile se lo ha dado todo. «Para mí el baile es como el lenguaje del alma», explica Govillard. «Lo que eres, lo que llevas dentro lo expresas al bailar cuando ya tienes un poco de técnica. Y también sin ella, porque cada uno se mueve en base a cómo es».
Una de sus satisfacciones está en el 'feedback' de sus alumnos. «Las personas que vienen a aprender pasan un rato muy bueno, en el que se olvidan de sus problemas. Al final, es una forma de hacer el bien. No es que yo lo haga; simplemente, lo transmito».
Toda una historia la que guarda el actual local de General Jauregi. Carmen Garmendia, donostiarra nacida el mismo año que el Festival de Cine (1953), se marchó a Bilbao en el año 70 después de casarse con Juan Govillard. Allí pasaron 16 años, tuvieron tres hijos y fue donde trabajó como profesora y entrenadora de natación, después de haber llegado a competir en Gipuzkoa en campeonatos vasco-navarros.
En 1986 decidió volver a Donosti para seguir ejerciendo de profesora de baile, disciplina aprendida en la capital vizcaína. Para arrancar, impartió cursillos de bailes de salón en casi todas las casas de cultura de Gipuzkoa. «Sembré afición», dice. También impartió cursos en gimnasios y salas deportivas junto a Félix Martínez Arrizabalaga, entonces su pareja de baile. «Me acuerdo del Danaona, gimnasio de Donosti donde tuve una excelente acogida por parte de Ochotorena y otros futbolistas de la Real», rememora.
En noviembre de 1989, Carmen abrió la escuela en la calle Euskal Herria. Empezaron por bailes de salón y sevillanas y hoy es un centro de enseñanza de baile multidisciplinar. En el local de General Jauregi están desde 2006.
María Govillard se formó en ballet clásico desde los cuatro años y estudió en Londres bailes de salón. «Es la cuna de ello en Europa», dice.
Ha participado en programas de televisión, concursos y competiciones, «un 'trampolín' para obtener el reconocimiento general del público», afirman en la escuela.
Elena Alzuri y David Govillard, hermano de María, son virtuosos del tango argentino, «con una larga trayectoria que incluye varios campeonatos y numerosas actuaciones en importantes eventos», explica Carmen.
No son los únicos miembros de la familia en la escuela. La madre de Carmen se deja ver por ahí. «Conocí a mi marido en el baile de los tilos de Hernani», recuerda. «Seguro que eso nos marcó a toda la familia».
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