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Decenas de autocaravanasaparcadas este mes en la avenidade Tolosa, junto al campusuniversitario. LOBO ALTUNA Y A.M.
Las autocaravanas se refugian en el oeste de la ciudad

Las autocaravanas se refugian en el oeste de la ciudad

Movilidad. La prohibición de aparcar junto al mar da lugar a 70 multas. El Ayuntamiento solo tiene 3 meses para aprobar una norma definitiva que se pueda aplicar el verano que viene

Aingeru Munguía

San Sebastián

Domingo, 3 de septiembre 2023, 02:00

Este verano se ha vivido un nuevo capítulo del juego del gato y el ratón entre autocaravanas y la autoridad municipal. El Ayuntamiento realizó un cambio transitorio de reglas para que el turismo de coche y cama no monopolizara los aparcamientos de la primera línea del litoral y el resultado ha sido 70 multas en mes y medio y un desparrame de estos vehículos por otras zonas, sobre todo del oeste urbano (Ondarreta, Berio, campus universitario e Illunbe). La solución definitiva para acotar el fenómeno no será sencilla, puesto que la DGT impide discriminar a una tipología de vehículos. Donostia comenzó en mayo la tramitación de un cambio de ordenanza de circulación que tiene seis meses de plazo para aprobarse, algo complicado con las elecciones municipales y el cambio de corporación de por medio. De no aprobarse la nueva norma para noviembre, el verano del año que viene podría volver a repetirse el mismo escenario.

A mediados de junio llegaba la sorpresa: el gobierno municipal en funciones anunciaba que Sagüés, Zurriola, paseo de Salamanca, Paseo Nuevo y avenida de Satrústegui y paseo Eduardo Chillida estarían vedados por la noche para el aparcamiento de los no residentes. El disparo iba dirigido a las autocaravanas, pero afectaría a todos los vehículos que no tuvieran viñeta de residente. Colocadas las señales, se empezó a aplicar la nueva norma a mediados de julio de forma progresiva: de este a oeste, empezando por Sagüés. El control comenzaba a las 21 horas y la norma se aplicaba hasta las 09.00 horas, motivo por el cual la vigilancia recayó en la Guardia Municipal. El objetivo era más disuasor que sancionador. Los agentes pedían a los ocupantes de un vehículo infractor que abandonaran la zona. Si no había personas en el interior, tramitaban la sanción. Según ha informado el Departamento de Movilidad han sido 70 multas las que se han puesto este verano, 68 de ellas en Sagüés.

El turismo de autocaravana ha optado por desplazarse a otros lugares de la ciudad, ante el cartel de «completo» que cuelga permanentemente en el único estacionamiento oficial para este tipo de vehículos: el de Berio, con 44 plazas.

Las autocaravanas han saturado zonas donde ya generaban problemas en anteriores veranos: Ondarreta, la calle Andrestegi (biblioteca de la UPV), paseo de Berio, calle Manuel Lardizabal (facultad de Derecho e Informática) y avenida de Tolosa (facultades de Filosofía y Psicología). Pese a que la prohibición de la primera línea del litoral ha seguido la línea de lo aplicado hace años en la calle Andrestegi, esta calle sigue atrayendo a autocaravanas que pernoctan en la zona y que amanecen con la multa correspondiente.

Condiciones ideales

El campus reúne unas condiciones ideales para el estacionamiento de este tipo de turistas: poco movimiento al estar cerradas las facultades, proximidad al litoral, zona llana, bidegorris, buena conexión de transporte público, OTA relativamente barata (sin regulación el fin de semana y tarifa verde) y posibilidad de estacionar 6 horas sin tener que mover el vehículo. Todo ello para disgusto de los vecinos de estas zonas que padecen los efectos colaterales: actitudes de acampada (sacar sillas y mesas para comer, tender la ropa, desplegar extensiones de los vehículos, orinar y defecar en la vía pública, asearse en las fuentes...) y estacionamiento fuera de las señales con invasión de aceras y carriles.

Las autocaravanas también han ocupado Pagola (paseo Bascongada, Aiete) y la zona exterior de Illunbe, un parking en precario, no asfaltado y sin regulación, que este verano ha tenido un gran éxito entre los turistas.

La normativa de prohibir aparcar junto al mar por la noche ha sido una solución de urgencia para este verano. De cara al próximo año el Ayuntamiento quiere disponer de una norma definitiva que acote el fenómeno de las autocaravanas. No será fácil. La decisión que ha permitido empezar a tramitar un cambio en la ordenanza de circulación fue una proposición normativa que, a impulso del PP, se aprobó a finales de febrero por unanimidad en el Pleno. Se abrió un proceso de exposición al público que suscitó 190 alegaciones ciudadanas. Como impulsores de la iniciativa los populares efectuaron una respuesta colectiva a estas alegaciones en mayo y desde ese momento comenzó una cuenta atrás de 6 meses que tiene el Ayuntamiento para aprobar el cambio normativo buscado. El Departamento de Movilidad y el PP se disponen a colaborar para impulsar este proceso juntos con el objetivo de cumplir el plazo. De no aprobarse en noviembre se corre el riesgo de que la nueva norma no llegue a entrar el vigor el próximo verano.

Si el asunto del plazo es un problema, no es menor el propio cambio normativo. ¿Cómo regular el fenómeno de las autocaravanas con una normativa que no discrimine a estos vehículos, como exige la Dirección General de Tráfico? ¿Cómo resolver el problema de los donostiarras que tienen autocaravanas y ni las pueden meter en garajes porque no caben ni las pueden aparcar en la calle porque el Ayuntamiento no les da la viñeta de residentes? ¿Sería suficiente con permitir que las autocaravanas aparquen correctamente en cualquier sitio y vigilar que no se produzcan conductas de acampada? La tramitación administrativa es lenta, pero el reloj de arena no se detiene.

La DGT pone límites al ánimo discriminador de los ayuntamientos

Las ordenanzas locales no pueden poner trabas a un solo tipo de vehículos, lo que obligará a hilar fino en la nueva normaa. m.san sebastián. La Dirección General de Tráfico (DGT) promulgó el pasado 11 de julio una instrucción sobre el estacionamiento de autocaravanas (PROT 2023/14) de obligado cumplimiento para todos los ayuntamientos. El máximo organismo en materia de tráfico impide discriminar en la normativa a estos vehículos a la hora de aparcar porque sus usuarios los utilicen para pernoctar o porque algunos ocupantes tengan conductas reprochables. Lo que sí se puede es limitar el estacionamiento de forma «motivada y fundamentada en razones objetivas, como pueden ser las dimensiones exteriores de un vehículo o su masa máxima autorizada», pero «no por razones subjetivas como pueden ser los posibles comportamientos incívicos de algunos usuarios». Según la instrucción, las autocaravanas «pueden efectuar las maniobras de parada y estacionamiento en las mismas condiciones y con las mismas limitaciones que cualquier otro vehículo». Esto exige que «no obstaculice la circulación ni constituya un riesgo para el resto de usuarios de la vía». Para considerar correctamente aparcada una autocaravana, el vehículo no puede exceder las señales del estacionamiento, ni invadir el carril de circulación, «solo debe estar en contacto con el suelo a través de las ruedas», el vehículo no puede ocupar «más superficie que la que ocupa cerrado (es decir no puede desplegar elementos proyectables)» y no puede emitir ningún tipo de ruido ni fluidos al exterior». Si una autocaravana utiliza patas estabilizadoras en el aparcamiento, abre extensiones, saca mesas y sillas o vierte fluidos o emite ruidos, incurre en acampada «una actividad cuya regulación no corresponde a la normativa de tráfico», dice la DGT. En Donostia estas conductas se castigan con la ordenanza de civismo. Movilidad analiza esta instrucción, la jurisprudencia y ordenanzas que han superado los recursos judiciales, como la de Vélez Málaga, para guiar los cambios a incorporar a la ordenanza de circulación. «No sólo debemos decidir cómo restringir el aparcamiento de las autocaravanas sino también en qué zonas aplicamos la nueva norma».

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