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Era una de las pocas piezas del puzzle de la vega del Urumea que faltaba por despejar, tras la venta de los terrenos de los cuarteles al Ayuntamiento y el traslado de los militares a la hípica. Los nuevos desarrollos residenciales van a sumar 4.000 viviendas en el sur de la ciudad, suficientes como para plantearse retomar los planes urbanísticos de hace una década para construir otros 3.000 pisos en Antondegi. Esta loma de casi 100 hectáreas, ubicada entre Martutene y el polígono 27, esperaba destino en el nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) y el Ayuntamiento ya ha empezado a mover ficha con una modificación de planeamiento que prevé dejar la mayor parte del terreno como no urbanizable, salvo 9 hectáreas que se destinarán a la instalación de un complejo para la práctica del surf mediante olas artificiales, lo que reforzará la apuesta estratégica de la ciudad por esta disciplina, podría ayudar a disminuir la presión de las tablas en la playa y que, a buen seguro, redoblará a nivel mundial el atractivo de Donostia para los practicantes de este deporte.
La operación urbanística es importante tanto por lo que pone como por lo que elimina de las previsiones. Probablemente sea uno de los proyectos de desclasificación de suelo mayores de los realizados en San Sebastián. Buena parte de estos terrenos son propiedad del Gobierno Vasco y del Ayuntamiento, que durante lustros se dedicaron a comprar fincas con el objetivo de materializar un plan de choque en materia de vivienda protegida. Así, el PGOU de 2010 (hoy vigente), de las 97 hectáreas de Antondegi destinaba 68 a usos residenciales, 22 a actividades económicas (para ampliar el polígono 27), 6 a sistemas generales de espacios libres y otra hectárea más para usos viarios y ferroviarios. La modificación del Plan General que ahora se tramita prevé dejar sin una sola hectárea los usos residenciales, contempla 54 hectáreas de suelo no urbanizable, 32 de actividades económicas (10 hectáreas más que las previstas hoy para la ampliación del polígono industrial), dos hectáreas para usos varios y 9 hectáreas para equipamiento comunitario de uso deportivo, de las que 6,2 serán para la nueva instalación de olas artificiales y 2,8 ha para construir el nuevo viario de acceso al mismo.
Según ha podido saber DV de fuentes próximas al Departamento de Urbanismo, la tramitación de esta modificación del PGOU están bastante avanzada y se prevé su aprobación inicial «el próximo verano». Con este cambio de planeamiento, Antondegi «será fundamentalmente un espacio verde que tendrá en su parte alta un equipamiento deportivo de alto nivel, que no se verá desde la vega del Urumea» por su posición en la corona de la colina y la escasa altura de las instalaciones. El gobierno municipal cree que Antondegi es el lugar ideal para ubicar una instalación de este tipo, que necesita una gran superficie de suelo.
No es la única ubicación que se ha analizado en los últimos años, ante el interés mostrado por la empresa guipuzcoana Wavegarden, líder mundial en este tipo de instalaciones, por colocar uno de sus complejos en la ciudad. En 2017 el Ayuntamiento ofreció emplazamientos en Altza y Zubieta, pero finalmente se ha convenido que Antondegi reúne mejores condiciones. Está por ver a quién se adjudica el proyecto una vez aprobado definitivamente el planeamiento urbanístico, aunque lo previsible es que la fórmula que se utilice sea la de una concesión que salga a concurso público.
Lo que sí parece claro es que Wavegarden estará ahí entre los principales interesados. No hay muchas empresas en el mundo que se dediquen a diseñar estas instalaciones y la firma guipuzcoana lidera un mercado en auge, con algunos complejos ya construidos –Wave Park, en Corea del Sur (el mayor del mundo), Urbnsurf, en Melbourne (Australia), The Wave, en Bristol (Inglaterra) y Surf Snowdonia, en Gales)–; otros tres en construcción (Suiza y dos en Brasil); y treinta proyectos en diferentes fases de ejecución en los cinco continentes. La tecnología de esta empresa permite generar 1.000 olas cada hora, de una altura ajustable entre 0,5 y 2 metros de altura y con un recorrido de 16 segundos surfeando. En su modelo 'Cove' pueden surfear a la vez 96 deportistas (56 principiantes y 40 expertos). La inversión ronda los 12 millones de euros para una instalación estándar de 160 x 160 metros, según indica la firma en su página web.
Este tipo de complejos permiten una gran versatilidad de usos: además de una laguna de olas diseñadas para surfistas de todas las edades y todos los niveles, permite implantar una escuela de surf, un centro de alto rendimiento, y disponer de tiendas de surf, restaurantes, bares, alojamientos, incluso sirven para la realización de eventos corporativos, campamentos de surf o incluso conciertos.
Wavegarden es una empresa, constituida principalmente por ingenieros expertos en dinámica de fluidos computacional, dedicada desde hace más de un década a crear la mejor ola artificial con el objetivo que se pueda surfear en cualquier parte del mundo. Deportistas de élite han alabado sus instalaciones. Y hasta Shakira se rindió a sus encantos el pasado verano, cuando disfrutó de lo lindo en el complejo de pruebas de Aizarnabal.
Planeamiento urbanístico: Las 97 hectáreas de Antondegi se destinan hoy a uso residencial principalmente (68 ha). Con el cambio, habrá 54 ha de suelo no urbanizable, se dejarán 32 para ampliar el polígono 27 y la instalación para el surf ocupará 6,2 ha.
Olas: Estas instalaciones permiten surfear a 96 personas a la vez y generan 1.000 olas cada hora de 0,5-2 metros de altura.
El alcalde, Eneko Goia, expresó su convicción de que la instalación de una piscina de olas artificiales en Antondegi es una apuesta coherente y de valor para una ciudad como San Sebastián, que desde hace tiempo impulsa el surf de forma decidida. Goia explicó que un complejo de estas características «mejora y amplía todo el año» la oferta de olas y ayuda a los practicantes a no depender de condiciones climáticas o del estado del mar, ya que permite hacer surf incluso de noche. Un equipamiento de este tipo podría además aliviar la congestión de bañistas y surfistas que se produce cada verano en la playa de la Zurriola. Y, no cabe duda, de que «aumentará el atractivo de la ciudad para el mundo del surf».
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José Mari López e Ion M. Taus | San Sebastián
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