
Ciudadanos | August Dirks
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Ciudadanos | August Dirks
«La aventura es navegar por los países sin nada y ser recibido con agrado»Llegó en 2012 atraído por la designación de Donostia como Capital Europea de la Cultura 2016. Muchos aún recordarán las funciones teatrales organizadas en la ... cubierta del 'Azart' o cómo el buque, conocido popularmente como el Barco de los Locos, irrumpió en la bahía para seguir las regatas de La Concha. Aquejado de una grave enfermedad, su capitán, August Dirks, vive en la actualidad en Países Bajos. Sigue siendo el alma de un proyecto que se traduce en un libro y un documental.
– ¿Por qué eligió hacer aquella escala en el viaje del 'Azart'?
– Haciendo honor al nombre del barco, por Azar(t), como casi siempre. Habíamos pasado tres inviernos cerca de Marsella y buscábamos otro destino. Un marinero francés me contó que había sido recibido hospitalariamente por Albaola, mientras que otro le habló de nosotros a Igor Otxoa, director cultural de Donostia 2016. Nos parecía el destino perfecto para desempeñar un papel serio, como una suerte de embajador flotante, con temática y artistas vascos.
– ¿Qué recuerdos guarda del tiempo que pasó aquí?
– Muchísimos. Todos me dejan una alegre sonrisa: los vecinos, amigos, el público y los artistas que vinieron, tal vez de muy lejos, para actuar. Nuestra reputación se extendió inexorablemente por pueblos y valles vascos.
– Su presencia llamó mucho la atención...
– Es lo más normal cuando, de la nada, un colorido barco de casi cien años llega con una tripulación aún más variopinta. Supone un acontecimiento que aparezca una nueva casa de la que emerge un grupo de locos autoproclamados que invitan a la ciudadanía a subir a bordo para sus espectáculos de teatro y música.
– Amarraron en el puerto de Pasaia y pronto pasaron a ser unos vecinos más.
– Sucedió de forma espontánea. El primer día ya habíamos descubierto los carteles de la fabrica Proisa y al incansable Igor Carballo. Poco después, volvió del Bodegón uno de nuestros locos marineros con una garrafa grande de vino gratis. Pensé que finalmente había encontrado la fuente sagrada del vino. La gente era muy hospitalaria. Enseguida nos sentimos como en casa.
– ¿Qué acogida tuvieron sus actuaciones?
– Tuvieron siempre una cálida acogida. Junto con mi compañera Bea Insa, organizamos nuestros clásicos espectáculos mayores sobre el barco y en el muelle. Primero, 'Elogio de la locura', con nuestra tripulación francesa, y luego, 'El extravagante Mr. Jourdain', con vascos, aunque sin perder nuestra internacionalidad. Unas Navidades organizamos una obra familiar, 'La farsa infantil de la cabeza del dragón', de Valle-Inclán. La bodega se llenó de niños, familias... Representamos cabarets, hicimos visitas guiadas teatrales, invitamos a actuar a compañías tanto de Euskadi como del resto del país... Agotamos localidades muchas veces.
– ¿Por qué zarparon un año antes del esperado 2016?
– No pasó mucho tiempo antes de que hubiera cambios en la comisión de Donostia 2016 y el Barco de los Locos quedó descartado. Sin embargo, nos gustaba seguir allí. Al cabo de un año, la Autoridad Portuaria pidió las tasas del puerto. No era mucho. Otro año después, el puerto entró en pánico cuando los bomberos tuvieron que vaciar el barco porque el motor estaba bajo el agua. Convocado por el presidente del puerto, llevé dos grandes facsímiles del libro medieval 'Nave de los necios'. Se olvidó de las tasas atrasadas, pero me rogó que nos fuéramos lo antes posible. Prometí hacerlo en primavera, aunque capitanía marítima nos impuso la prohibición de navegar. Tuvimos que recurrir a un truco para escapar.
– Y se fueron...
– Estábamos felices de volver a navegar y porque acechaban nuevas aventuras... La aventura es navegar por los países sin nada y ser recibido casi siempre con agrado porque la gente necesita la locura. También hubo grandes peligros que logramos evitar.
– ¿Dónde está ahora el barco?
– Varado en la playa de San Mateo (Ecuador), una pobre comunidad pesquera cerca de la ciudad de Manta. Ahora que se acabó el pescado y el puerto se llenó de arena, el alcalde vio la llegada del barco como una brillante oportunidad para usarlo como motor de cambio para hacer del pueblo un destino turístico, con un elegante malecón y con el 'Azart' como centro cultural. La nueva tripulación es el enérgico grupo de teatro Humor y Vida, que imparte talleres para niños, adultos y refugiados venezolanos. También hay actuaciones. El Ministerio de Cultura otorgó una subvención de 15.000 dólares para convertirlo en un pequeño museo. El motor sigue funcionando perfectamente, así que el barco volverá a navegar en cuanto el nivel del mar suba cinco o seis metros.
– Nos quedarán el libro y el film.
– El libro, actualmente en versión inglesa y holandesa, suscita comentarios muy positivos. La traducción al español, destinada al nuevo museo, está casi lista. El documental recibe aplausos entusiastas. Sus directoras inspiran a los espectadores, que era la intención de todo el proyecto.
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